Está semana muchos abogados europeos han desayunado con champán. El Parlamento Europeo ha aprobado el proyecto final de un Tribunal para la Patente Unificada, un acuerdo para convalidar las patentes de todos los estados miembros y centralizar su administración y legislación. El acuerdo estipula que cada vez que la Oficina Europea de Patentes registre una nueva patente, esta será válida automáticamente en 25 países, todos los de la Unión Europea con la excepción temporal de España e Italia.
Hasta ahora, el Convenio sobre la Patente Europea aceptaba que una patente concedida por la Oficina de Patentes era válida en los 32 países del convenio, pero con la obligación de presentar una solicitud en cada uno de los países designados en el plazo de 3 ó 6 meses. La unificación tendrá un gran impacto en el futuro de la innovación en Europa, pero será principalmente negativo.
Tres grandes razones para rechazar la unificación de la patente europea
Para empezar, abaratar los costes de registro de patentes disparará el número de patentes. La Comisión Europea ha argumentado que el precio podría bajar de 35.000 euros a una tarifa única de 4.725 euros, un precio similar al de Estados Unidos. Debería ser una buena noticia en estos tiempos de austeridad, pero la experiencia indica que un aumento en el número de patentes sólo contribuye a coagular el desarrollo, paralizando proyectos de manera indefinida y garantizando monopolios.
Además, patrocina el crecimiento de los llamados “Trolls de Patentes”, empresas cuyo negocio es patentar posibles inventos que nunca desarrollan o comprar las patentes de compañías en quiebra, con la esperanza de que alguien los desarrolle y así cobrar royalties por innovaciones ajenas, estableciendo un peaje mafioso sobre la industria y ejerciendo un control sobre el mercado que a menudo se convierte en censura y extorsión. En Estados Unidos, el 61% de los litigios sobre patentes son producidos por Trolls.
Peor aún, abre la puerta de atrás a la patente más polémica de la historia del Parlamento Europeo: la patente de software. Hasta hoy, y pese a la infatigable presión política y económica de la industria, el Artículo 52 de la Convención de la Patente Europea las ha excluido de manera específica, considerando que los procedimientos matemáticos, intelectuales o comerciales, los programas de ordenador y las presentaciones de información “no se consideran invenciones en el sentido de la Ley”. Esto no impide la explotación comercial del desarrollo de software porque está adecuadamente protegido por el copyright, pero sí impide que un mercado se blinde a nuevos jugadores como pasa con el mercado de smartphones, un campo de minas con más de 250.000 patentes.
Lamentablemente, el nuevo orden puede cambiar todo eso. La Oficina Europea de Patentes, que ya ha mostrado su voluntad registrando miles de patentes de software que se saltan la regulación comunitaria, tenía las manos atadas por la jurisdicción de cada Estado miembro, pero ya no. Este es el punto más alarmante de la propuesta aprobada; en caso de litigio, la decisión quedará en manos de un sólo organismo. En el mejor de los casos será el Tribunal de Justicia Europeo y con él se ahorrará dinero a los grupos de presión empresarial (sobornar un tribunal es más barato que sobornar veinticinco). En el peor, será un jurado independiente regido por especialistas, que no estará obligado a considerar los precedentes del Parlamento Europeo en cuanto a sentencias anteriores sobre la patentabilidad del software o de los genes naturales.
Como ha señalado el diputado del Partido Pirada sueco Christian Engstrom, la propuesta “cede el control de la innovación europea a los abogados de patentes con intereses particulares, en lugar de legisladores elegidos democráticamente”.
Lamentablemente, la regulación de patentes alemana es la candidata más probable a servir como modelo para la nueva regulación unificada y Alemania simpatiza fuertemente con las patentes de software, hasta el punto de encabezar más de un complot para introducirlas en la legislación de manera menos que honorable.
España queda fuera, de momento
No es la primera vez que Europa planea centralizar el sistema de patentes que tanto inquieta a la población. El Tribunal para la Patente Unificada es primo hermano de una propuesta anterior, el Acuerdo Europeo sobre Litigios de Patentes (EPLA) que fue rechazado precisamente por sacar las patentes comunitarias fuera del alcance de la jurisdicción pública.
Es importante puntualizar que España se ha quedado fuera del acuerdo, pero no para proteger nuestro mercado de estas graves amenazas sino como protesta a un asunto lingüístico: las patentes europeas sólo estarán disponibles en inglés, francés y alemán. No es demasiado pesimista esperar que llegaremos a un acuerdo antes de que se ponga en marcha la nueva legislación central en 2014.