Impunes
Nos dicen que “la justicia es igual para todos”, pero Mario Conde estaba en la calle porque salió de la cárcel cumpliendo apenas la mitad de su condena y sin devolver el dinero. También afirman que “quien la hace la paga”, pero Conde estaba manejando una fortuna desde Suiza, porque jamás devolvió lo robado. Y eso que, cuando el juez lo puso en libertad, valoró que había entregado un millón y medio de euros, de los 15 millones que le obligaban a poner.
Hablamos de migajas, porque los españolitos tuvimos que pagar el agujero bancario en Banesto, estimado en unos 4.000 millones de euros. Imaginen lo que suponía devolver algo para Mario Conde, pero ni por esas. Por cierto, Emilio Botín se quedó con el banco por menos de la mitad del boquete que tenía y al frente puso a Alfredo Sáenz. Ya sabemos que, curiosamente, y en otro orden de cosas, Sáenz gozó de un indulto y Botín de una doctrina, también para librarse de la prisión. Ellos son así. De otra pasta...
Qué día el de los Santos Inocentes de la intervención de Banesto. Cuando los españoles ya rescatábamos bancos, el país sufría otra crisis económica, que acercó la tasa de paro al 25%. Hoy, seguimos teniendo altos niveles de desempleo, gran desigualdad y aún nos deben el dinero que pusimos entonces y que hemos puesto ahora para que se enriquezcan y se vayan de rositas unos cuantos.
Eso sí, el Mario Conde de turno ha seguido viviendo a todo trapo: chalés, fincas, cochazos, viajes… ¡Hasta impartía doctrina sobre paraísos fiscales y predicaba no robarás en las tertulias de 'El Gato al Agua'! Al mismo tiempo, cuentan algunos de sus trabajadores que no les pagaba, pero parece que tenía una empresa de cosméticos dedicada a maquillar el blanqueo de capitales. Parece de coña. La ingeniería financiera puede hacer de Conde un maquillador y del director de una sociedad en Bahamas, ministro de Industria.
Y eso que, la sentencia que condenó al exbanquero obligaba al decomiso de sus bienes, pero, por estos fallos de la justicia, siguió disfrutando de su patrimonio. Casualmente, solo cuando Conde decidió presentarse a las elecciones gallegas, la Audiencia Nacional ordenó el embargo de cinco de sus fincas. Fue un pequeño aviso, porque le dejaron que nos siguiera toreando.
En estas andábamos, cuando arranca la semana con gran despliegue de medios, bombo y platillo, para poner en la picota a Súper Mario. ¿Podía haber sido Rato, Blesa o uno de tantos? Ha sido él. Por eso conviene que, cuando ahora veamos a Mario Conde otra vez en los telediarios, recordemos todas las pantallas que el exbanquero ha ido pasando. ¿Por qué? Porque le han dejado.