El fin de la marca Rubiales

11 de septiembre de 2023 23:01 h

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Luis Rubiales ha puesto fin a su presidencia de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) fiel a su estilo de escoger siempre la peor opción posible ante cualquier dilema. Ejemplo vivo de que no siempre existe elegancia en la caída, decidió anunciar que iba a dimitir en el programa del británico Piers Morgan. Morgan es una suerte de Tucker Carlson inglés dedicado al famoseo, misógino, polemista y cuñado confeso y orgulloso de serlo. En perfecta sincronización y para no romper la exclusiva, minutos después de que Morgan anunciara el anuncio de dimisión, Rubiales difundió un comunicado confirmándolo. Lo hizo a través de un PDF subido a Google Drive y publicado en sus redes sociales. Si el ya expresidente de la federación no hubiera dado suficientes muestras de cutrez en el último mes, hubiera jurado que todo aquello procedía de una cuenta falsa y que alguien estaba troleando al país al completo.

Pero no. Morgan, que llamó a Daniel Craig “Bond castrado” por portar a su bebé en un fular y acusó a Madonna de “intentar ser una gatita sexual con 60 años”, era el anfitrión perfecto para explicar las tres últimas semanas en la vida de Rubiales, su mandato en la RFEF, el machismo del deporte y la desigualdad del fútbol femenino español.

Los medios de comunicación de Reino Unido están volcados en la cobertura de este esperpento que, para los extranjeros más prejuiciosos y amantes de los tópicos, muestra todos los defectos de una sociedad española atrasada y machista. En ese contexto, Rubiales ha ido a Londres a morir matando la marca España. La semana pasada José María Cubillo, director del Instituto MESIAS, un 'think tank' de inteligencia de marca país, aseguraba en la Cadena Ser que “el caso Rubiales ha dañado la marca España de forma significativa generando la mayor crisis de imagen y reputacional a nivel internacional del deporte español”.

Por ver el lado positivo del asunto, el rol de los ciudadanos españoles ha estado a la altura de un país pionero en el avance de derechos e igualdad. A pesar de la falta de eficacia de los poderes públicos, del CSD y los poderes fácticos de los que ahora se queja Rubiales, el feminismo y la sociedad han ganado esta batalla. La España del futuro es de las Jennis y no de los Rubiales.

El pensador colombiano Nicolás Gómez Dávila dijo que que “basta observar al que nos insulta para sabernos vengados”, y este ha sido el pensamiento del feminismo y de gran parte del país durante las tres semanas transcurridas desde que el expresidente propinara un beso no consentido a Jenni Hermoso. Este hecho, y todo lo que ha sucedido después, ha levantado la alfombra bajo la cual se disimulan la desigualdad y los sesgos de género en el deporte.

La participación femenina ha estado minusvalorada, y las deportistas discriminadas, mucho peor pagadas, atendidas y valoradas que sus colegas masculinos. Una situación que se agravaba en el ámbito de la gestión deportiva, donde no hay presencia de la mujer en los órganos de gobierno de las federaciones y clubes deportivos. Según el último informe de la Asociación del Deporte Español (ADESP), solo un 3% de las mujeres ocupan el cargo de presidentas federativas y un 35% forma parte de las juntas directivas. Todo ello en un sector que presume de encarnar los mejores valores de la sociedad española.

En la antigua red social conocida como Twitter se satiriza con las similitudes entre el Ken machirulo que decide organizar el patriarcado en el Mojo Dojo Casa House y el Rubiales de la masculinidad tóxica que, finalmente, se ve obligado a abandonar su cargo en la RFEF. Es, al fin, el triunfo de lo mejor de la marca España frente a la marca Rubiales. Pero ¿estarán los muchos Rubiales que quedan en el fútbol y la sociedad dispuestos a dejarnos seguir abriendo las ventanas?