Queremos leer las memorias de Moral Santín
Después del dineral que José Antonio Moral Santín cobró durante años en Caja Madrid y Bankia, tanto en blanco como en 'black', yo vería con buenos ojos que aun cobrase un último pellizco: un anticipo editorial por sus memorias. Y que las escribiera, claro.
En España cualquier Bono escribe y publica sus plomizas memorias, pagadas a precio de oro, ¿y vamos a perdernos la apasionante vida de Moral Santín? Si no encuentra editorial que se lo financie, yo mismo abro un crowdfunding, que seguro que no faltan lectores con ganas de saberlo todo sobre el personaje. Pero todo, todo.
Imaginen un relato en primera persona, donde el exrepresentante de IU en la caja madrileña nos contase su fascinante biografía. Empezando por su juventud, uno de los mejores ejemplos de esa evolución que tantos vivieron con la democracia, desde el marxismo-leninismo hasta los consejos de administración. Las memorias de Moral empezarían con el obligado relato de universitario antifranquista, para seguir con su militancia en el comunismo más ortodoxo, el prosoviético, durante los años de la Transición (llegó a ser dirigente del PCPE nada menos).
Su autobiografía continuaría con su actividad política en la recién creada Izquierda Unida, rama madrileña. Fue parlamentario regional, y de ahí pasó a presidir Telemadrid. Pero lo sustancial de esos años está en su intimidad con los dirigentes regionales de IU; los mismos que hoy están hundiendo los últimos restos de la organización, y que tantas explicaciones deben a sus militantes. Moral Santín podría contar tantas cosas sobre aquellos años mágicos, ¿verdad, Ángel Pérez y compañía?
Si Moral escribe todo lo que sabe, calculo que ya habríamos superado el millar de páginas, y aún queda lo mejor, la parte más sustanciosa: Caja Madrid.
Moral Santín debe de ser una de las personas que más sabe sobre el saqueo de la caja madrileña. Estuvo en todos los ajos, como miembro del consejo, como vicepresidente de la caja, como representante en numerosos organismos vinculados a la entidad. Por todos cobró, y en todos dejó huella.
Nos encantaría conocer las interioridades de aquella caja de ahorros que el poder político y económico madrileño convirtió en la bombona que más gas metía en la burbuja, a base de financiar grandes proyectos públicos y privados, repartir dinero a manos llenas, a menudo para comprar lealtades, y contribuir con todo su músculo bancario al enloquecido modelo de desarrollo madrileño. Y nadie como Moral Santín para contarnos, con todo detalle, las mil reuniones y comidas en que se repartía el pastel. Caja Madrid es la caja negra de la larguísima década prodigiosa que vivió la Comunidad de Madrid desde mediados de los noventa hasta el comienzo de la crisis, bajo la presidencia de Blesa. Y una copia de esa caja negra debe de estar en el cerebro de Moral Santín.
Hoy nos escandalizan las tarjetas 'black', pero esa es la parte menos interesante de su biografía. La imagen de Moral Santín yendo todas las semanas al cajero como si fuese un jubilado con la cartilla, sacando cada vez 300 o 600 euros, tiene poco que contar. Es la rutina del saqueo, sin más.
Si le falla la memoria a la hora de escribir, que no se preocupe, que podrá ayudarse con un detallado sumario judicial y varios miles de correos electrónicos. Y si lo que le falta es tiempo y tranquilidad para escribir, que tenga paciencia: al paso que van las investigaciones, quizás acabe pasando una temporada en Soto del Real, lugar privilegiado para concentrarse y escribir sin prisa.
Venga, anímese, don José Antonio, que lectores no le faltarán.