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Sin novedad en el bloqueo

Antón Losada

Los gallegos votaron como gallegos y los vascos como vascos, sin apenas tener en cuenta la situación de bloqueo de la política estatal y siguiendo las reglas y las dinámicas propias que construyen los sistemas políticos gallego y vasco desde hace décadas, aunque en Madrid no acaben de enterarse del todo. En la lógica de ambos sistemas políticos Ciudadanos es un alien y el bipartidismo nunca ha sido el enemigo a batir porque nunca ha dominado. La política en Galicia siempre ha sido un juego a tres: conservadores, progresistas y nacionalistas y en Euskadi siempre han jugado una partida a cuatro.

En Galicia se mantiene la mayoría conservadora porque el PP de Galicia no tiene los problemas de corrupción que asolan al partido en el resto de Estado. Además, Feijóo ha sabido convencer a la mayoría de los gallegos que haber sido los primeros en aplicar la austeridad ha dejado al país en mejor situación que España. En la izquierda y el nacionalismo progresa y mejora sus posiciones En Marea, el nuevo jugador que ya irrumpió en 2012 con AGE y Beiras, mientras siguen en lenta caída los socialistas y los nacionalistas del BNG.

En Euskadi se mantiene la mayoría nacionalista dividida entre el PNV y un Bildu que recupera impulso tras el desgaste que les había producido llegar al gobierno en diputaciones y capitales. La irrupción de Podemos ha alterado sustancialmente el espacio no nacionalista y ha colocado en serias dificultades tanto al PP como al PSOE, convertidos en fuerzas de apoyo para la mayoría realmente llamada a gobernar.

Para que los resultados vascos o gallegos pudieran haber ayudado a desbloquear la situación estatal los socialistas tendrían que haberse hundido estrepitosamente, ser sorpasados en Galicia y resultar prescindibles para el gobierno de Euskadi. Nada de eso ha sucedido, pero casi. Los resultados tienen la rara virtud de que pueden servir casi a todo el mundo. Rajoy puede tirárselos a la cabeza a Sánchez y el secretario general socialista puede utilizarlos como escudo ante las críticas de Susana Díaz.

Estamos donde estábamos pero con menos tiempo y menos opciones. Los resultados de Galicia y Euskadi no contribuyen a allanar el camino de un gobierno alternativo al PP y Rajoy puede seguir esperando a que pasen los días y sus rivales se sigan desgastando. Las terceras elecciones están servidas y solo hay una manera de evitarlas: que inviten los socialistas.

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