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OPINIÓN | 'En el límite', por Antón Losada

A ti que pasas del medio ambiente

Probablemente nunca leerás este artículo. A ti el rollo éste del medio ambiente nunca te ha ido. Tú estás por las cosas importantes y eso de la naturaleza no lo es. No digamos ya la farsa del cambio climático. Acabásemos. Tú eres de los que creen que lo del calentamiento global, de ser cierto, tiene una solución tecnológica y que no vale la pena preocuparse porque tarde o temprano la hallarán. Además, en el peor de los casos a ti no te va a pillar así que, ya se encargarán las siguientes generaciones de darle arreglo.

Sabes una cosa, en el fondo te envidio. Debe de ser muy relajado vivir ajeno a los problemas ambientales que suceden fuera de tu concha.

Ha de ser estupendo que no te preocupen cuestiones tan banales como la calidad del aire que respiras, el acceso seguro al agua potable o el origen de la energía que consumes. Que no te concierna el nivel de riesgo de incendio forestal en verano o la suerte que corren el resto de los seres vivos con los que compartimos hogar. Aunque, calla un momento: a ver si va a ser eso. A ver si va a ser que para ti el concepto hogar acaba en cuanto sales del tuyo.

Seguramente eres de los que se han montado coartadas perfectas para no reciclar porque te has convencido a ti mismo de que luego lo echan todo al mismo camión. De los que dejas el grifo abierto el tiempo que te da la gana porque el agua es tuya y para eso la pagas. De los que van en manga corta por casa en invierno y te resfrías en verano porque el clima lo controlas desde el termostato de tu concha y el que haga fuera ya puede ir cambiando.

Probablemente pienses que el gobierno ha hecho bien en acabar con las energías renovables porque estás convencido de que las placas solares y los molinos de viento eran un negocio de cuatro listillos a los que por fin han pillado.

Creerás, porque amas a tu automóvil casi tanto como a ti mismo, que eso del coche eléctrico es un cuento chino, que ir al trabajo en bici es de hippies y que los que utilizamos el transporte público somos unos frustrados. Y no digamos ya los que vamos a comprar con la bolsa puesta y elegimos productos ecológicos y de proximidad aunque resulten un poco más caros. Para ti eso es de sectarios.   

Imagino tu gesto de desaire cuando ves a un grupo de voluntarios de todas las edades recogiendo las basuras que otros han dejado esparcidas por la arena de la playa. Cuando los ves acarrear con las bolsas y echar cada cosa a los contenedores de reciclaje del paseo marítimo, ésos que jamás has usado. O cuando oyes que hay quienes dedican sus fines de semana a acudir a la perrera municipal para sacar a pasear a los pobres animales que han sido abandonados y que esperan allí turno para ser adoptados por alguien muy diferente a ti. Porque tú eres mi diferente al resto

Por eso dudas que sea cierto que los voluntarios forestales de las ADF dediquen buena parte de sus vacaciones a subir al monte para vigilar que nadie nos lo queme, y que además lo hagan sin otra recompensa que la de su inmenso amor a la naturaleza.

Ese antropocentrismo a ultranza (ese juancentrismo o mariacentrismo) es la mayor amenaza para el medio ambiente. Porque la culpa del deterioro ambiental del planeta no es solo de los que contaminan o arrasan. Algún día deberemos empezar a valorar el impacto de no hacer nada y pasar de todo. Porque vivir no es gratis total. Si cada uno de los seres vivos que habitamos este maravilloso e insólito planeta lo hiciera como lo haces tú sería un inmenso desierto repleto de cáscaras vacías.

Por eso, en el supuesto caso de haberlo empezado, nunca acabarás de leer este artículo. Porque para ti los que nos dedicamos a defender el medio ambiente somos unos cansinos y unos frikis. Pero te voy a dejar aquí un mensaje para acabar: seguiremos defendiéndolo. Y lo haremos con el único afán que nos ha movido siempre: el de que todos, incluido tú, podamos disfrutar de este apasionante planeta sin comprometer el derecho de nuestros nietos, y los tuyos, a disfrutarlo también.

PD: si te has sentido señalado por este artículo y te has ofendido no te voy a pedir excusas. Lo que si te voy a rogar es que cambies de una vez y arrimes el hombro: te necesitamos más que nuca.