Pedro Sánchez, agente secreto
Con las maneras de un espía se ha manejado estos días Pedro Sánchez para reunirse con Albert Rivera, Mariano Rajoy y Pablo Iglesias en menos de 48 horas sin que nadie sepa exactamente dónde, a qué hora ni con qué pretensiones se han producido esos encuentros.
Al líder socialista le preguntaron este miércoles cuándo tenía previsto ver de nuevo al presidente del Gobierno. Sánchez esquivó la pregunta en un alarde de discreción. Finalizada la rueda de prensa, el líder del PSOE corrió a Moncloa en donde Rajoy le esperaba ya con la mesa servida.
Las agendas públicas de los políticos carecen de importancia estos días porque en ellas nada se dice de lo importante. No hay anuncios o convocatorias en tiempo real, aunque sobre la mesa esté en juego los vínculos entre el presidente de Gobierno y el jefe de la oposición o las relaciones entre dos formaciones (PSOE y Podemos) de quienes podría depender la gobernabilidad de Valencia, Castilla La Mancha, Aragón, Asturias o Andalucía.
Sobre su encuentro con Pablo Iglesias, Pedro Sánchez dice que no han quedado para hablar de pactos ya que esas conversaciones las lideran los candidatos autonómicos en sus territorios. El socialista afirma que quiere construir un espacio de confianza con el líder de Podemos. Mensaje entendido: los periodistas rompemos los espacios de confianza. Anotado queda.
“¿Si no van a hablar de pactos, para qué ha quedado usted con Iglesias o con Albert Rivera?”, le preguntamos a Sánchez este miércoles. “Para conocernos”, respondió lacónico el secretario general del PSOE. Mensaje entendido: los líderes de PSOE y Podemos quieren ser amigos, saber más el uno del otro.
Tiene lógica que los líderes políticos revindiquen su derecho a mantener encuentros discretos en el día a día, pero nada debe hacerse a espaldas de la opinión pública en momentos excepcionales. Tras los resultados del 24M y a poco de las generales, podemos convenir en que el interés informativo de la reunión entre Iglesias y Sánchez es innegable.
Al igual que Pedro Sánchez, está actuando Pablo Iglesias, que tantas veces dijo que no visitaría los reservados de los restaurantes para pactar gobiernos al estilo de la vieja política. Ambos se han citado en un céntrico hotel madrileño para hablar escondidos de las miradas. El hotel lo ha escogido el PSOE y a Iglesias le ha parecido bien.
Como en la mejor película de espías, los dos protagonistas saben que pueden darse la vuelta si al llegar al lugar de la reunión hay periodistas en la puerta. Nada está cerrado hasta el último momento. El primer objetivo es que no se sepa y el segundo, reunirse.
Esperaremos ansiosos las notas de prensa.