Las elecciones municipales en España han tenido siempre una gran trascendencia; de hecho, en 1931 provocaron la abdicación de Alfonso XIII y la proclamación de la Segunda República.
Las de este 26 de mayo no han supuesto semejante revolcón, aunque curiosamente al día siguiente otro Rey, Juan Carlos I anunció su retirada total de la vida pública.
Lo que sí es verdad es que las municipales del pasado domingo sí han acabado convirtiéndose en la segunda vuelta de las generales del 28 de abril y pueden llegar a tener más consecuencias políticas que aquellas.
De momento, la victoria todavía mas clara del PSOE y el batacazo de Podemos aleja parece que definitivamente el primer gobierno de coalición en nuestro país. Pablo Iglesias apenas tiene cartas para negociar Ministerios y se enfrenta a su peor pesadilla: tener que seguir apoyando a Sánchez, pero sin poder rentabilizar las políticas que acuerden.
El PSOE es consciente además desde el domingo de los riesgos de apoyarse únicamente en Podemos durante la legislatura cuando los de Pablo Iglesias pueden entrar en una crisis interna de imprevisibles consecuencias. Por ello, Sánchez multiplica los gestos hacia Ciudadanos para intentar suavizar el cordón sanitario que le habían puesto los naranjas.
Las municipales han dejado también a Albert Rivera sin sorpasso al PP al menos hasta dentro de 4 años; parece mucho tiempo para el inquieto dirigente de Ciudadanos que va a pretender ser el líder de la oposición en el Congreso sin que los números le den. Una vez más, la primera reacción de Ciudadanos ha sido la confusión sobre los pactos. Un día parece que se acerca al PSOE y al otro, exige ridículamente a los socialistas que renieguen de Sánchez que acaba de ganar todas las elecciones.
El 26 de mayo le ha salvado la cabeza a Pablo Casado; a las 8 de la tarde en Génova se afilaban los cuchillos que se tuvieron que guardar cuando sobre las 10 llegó el dato avanzado del escrutinio que anunciaba la caída de Carmena y la recuperación para el PP de la alcaldía de Madrid. Después llegaría también el dato de la Comunidad y Casado primero se sintió aliviado y luego en pleno ataque de euforia madrileña se sintió reivindicado y volvió a su discurso duro de cercanía a Vox para intentar atraerles a la casa madre. Al día siguiente, los barones, con Feijóo a la cabeza le bajaron los humos. Casado ha conseguido una prórroga, pero las tensiones internas en el PP no han terminado. En Vox, sensación agridulce: se deshincha algo el globo, pero tendrán dos altavoces en la capital.
Las elecciones nos anuncian además el próximo movimiento político a la izquierda del PSOE. Con Podemos en caída libre y Pablo Iglesias atrincherado, Iñigo Errejón se dispone a lanzar su plataforma madrileña a toda España. Mucha gente que se ha ido yendo de Podemos le está esperando y mareas y confluencias en Cataluña, Galicia, Comunidad Valenciana y Euskadi se pueden sentir más cómodas en este nuevo espacio. En los reinos del antiguo Podemos, el juego de tronos tendrá nuevas temporadas.
Parece que no, pero están pasando muchas cosas mientras que, en el Supremo está a punto de quedar visto para sentencia el juicio del procés, y en Cataluña, Puigdemont le volvió a ganar unas elecciones a Junqueras. Hay cosas que parece que no cambian.