¿Qué le pasa al Gobierno con los ciudadanos?¿Por qué les tiene tanto miedo? Claro que existen locos y descerebrados e incluso en algunas manifestaciones han aparecido un puñado de violentos que, por cierto, han aguado multitudinarias convocatorias como la Marcha por la Dignidad del 22 de marzo al facilitarle a la derecha la posibilidad de ocultar la presencia de cientos de miles de manifestantes y al darle munición para tratar de deslegitimar a quienes protestan contra las políticas antisociales del Gobierno. Pero nada de todo eso, ni los perturbados ni los insensatos ni unos centenares de radicales antisistema justifican unas medidas de seguridad como las aplicadas este jueves para la proclamación del rey Felipe VI.
Porque España es un país con la tasa de criminalidad más baja de Europa y porque, a pesar del discurso de una parte de la derecha político-médiatica, los incidentes en las marchas de protesta son mínimos, según la información que aportó el propio director general de la Policía, Ignacio Cosidó, el pasado 27 de febrero en el Senado, cuando admitió que de las 25.461 manifestaciones que se celebraron en España en 2013, la policía solo intervino en 23, y precisó que las concentraciones violentas representaron únicamente el 0,1% del total.
Claro que el mismo Cosidó aseguró hace tan solo una semana, con la abdicación del rey Juan Carlos sobre la mesa, que “el terrorismo anarquista se ha implantado” en España y “existen riesgos de atentados”. Puede que tenga información que no ha compartido con la ciudadanía a la que, sin embargo, envía mensajes tan alarmistas como ese. Tal vez por eso, por el alarmismo, la delegada del Gobierno en Madrid, Cristina Cifuentes, militante del PP como Cosidó e igualmente proclive a llenar las calles de policías, le desmintió o le reinterpretó. “Lo que dijo el director general -aclaró ella- no es que hubiera amenaza real de un atentado ni mucho menos, sino que cuando hay un acontecimiento de estas características (la proclamación del rey) se analizan todas las posibilidades en abstracto de todos los movimientos y tipos que puedan supone una amenaza”.
Suena más tranquilizador. Pero el dispositivo de seguridad de este 19 de junio, los 7.000 policías desplegados, el corte de las principales calles céntricas de Madrid desde las 8 de la mañana, el control exhaustivo de todo aquel que viva o trabaje en ese perímetro, el sinnúmero de controles en los que había que pasar con el carné y la credencial en la boca, la requisa de las banderas republicanas que portaban algunos ciudadanos... en fin, la desmesura de las medidas de seguridad aplicadas, parece responder más a la opinión de Cosidó que a la de Cifuentes. Y realmente tanto control policial, acababa por asustar. Pero a los ciudadanos. ¿Sabrá el Gobierno algo que no nos han contado?.
Parece, sin embargo, que todo responde más bien a la falta de confianza en su capacidad -la de los responsables políticos policiales- para garantizar la seguridad -la del rey y la de todos- sin llegar a tal nivel de exageración. Además, claro, del pánico que les producen las concentraciones ciudadanas, aunque en esta ocasión fueran para aclamar al nuevo rey. ¡Ah, no!, que a lo mejor lo que les asustaba que alguna bandera republicana le aguara la fiesta al monarca. Cómo si él no supiera de qué va esto.