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Ahora que por fin llueve
Fácil hubiera sido escribir estas líneas hace unas semanas cuando Doñana y la sequía ocupaban todos los medios. Hoy llevamos varios días con lluvias, torrenciales en algunos casos, y las temperaturas han bajado. Más todo el ruido que están dejado las elecciones, una vez más. Ruido que va a durar hasta después del verano. Todo esto ha alejado de nuestros pensamientos y de la primera línea la desazón y alarma del cambio climático, del calentamiento global.
Ahora es cuando toca entonces hablar de ello, sin la urgencia que nos suele empujar a tomar decisiones efectistas. Llenar los debates de blancos y negros, del medio ambiente o nosotros (la economía en realidad). Es el momento de tomar decisiones y arrancar acciones para proteger los recursos hídricos de este país. De reflexionar dónde actuar de manera urgente y dónde a medio y largo plazo.
Hace unas semanas, en el diario ABC, se publicaba una entrevista al economista Niño Becerra, ponía el foco en un aspecto: el desperdicio del agua. Pero no tanto por acciones como lavarse los dientes con el grifo abierto (dejé de hacerlo hace tiempo), que también. No, realmente ponía uno de los focos en las enormes pérdidas que tienen las redes de distribución, donde hasta el cuarenta por ciento del agua bombeada se pierde en fugas y averías que no se reparan por falta de inversión en unas instalaciones muy antiguas.
Gobiernos regionales y locales se van a formar en breve. Gobiernos que buscarán crear empleo, cerrar presupuestos, mover inversiones. Con a veces muy pocas ideas más allá de iniciativas urbanísticas con a saber que intereses. Pongan por favor el foco en reducir el desperdicio del agua, muy escasa en algunos sitios. Pongan en foto en intervenciones que permitan mejorar la filtración y recarga de nuestras aguas subterráneas… Que daño hace el terreno hormigonado, pavimentado, impermeable. Pongan en marcha planes de repoblación vegetal para que esas gotas que cada vez caen menos. Preparen ayudas para que ganaderos y agricultores puedan actualizar sus instalaciones y hacerlas más eficientes.
Fomenten y financien medidas en la industria y negocios locales para el ahorro. Ayuden a cambiar cultivos si es necesario. Busquen fuentes para regenerar aguas residuales, recargar acuíferos. Y, sobre todo, vigilen por mantener los recursos que tenemos.
Empiecen al menos por el plan de acción.
Piensen y actúen como si el agua se fuera a agotar. Verán como eso, también genera riqueza.
Muy cierto es que renovar las redes de abastecimiento de agua, no da votos. No se ve y no se puede cortar una cinta en una gran inauguración. Para eso es mejor los parques (sin árboles ni sombras), las rotondas con estatuas de artistas famosos o circuitos de fórmula uno urbanos, aeropuertos sin aviones o trenes de alta velocidad vacíos.
Piensen, verán que hay recursos para todo. Lo que no hay ya, es agua para todos. Y actúen contra quien está consumiendo agua de manera ilegal o la contamina hasta dejarla inservible. Igual que se les corta la luz a los que se conectan de manera fraudulenta a la red, pero teniendo en cuenta que esa agua que nos roban es en realidad de todos.
Fácil hubiera sido escribir estas líneas hace unas semanas cuando Doñana y la sequía ocupaban todos los medios. Hoy llevamos varios días con lluvias, torrenciales en algunos casos, y las temperaturas han bajado. Más todo el ruido que están dejado las elecciones, una vez más. Ruido que va a durar hasta después del verano. Todo esto ha alejado de nuestros pensamientos y de la primera línea la desazón y alarma del cambio climático, del calentamiento global.
Ahora es cuando toca entonces hablar de ello, sin la urgencia que nos suele empujar a tomar decisiones efectistas. Llenar los debates de blancos y negros, del medio ambiente o nosotros (la economía en realidad). Es el momento de tomar decisiones y arrancar acciones para proteger los recursos hídricos de este país. De reflexionar dónde actuar de manera urgente y dónde a medio y largo plazo.