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Carmen ... ¿Mola?

Inma Parra | socia de elDiario.es

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Que el último Premio Planeta haya sido concedido a Carmen Mola no me parece ni bien ni mal, pero que los padres de la criatura sean tres hombres, por muy buenos e ingeniosos escritores que sean, eso ya no me resulta tan indiferente.

Primero, desconcierto, luego, un ligero cabreo en nombre de mi género (femenino), o sea que hasta aquí la operación de marketing ha funcionado e ido como la seda (la cual, por cierto, puede ser muy escurridiza), causando gran revuelo mediático y consiguiendo que muchos de sus lectores del género masculino aplaudan esta ¿simpática? ocurrencia, y que, por otro lado, muchas de sus mujeres lectoras (entre las que me hallo) le retiren el saludo y abucheen con gran “forza de donna” su infantil y algo maquiavélica gamberrada.

Sin embargo, a pesar de todo, yo os doy muchas, muchas, muchas gracias (una para cada uno) por descubrir algo que siempre se ha sabido y siempre se ha intentado ocultar:

Que se necesitan como mínimo tres hombres para crear /inventar/escribir... (o lo que sea que los susodichos varones quieran) lo que una sola mujer puede hacer por sí sola y ese “mensaje subliminal ”, esa fórmula es con la que me quedo y la que ME MOLA

(3 men=1woman)

Dicho lo cual, felicidades, chicos, por ese merecido Premio Planeta, aunque, antes de terminar con mi “monserga” me gustaría daros una sugerencia para vuestro nuevo nombre artístico: LOS TRES MOSQUETEROS MOLANTES... Umm, aunque, ahora que lo pienso, esos al final eran cuatro, ¿no?... Ay, ay, ay, me da que aquí va a hacer falta uno/a más. ¿Tal vez esta vez una mujer?, eso sí, UNA MUJER DE VERDAD.. .

Que el último Premio Planeta haya sido concedido a Carmen Mola no me parece ni bien ni mal, pero que los padres de la criatura sean tres hombres, por muy buenos e ingeniosos escritores que sean, eso ya no me resulta tan indiferente.

Primero, desconcierto, luego, un ligero cabreo en nombre de mi género (femenino), o sea que hasta aquí la operación de marketing ha funcionado e ido como la seda (la cual, por cierto, puede ser muy escurridiza), causando gran revuelo mediático y consiguiendo que muchos de sus lectores del género masculino aplaudan esta ¿simpática? ocurrencia, y que, por otro lado, muchas de sus mujeres lectoras (entre las que me hallo) le retiren el saludo y abucheen con gran “forza de donna” su infantil y algo maquiavélica gamberrada.