En este blog publicamos los artículos y cartas más interesantes y relevantes que nos envíen nuestros socios. Si eres socio/a puedes enviar tu opinión desde aquí. Consulta nuestras normas y recomendaciones para participar.
Una historia de sanitarios, políticas y ranas
“Siempre digo que a los profesionales de la Atención Primaria de Madrid nos ha pasado a como a las ranas de la fábula”. Así empieza su relato Ana (nombre ficticio), médica de familia en un centro de salud en Madrid capital. “Hemos llegado donde estamos como las ranas que nadan confiadas en un caldero sin darse cuenta de que la temperatura del agua va subiendo poco a poco. Hasta que es demasiado tarde y ya no pueden saltar, porque mueren cocidas”.
Viernes 28 de octubre de 2022. Estamos sentados en una terraza del centro de Madrid un grupo de padres y madres del cole, tomando unas cañas. Una de ellas, Ana, está mal, muy mal: agobiada, indignada, triste, impotente, superada por la situación con la que vive a diario en su puesto de trabajo… Necesita desahogarse. Y es muy gráfica explicándonos por qué la apertura apresurada de los nuevos PAC, justo el día anterior, profundiza en el progresivo desmantelamiento de la sanidad pública madrileña. Y agrava, aún más, la situación que viven los profesionales de los Centros de Salud desde hace años.
“Las ranas somos los sanitarios. Hemos llegado a este punto porque, además de meter calor al caldero poco a poco, la Consejería de Sanidad ha sido muy inteligente aplicando entre nosotros la estrategia del divide y vencerás, y aprovechándose de nuestra vocación. Pero lo peor de todo es que lo vais a pagar los pacientes, porque con el nuevo plan de urgencias extrahospitalarias se cargan definitivamente la Atención Primaria en la Comunidad de Madrid”.
En la mesa alguien pregunta cómo es posible que piensen reabrir el mismo número de centros de urgencias que había antes de pandemia con la mitad de personal.
A Ana se le hace un nudo en la garganta y se le saltan las lágrimas. Nos habla de compañeros de los antiguos SAR a quienes han cambiado todas sus condiciones laborales en las últimas 24 horas.“ Si yo fuera capaz de transmitir todo lo que estamos viviendo…”
Ana está harta de la polarización y de que politicen su trabajo. Le duele escuchar a Ayuso decir con desprecio en la Asamblea que los ambulatorios son puntos electorales de la oposición de izquierdas. Ana solo pretende comunicar en primera persona qué está pasando con los profesionales de la sanidad pública madrileña. Por qué sienten maltratados y se marchan al sector privado, a otras comunidades o al extranjero, aún con sus vidas hechas en Madrid. Busca hacer didáctica para que quienes compran el argumento de que los médicos madrileños no quieren trabajar, sepan y empaticen. Está tan sobrepasada que también se plantea renunciar a su plaza. Un plaza por la que ha luchado sin descanso con dos niños pequeños; por vocación, por amor a sus pacientes. Está extenuada, desde hace muchos meses su trabajo sólo le da quebraderos de cabeza.
A lo largo del fin de semana intercambio por whatsapp muchos mensajes con ella. Las redes están que arden. La apertura de las nuevas urgencias extrahospitalarias de Madrid ha sido el caos anunciado. Se ha viralizado la denuncia que hace en el nuevo PAC de Las Águilas una médica trasladada allí desde el antiguo SAR de La Cabrera donde ha atendido a sus vecinos durante 14 años. Es María Cuesta, compañera de carrera y residencia de Ana. Curiosamente, nos habló de ella en la terraza hace dos días. “Buena persona, con vocación, con residentes de medicina de familia a su cargo. Me ha ayudado en la pandemia, cuando los pacientes ingresaban en la Paz, para darme información y poder contar a sus familias.”
Se me parte el alma. ¿Cómo es posible que el gobierno de la Comunidad de Madrid, en una supuesta “reorganización de recursos económicos,” esté destrozando las condiciones laborales y de conciliación familiar de cientos de profesionales sanitarios? ¡Si son los mismos a los que agradecimos durante la pandemia su trabajo a cuerpo descubierto con los aplausos que les dábamos a las 8 de la tarde!
La próxima vez que vea a Ana, quiero contarle otra fabula popular: la del escorpión que necesita subirse encima de una rana para cruzar el río. Como él no sabe nadar, promete no picarla con su aguijón venenoso porque morirían los dos. La rana accede, pero en medio de la corriente incumple su palabra. Y mientras los dos se hunden en el fondo del río, el escorpión dice: “lo siento, es mi naturaleza”.
En esta fábula, los sanitarios vuelven a ser la rana y el escorpión… Me ahorro nombres y paso a la moraleja: la gestión sanitaria tiene todo que ver con los modelos políticos que votamos. Y la libertad es otro tema.
“Siempre digo que a los profesionales de la Atención Primaria de Madrid nos ha pasado a como a las ranas de la fábula”. Así empieza su relato Ana (nombre ficticio), médica de familia en un centro de salud en Madrid capital. “Hemos llegado donde estamos como las ranas que nadan confiadas en un caldero sin darse cuenta de que la temperatura del agua va subiendo poco a poco. Hasta que es demasiado tarde y ya no pueden saltar, porque mueren cocidas”.
Viernes 28 de octubre de 2022. Estamos sentados en una terraza del centro de Madrid un grupo de padres y madres del cole, tomando unas cañas. Una de ellas, Ana, está mal, muy mal: agobiada, indignada, triste, impotente, superada por la situación con la que vive a diario en su puesto de trabajo… Necesita desahogarse. Y es muy gráfica explicándonos por qué la apertura apresurada de los nuevos PAC, justo el día anterior, profundiza en el progresivo desmantelamiento de la sanidad pública madrileña. Y agrava, aún más, la situación que viven los profesionales de los Centros de Salud desde hace años.