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La política futura a cada lado

César Moya

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Hay un nuevo mundo en donde la política también cambia. Porque la derecha y la izquierda ya no son lo de antes, por mucho que algunos se empeñen. Ni la derecha se arrima a Hitler ni la izquierda a Stalin por expresar los dos extremos, pero dentro del sentido común también esas ideologías más centradas están sometidas al cambio universal necesario e inevitable a la que nos lleva el cambio de Era que vivimos.

La derecha vive un momento muy difícil, pese a ser la deriva en muchos países forzada por muchos votos, donde existen estos, que están cansados de la parsimonia de la democracia para arreglar los problemas de la gente y por la desunión de la izquierda. Pero la derecha se llama conservadora y yo no acierto a entender que es lo que hay que conservar en este momento donde hay que levantar alfombras en cualquier modo de vida para ajustarlo a ese proceso tecnológico brutal, al cambio climático o a la globalización que nos obliga a cambiar todo, absolutamente todo lo que se mueve, desde el empleo, la formación de la gente, con carreras técnicas que hoy necesitan conocimientos distintos, la adaptación de la IA con sentido común y, en fin, tantas materia que hoy, llamarse conservador, puede ser sensato pero mueve a la risa. Al menos para los que adivinamos un futuro incierto e inseguro. Pero la derecha en este país se mueve muy bien con el mundo de la comunicación a su lado para apoyar lo que haga falta y la judicatura derivada del franquismo. Pero ellos mismos llegara un momento que les abandonaran ante la pasividad de un mundo nuevo que exige moverse a velocidad de crucero.

La izquierda esta asomando la patita por una vez. Yolanda es capaz de liderar con formación, con datos y con sentido común. Su comunismo es el mismo que se aplica hoy en China, que invento el comunismo capitalista, una cosa que sirve para acogerse a lo que interesa en cada momento y que les dio el resultado de estar a la cabeza del mundo hoy. Y los de mas a la derecha les gusta llevar allí sus pedidos para recoger, hasta ahora, precios baratos de producción, que ya van desapareciendo. O sea, el mercado vivo tal cual. Y Yolanda es inteligente y sabe que con Podemos se esta fuera del momento que se vive en el mundo y quizá piense en acompañarse de Sanchez para muchas cosas. En resumen una izquierda inteligente que se aparte de ese semi fascismo que se impone en el mundo trumpista y que va a más.

Cual será el desarrollo futuro no lo sabemos, pero estaremos atentos a la pantalla. Y a aquellos que nos cuenten verdades con credibilidad.

Hay un nuevo mundo en donde la política también cambia. Porque la derecha y la izquierda ya no son lo de antes, por mucho que algunos se empeñen. Ni la derecha se arrima a Hitler ni la izquierda a Stalin por expresar los dos extremos, pero dentro del sentido común también esas ideologías más centradas están sometidas al cambio universal necesario e inevitable a la que nos lleva el cambio de Era que vivimos.

La derecha vive un momento muy difícil, pese a ser la deriva en muchos países forzada por muchos votos, donde existen estos, que están cansados de la parsimonia de la democracia para arreglar los problemas de la gente y por la desunión de la izquierda. Pero la derecha se llama conservadora y yo no acierto a entender que es lo que hay que conservar en este momento donde hay que levantar alfombras en cualquier modo de vida para ajustarlo a ese proceso tecnológico brutal, al cambio climático o a la globalización que nos obliga a cambiar todo, absolutamente todo lo que se mueve, desde el empleo, la formación de la gente, con carreras técnicas que hoy necesitan conocimientos distintos, la adaptación de la IA con sentido común y, en fin, tantas materia que hoy, llamarse conservador, puede ser sensato pero mueve a la risa. Al menos para los que adivinamos un futuro incierto e inseguro. Pero la derecha en este país se mueve muy bien con el mundo de la comunicación a su lado para apoyar lo que haga falta y la judicatura derivada del franquismo. Pero ellos mismos llegara un momento que les abandonaran ante la pasividad de un mundo nuevo que exige moverse a velocidad de crucero.