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¿Hasta qué punto se puede hablar de Democracia en el capitalismo?

David Saragüeta Pérez-ilzarbe

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En una Democracia el primer principio es la igualdad de oportunidades. Vamos a ver si esto se cumple. Los partidos, según la Constitución, concurren la formación y manifestación de la voluntad popular... Su creación y el ejercicio de su actividad son libres dentro del respeto a la Constitución y a ley. La actividad de los partidos sí podemos considerarla libre, aunque gozan de más libertad quienes defienden el sistema social y económico establecido, el Capitalismo. Si se pretende una cambio a un sistema más social, y no digamos socialista, lo cual requiere un cambio constitucional, vemos que es una posibilidad puramente teórica, porque los 3/5 necesarios son en la práctica imposibles de conseguir a esos efectos.

Ahora examinemos si dentro de las actuales reglas del juego, todos los partidos participan en igualdad de condiciones. Y nos encontramos con que un partido político necesita para existir financiación de los bancos, que no distribuyen sus ayudas con mucha equidad que digamos. A los partidos de derechas el dinero les llega generosamente. A los de izquierdas de manera mucho más escasa, con la excepción de los partidos que podríamos llamar bien educados, tal y como le gusta decir a los tertulianos de Ferreras y compañía, los que hacen oposición constructiva en contraposición a los partidos gruñones, como han calificado-para sentenciarlo a muerte-a Podemos. Pensamos que estos partidos se ganan el título de educados reduciendo demasiado su contenido social, de modo que cumplen un papel bastante decorativo en el juego político. Renuncian a cambios sociales que no sean superficiales y ya tenemos a unos buenos chicos a los que magnates como ¨Florentino Pérez, el que se cargó a Cintora y a Podemos, dan el visto bueno. Y entonces hay financiación y presencia en los medios de comunicación. Esto por lo que se refiere a la llamada izquierda del PSOE. El PSOE lo tiene aún más fácil, porque es la izquierda oficial, la que legitima el juego de la izquierda contra la derecha que muchos creen que es la esencia de la democracia. Aunque cada vez se parezca más al Coca-cola o Pepsi-cola que eligen en los Estados Unidos. En conclusión, esta democracia que funciona de la manera que hemos sugerido es contramodelo de la igualdad de oportunidades imprescindible y exigible en una democracia de verdad.

En una Democracia el primer principio es la igualdad de oportunidades. Vamos a ver si esto se cumple. Los partidos, según la Constitución, concurren la formación y manifestación de la voluntad popular... Su creación y el ejercicio de su actividad son libres dentro del respeto a la Constitución y a ley. La actividad de los partidos sí podemos considerarla libre, aunque gozan de más libertad quienes defienden el sistema social y económico establecido, el Capitalismo. Si se pretende una cambio a un sistema más social, y no digamos socialista, lo cual requiere un cambio constitucional, vemos que es una posibilidad puramente teórica, porque los 3/5 necesarios son en la práctica imposibles de conseguir a esos efectos.

Ahora examinemos si dentro de las actuales reglas del juego, todos los partidos participan en igualdad de condiciones. Y nos encontramos con que un partido político necesita para existir financiación de los bancos, que no distribuyen sus ayudas con mucha equidad que digamos. A los partidos de derechas el dinero les llega generosamente. A los de izquierdas de manera mucho más escasa, con la excepción de los partidos que podríamos llamar bien educados, tal y como le gusta decir a los tertulianos de Ferreras y compañía, los que hacen oposición constructiva en contraposición a los partidos gruñones, como han calificado-para sentenciarlo a muerte-a Podemos. Pensamos que estos partidos se ganan el título de educados reduciendo demasiado su contenido social, de modo que cumplen un papel bastante decorativo en el juego político. Renuncian a cambios sociales que no sean superficiales y ya tenemos a unos buenos chicos a los que magnates como ¨Florentino Pérez, el que se cargó a Cintora y a Podemos, dan el visto bueno. Y entonces hay financiación y presencia en los medios de comunicación. Esto por lo que se refiere a la llamada izquierda del PSOE. El PSOE lo tiene aún más fácil, porque es la izquierda oficial, la que legitima el juego de la izquierda contra la derecha que muchos creen que es la esencia de la democracia. Aunque cada vez se parezca más al Coca-cola o Pepsi-cola que eligen en los Estados Unidos. En conclusión, esta democracia que funciona de la manera que hemos sugerido es contramodelo de la igualdad de oportunidades imprescindible y exigible en una democracia de verdad.