Jóvenes, identificación nacional y apoyo a la independencia en Catalunya

Entre los debates que ha suscitado el proceso secesionista catalán en el último año, cabe mencionar el presunto apoyo que éste consigue entre los jóvenes. Algunas de las contribuciones más recientes se han hecho sobre el supuesto uso de las aulas catalanas como espacio de adoctrinamiento en favor del independentismo. El tema ha sido abordado ampliamente ya que se trata de una cuestión que puede condicionar el futuro de la relación de Catalunya con el resto de España. Aunque el sondeo más reciente del CEO señala un importante descenso del independentismo, en los dos últimos años el apoyo y el rechazo a la independencia en Catalunya se ha dividido en dos mitades casi iguales. Así, si los más independentistas son efectivamente los jóvenes, el reemplazo generacional podría inclinar la balanza a favor del secesionismo en pocas décadas. No se trata, por tanto, de una cuestión menor.

Si el papel adoctrinador de la escuela catalana es un factor relevante, el apoyo a la independencia debería ser mayor entre los grupos de edad educados en una escuela catalana descentralizada que entre los grupos de edad que fueron educados en sistemas educativos anteriores, tal y como ha argumentado Lluís Orriols en contribuciones anteriores a este blog. Lo interesante, según los datos que mostramos en la Tabla 1, es que el argumento puede sostenerse moderadamente para el período anterior al auge abrupto más reciente del independentismo. En 2005 el apoyo a la independencia era algo mayor entre los dos grupos más jóvenes – educados en la escuela catalana descentralizada – que entre los educados en sistemas anteriores. Sin embargo, el argumento pierde fuerza una vez que la legitimidad del modelo autonómico entra en crisis en Catalunya en 2010 y el conflicto se agudiza en 2012: en esos años el apoyo al independentismo crece proporcionalmente más entre los grupos de más edad (con la salvedad de los mayores de 64 años que permanecen más impermeables). Así, la relación entre edad e independentismo se debilita. En definitiva, el estallido soberanista en Catalunya desde 2012 no se explica por el cambio entre los más jóvenes supuestamente “adoctrinados” en el secesionismo (ver Tabla 1).

Ahora bien, para esta contribución hemos querido ir un paso más allá. Por ello, analizamos si la edad puede ser un factor relevante cuando examinamos su efecto en los ciudadanos catalanes con distintos sentimientos de identificación nacional. Dos han sido las sorpresas con las que nos hemos encontrado:

Sorpresa 1: los catalanes con algún tipo de identificación con España se han inclinado por fórmulas de organización territorial que se alejan del compromiso con España

Esto es importante ya que mientras que las preferencias (por la independencia) pueden cambiar rápidamente, las identificaciones (con España y/o Catalunya) lo hacen más lentamente. Un indicio: el 24 por ciento de los catalanes en octubre de 2017 se sentía más catalán que español aunque este grupo mostraba una elevada propensión a apoyar la independencia. La Figura 1 describe la relación entre sentimiento nacional del entrevistado y el apoyo a la independencia de Catalunya a lo largo del tiempo y para distintos grupos sociales. Su interpretación es muy sencilla. Debemos fijarnos en la relación de los puntos que corresponden a cada uno de los colectivos (edad, género, etc.) con la línea vertical que se extiende desde el punto 0 del Eje X. Cuando el punto que representa a cada factor y la pequeña línea horizontal que, en algunos casos, acompaña a dicho punto están a la derecha de la línea vertical que señala el 0, el efecto de ese factor es positivo (por ejemplo, haber nacido en Catalunya para los datos de 2005 y 2010). Por el contrario, si se sitúa a la izquierda, su efecto es negativo (por ejemplo, la edad en 2005). En caso de que el punto o su línea horizontal corten o se solapen con la línea vertical el efecto de estos factores sobre la independencia de Catalunya es despreciable (por ejemplo, la edad en 2012, 2015 y 2017).

Los resultados parecen consistentes en todos los años: tomando como referencia a quienes tienen más identificación con España (se sienten sólo españoles, más españoles que catalanes o tan españoles como catalanes), quienes tienen una identidad más catalana que española y solo se identifican como catalanes son más propensos a apoyar la independencia. Sin embargo, y aquí está lo relevante, los que se sienten más catalanes pero también se identifican con España se inclinan más por la independencia conforme pasa el tiempo (el punto correspondiente a los que se identifican como más catalanes que españoles se desplaza a la derecha desde 2005 hasta 2017).

Sorpresa 2: El mayor incremento en el independentismo se produjo entre los catalanes más jóvenes que aún tenían alguna identificación con España

Mientras que en 2005, 2010, 2012 y 2015 el apoyo a la independencia fue aumentando por igual entre distintos grupos de edad, los datos de la encuesta del CEO de 2017 (realizada justo después del 1 de Octubre), muestran que el independentismo había crecido más entre los jóvenes que se sentían más catalanes que españoles que entre los mayores con la misma identidad. ¿Cómo podemos interpretar este hallazgo? Sin duda el efecto parece deberse al contexto extraordinario en el que se llevó a cabo esta encuesta: las imágenes de policías nacionales golpeando a ciudadanos y cerrando “colegios electorales” pudieron tener un mayor impacto entre los jóvenes que mantienen algún tipo de identificación con España. Estos fueron quienes más cambiaron sus preferencias. Y lo hicieron de una forma más drástica que los de mayor edad con su misma tendencia identitaria. El efecto puede ser también resultado de las movilizaciones que en Catalunya tuvieron lugar inmediatamente antes y después del 1 de Octubre, en las que participaron activamente los estudiantes universitarios y de secundaria y en las que, conforme a algunos de los llamamientos a la movilización, lo que parecía estar en juego era la democracia misma y no la independencia de Catalunya del resto de España.

Los resultados del sondeo más reciente del CEO que se publicaron el pasado viernes reflejan un descenso importante del independentismo y, es muy posible, que los efectos que observamos en este post no se mantengan en el nuevo contexto. En todo caso, lo que este post subraya es que 1) cuando el apoyo a la independencia aumentó exponencialmente entre 2010 y 2012 lo hizo extendiéndose por todas las categorías de edad y 2) el análisis combinado por grupos de identificación nacional y edad muestran que la “desconexión” de Catalunya del resto de España en el último lustro no se explica sólo como una ruptura identitaria. En ciertos contextos y para determinados grupos las preferencias territoriales no acompañan a sus sentimientos nacionales y apuntan más bien a un proceso de desafección política.