A cinco meses de las elecciones al Parlamento Europeo, el escenario electoral ya empieza a configurarse. Mientras los partidos políticos están decidiendo o eligiendo a sus candidatos, hace diez días se presentaba la plataforma Podemos y su intención de crear una candidatura para las elecciones europeas. La presentación de este movimiento y su manifiesto ha tenido un gran impacto en las redes sociales y, sobre todo, ha agitado el debate alrededor de una candidatura única a la izquierda del PSOE. Uno de los ejes del debate es: ¿puede una candidatura de Podemos aumentar la movilización de los votantes de izquierdas? ¿o está condenado a luchar por los mismos votos que Izquierda Unida, de tal modo que fragmentaría este voto?
Sin datos demoscópicos en los que se pregunte directamente por la intención de voto a Podemos es muy difícil dar una respuesta a estos interrogantes. En cualquier caso, analizando el último barómetro del CIS disponible (octubre 2013), podemos arrojar algunas claves sobre el espacio electoral en que Podemos se movería y cuál sería la capacidad de éxito de una iniciativa de este estilo entre la izquierda española.
El primer punto fundamental a analizar es si existe espacio para la movilización en la izquierda. Es decir, si existen votantes que situándose en la izquierda, no se sienten atraídos por el PSOE y, sobre todo, por Izquierda Unida, y que por tanto pueden ver en Podemos una oportunidad de expresar un voto al que no encuentran acomodo. En el siguiente gráfico muestro las preferencias en cuanto a intención de voto de los ciudadanos de izquierdas en el barómetro del pasado octubre. He considerado como ciudadanos de izquierdas a los ciudadanos que se sitúan entre el 1 y el 3 (de una escala del 1 al 10), y que considero que es el segmento de votantes donde Izquierda Unida y Podemos competirían principalmente. Este electorado son un 31.3% de los que declaran su ideología en la encuesta. Como se puede comprobar, la desmovilización es a día de hoy mayoritaria en la izquierda. Los BAIs (aquellos que declaran que votarían en blanco, se abstendrían o aún están indecisos) alcanzan un tercio de los ciudadanos de izquierdas. Entre las opciones ya existentes, un 25% declaran su intención de votar a IU y un 27% al PSOE. Si comparamos con el resto del electorado, la desmovilización de la izquierda hoy es menor que, por ejemplo, en el centro político. En ese sentido, el crecimiento de Izquierda Unida ha cubierto gran parte de la caída en intención de voto al PSOE en la izquierda (sobre todo los que se sitúan en el 3 de la escala). Aún así, Izquierda Unida no desbanca al PSOE en este segmento del electorado y el espacio para un potencial crecimiento del voto entre ciudadanos de izquierdas desmovilizados es muy grande.
Este espacio parece todavía más relevante si analizamos por qué partido sienten más simpatía o consideran más cercano a sus ideas los BAIs de izquierdas. En el gráfico 2, muestro que un 45% no se considera cercano a ninguno de los partidos. Es decir, casi la mitad de los desmovilizados en la izquierda se sienten huérfanos de opción política. Además, entre los que sí se consideran cercanos a algún partido político, un 30% lo son del PSOE, y apenas un 10% se siente cercano a Izquierda Unida. Existe, por tanto, una bolsa relevante de BAIs en la izquierda que no parece probable que vaya a votar Izquierda Unida. Estos datos indicarían que IU está cerca de su techo en cuanto a atracción de votantes desmovilizados o indecisos en la izquierda y que existe un espacio electoral para nuevas iniciativas que movilicen a estos ciudadanos.
¿Sería capaz Podemos de atraer a este electorado? Aquí entramos en un terreno de aún mayor especulación. El hecho de que exista un electorado potencial en la izquierda, no significa necesariamente que sea afín a Podemos. Primero, como hemos visto, existen más BAIs en la izquierda cercanos al PSOE que a IU. Es decir, parecería que el perfil es, al menos en parte, votantes que optarían por opciones más institucionales. Una segunda manera de arrojar algo de luz es observar directamente aquellos ciudadanos que podemos pensar que tienen el perfil con el que Podemos conecta: ciudadanos activos en las red, jóvenes y desafectos con los partidos políticos.
En el gráfico 3 muestro los porcentajes dentro de los tres grupos (BAIs, ciudadanos que votarían mañana a IU y ciudadanos que votarían mañana al PSOE) que responden a estos rasgos. Se puede comprobar que el votante de Izquierda Unida ya responde a este perfil. Únicamente en términos de edad, los BAIs e IU son algo parecidos. Un 40% de los BAIs de izquierdas son gente joven (medida aquí como menor de 40 años), mientras que en Izquierda Unida el porcentaje alcanza el 45%. En los otros dos perfiles, los votantes de Izquierda Unida son el grupo que claramente ya contienen votantes con estas características, Más de un 40% de sus votantes utiliza internet (tres o más días a la semana) para obtener información sobre política o sociedad. Entre los BAIs, el porcentaje es apenas del 15%, ligeramente por debajo que en el PSOE. Igualmente, casi el 40% de los votantes de IU consideran a los partidos políticos y la clase política entre los tres mayores problemas de este país. Entre los BAIs el porcentaje es de un 30%. Este análisis de los perfiles haría pensar que gran parte del electorado potencial de Podemos ya se encuentra dentro del electorado de Izquierda Unida y que competirían por muchos de los mismos votos.
En definitiva, existe todavía un porcentaje muy relevante de votantes en la izquierda sin una elección y con probabilidad de abstenerse. Esto indica que la izquierda tiene margen de crecimiento con una nueva opción política. En cambio, parece que gran parte de los votantes que simpatizarían con una opción como Podemos ya están movilizados por Izquierda Unida. Es cierto que el grupo de los BAIs es muy grande, de tal modo que segmentos minoritarios de este grupo pueden ser relevantes electoralmente y podrían dar algo de margen para que Podemos u otras fuerzas políticas movilizara más allá de Izquierda Unida. Aun así, es difícil pensar que ambas opciones no se solaparán en parte. Cómo se resolverá este dilema y la posibilidad de que esta plataforma sea capaz de abrir nuevos espacios electorales a la izquierda la comprobaremos en mayo si finalmente lleva a cabo su candidatura al margen de Izquierda Unida.
A cinco meses de las elecciones al Parlamento Europeo, el escenario electoral ya empieza a configurarse. Mientras los partidos políticos están decidiendo o eligiendo a sus candidatos, hace diez días se presentaba la plataforma Podemos y su intención de crear una candidatura para las elecciones europeas. La presentación de este movimiento y su manifiesto ha tenido un gran impacto en las redes sociales y, sobre todo, ha agitado el debate alrededor de una candidatura única a la izquierda del PSOE. Uno de los ejes del debate es: ¿puede una candidatura de Podemos aumentar la movilización de los votantes de izquierdas? ¿o está condenado a luchar por los mismos votos que Izquierda Unida, de tal modo que fragmentaría este voto?
Sin datos demoscópicos en los que se pregunte directamente por la intención de voto a Podemos es muy difícil dar una respuesta a estos interrogantes. En cualquier caso, analizando el último barómetro del CIS disponible (octubre 2013), podemos arrojar algunas claves sobre el espacio electoral en que Podemos se movería y cuál sería la capacidad de éxito de una iniciativa de este estilo entre la izquierda española.