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El hiperliderazgo de Rivera complica la sucesión en Ciudadanos con Arrimadas como favorita y Aguado en la recámara

Albert Rivera, junto a Begoña Villacís y Marcos de Quinto, tras anunciar su dimisión.

Carmen Moraga

La dimisión de Albert Rivera de todos sus cargos y su decisión de abandonar la política ha causado un terremoto en Ciudadanos, que afronta ahora la complicada tarea de reemplazar el hiperliderazgo del que ha sido su presidente durante trece años. Muchos dirigentes esperan que Inés Arrimadas, la favorita, dé el paso. Mientras, el vicepresidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio Aguado, que amagaba con postularse, ha dado un paso atrás para dejarle claro su apoyo.

Las riendas de Ciudadanos quedan ahora transitoriamente en manos del secretario general, José Manuel Villegas, hasta que el Consejo General designe una gestora y convoque la Asamblea General extraordinaria en la que, previas primarias, el partido designe al sucesor de Rivera.

El candidato llegó este lunes por la mañana a la reunión de la Ejecutiva Nacional –que convocó la noche anterior de manera “urgente” tras el batacazo electoral– con la decisión de dimitir tomada, sin posibilidad de dar marcha atrás. “No ha dado opción, así que nadie le ha pedido que reconsiderara su marcha”, coinciden varios de los dirigentes que asistieron a la reunión, que pidieron “hacer mucha autocrítica”.

Fernando de Páramo, secretario de Comunicación del partido, y uno de los artífices de su estrategia y, por tanto, corresponsable de la debacle, compartió ese diagnóstico, según aseguró este lunes. Él es uno de los diez miembros de Ciudadanos que ha logrado mantener el escaño al ir como número dos de la lista por Barcelona, por detrás de Inés Arrimadas. La crisis es de tal calibre que incluso el secretario general, José Manuel Villegas, se quedará fuera del hemiciclo al no lograr escaño por Almería. Igual que el responsable de Organización, Fran Hervías, que tampoco ha salido por Granada. El exportavoz parlamentario, Juan Carlos Girauta, se quedó también fuera y ha anunciado que deja la política. Según dijo anoche, no merece la pena seguir sin Rivera.

Algunos miembros de la dirección salieron de la sede sumamente afectados, al borde del llanto, mientras elogiaban la “grandeza” con la que se ha despedido Rivera. “No todos los líderes son capaces de hacer este ejercicio de responsabilidad”, aseguraban varias personas de su equipo.

Villegas se hará cargo de momento del partido

Ahora la pregunta que queda en el aire es qué va a pasar a partir de este lunes. Según el artículo 27.4 de los estatutos, “en caso de ausencia, enfermedad o cualquier otra causa que le impida el cumplimiento de sus funciones, el presidente será sustituido por el secretario general”. Aunque dicho artículo no hace referencia explícita al supuesto de dimisión, queda claro que será Villegas, número dos de la formación, quien en calidad de secretario general ejercerá interinamente las funciones de presidente.

El siguiente paso es la convocatoria de un Consejo General, máximo órgano entre asambleas del partido, y ante quien Rivera debe materializar oficialmente su renuncia. Según fuentes de la formación, este órgano será el que determinará el nombramiento de una gestora que dirija el partido hasta la fecha de la Asamblea General extraordinaria que está aún por fijar.

De hecho, una de las competencias del Consejo General es “designar a las personas que deban cubrir las vacantes que se produzcan por cualquier motivo en el Comité Ejecutivo, a propuesta del presidente del partido”. Dado que la situación es inédita en un partido nada acostumbrado a la agitación interna, fuentes de la actual dirección han preferido no confirmar oficialmente nada. “Hace tan solo unas horas que nos hemos quedado sin líder”, apuntaban estas fuentes pidiendo “tranquilidad” a los medios de comunicación.

Los nombres que suenan para la sucesión

En público no todos quieren especular sobre quién será la persona más adecuada para coger el testigo de Rivera. “Hay que dar tiempo al tiempo”, esgrimían unos y otros. Aún así, ya se han empezado a barajar nombres. Desde el de un tándem formado por Inés Arrimadas, la favorita, y algunos perfiles técnicos como el eurodiputado Luis Garicano, uno de los críticos con la estrategia de Rivera, o el de Toni Roldán, que pese a haber dimitido de su cargo como secretario de Programas nunca ha dejado la militancia.

“La gente piensa que si el partido queda en manos de Arrimadas, Garicano y Roldán pueden ser dos de las personas que lideren junto a ella el futuro”, asegura a eldiario.es una exdirigente autonómica. Otros, en cambio creen que la solución de Arrimadas tiene contraindicaciones: “No puede liderar nada porque su suerte está unida a la de Albert”.

En el partido hay quien mira a Madrid y ahí están Ignacio Aguado, como vicepresidente de la Comunidad, y Begoña Villacís, vicealcaldesa en el Ayuntamiento, dos de los líderes con más protagonismo mediático. Fuentes cercanas a Aguado dejaron caer que él está dispuesto a postularse, pero siempre previa conversación con Arrimadas, a la que considera la “sucesora natural” de Rivera. Veinticuatro horas más tarde, en una entrevista en Antena 3, el líder autonómico ha enfriado sus aspiraciones a liderar el partido. “Arrimadas es la persona que más consenso puede aunar”, ha dicho Aguado.

En medio de este nueva situación se encuentra Manuel Valls, el candidato municipal a la alcaldía de Barcelona, que hace escasos días presentaba en Madrid su nueva plataforma con la idea de concurrir a unas próximas elecciones catalanas. Al acto acudieron ex de Ciudadanos como Francesc de Carreras - padre político de Rivera- o el propio Toni Roldán. Ni siquiera se descarta que Valls puede intentar aglutinar a los desencantados de Ciudadanos y liderar un nuevo partido con los 'restos del naufragio'.

El exprimer ministro francés envió la misma noche electoral un mensaje al hasta hoy líder de Ciudadanos en su cuenta de Twitter: “Avisé sobre el peligro de Vox. No se podía pactar con ellos sin perder el alma. La ultraderecha lo contaminará todo”, afirmó. “Por eso es el momento de la responsabilidad. Es el momento de pensar en España con sentido de Estado y en la mayoría de los ciudadanos”, añadió.

Mientras tanto, la convulsión ha contagiado también a varias agrupaciones de diferentes comunidades. Los canales de comunicación internos “están que arden”, cuentan a eldiario.es algunos de sus integrantes, y hay territorios donde piden a sus responsables autonómicos que sigan el ejemplo de Rivera y se marchen.

A la llegada de la reunión durante la mañana del lunes el pesimismo había cundido en las filas del partido. El secretario de Comunicación de Ciudadanos, Fernando de Páramo, anticipaba que “habrá que asumir responsabilidades” y repetía lo dicho por su líder la noche electoral. Los resultados “son malos, sin excusas”.

Algo más templado se había mostrado el exdirigente balear del PP José Ramón Bauzá, uno de los fichajes de Ciudadanos para las europeas, quien seguía repitiendo la cantinela de la campaña, la tesis de que ya gobierna para 20 millones de españoles y que a pesar de los malos resultados lo que hay que hacer es seguir trabajando: “Haciendo autocrítica pero mirando hacia adelante”. Otros dirigentes, con caras muy largas, no han querido hablar, como Toni Cantó o la portavoz nacional, Lorena Roldán.

La desorientación que había cundido puertas adentro la demostró Marcos de Quinto, número dos por Madrid y apuesta personal de Albert Rivera, quien a la entrada de la sede defendió que no pensaba en una dimisión de Rivera.

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