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Catalunya, Catalunya y más Catalunya en el debate europeo de TVE

Jordi Solé (ERC), Josep Borrell (PSOE), Izaskun Bilbao (PNV), Dolors Montserrat (PP), Jordi Sebastiá (Compromís), Luis Garicano (Ciudadanos), Gorka Knör (JxC), Jorge Buxadé (Vox), María Eugenia R. Palop (Unidas Podemos).

Andrés Gil

Corresponsal en Bruselas —

Catalunya. Catalunya. Y más Catalunya. Catalunya como ejemplo de actitud “totalitaria”, según Josep Borrell (PSOE). Catalunya como lugar en el que el Estado “apaleó a quien fue a votar”, en palabras de Gorka Knörr (Lliures por Europa-JxC) y Jordi Solé (Ara Repúblicas). Catalunya como lugar del que “se marchan de empresas por falta de seguridad jurídica”, decía Luis Garicano (Ciudadanos). Catalunya, como “anomalía en Europa y una amenaza para la libertad”, para Dolors Montserrat (PP). O Catalunya como lugar “donde están sometidos los ciudadanos”, defendía Jorge Buxadé (Vox).

Y todo ello, en el debate de TVE sobre las elecciones europeas del próximo domingo.

Lo traían preparado. Y desde el primer minuto, el de la introducción al debate, Solé y Knörr recordaron a los políticos presos y a los que se marcharon de España para evitar la prisión. Y Borrell, Montserrat, Garicano y Buxadé replicaron con la misma respuesta, aunque con diferente intensidad de tono y de vehemencia: “En España no hay presos políticos”.

María Eugenia Rodríguez Palop (Unidas Podemos) pedía “dejar de hablar de lo que se lleva hablando muchos meses” para centrarse en Europa. Pero resultó imposible. Porque si el bloque era económico, Catalunya era tanto un lugar del que huían empresas como seguía siendo un motor económico; si se hablaba de construcción europea, Catalunya el 1-O era tanto un ejemplo democrático como un golpe de Estado que rompía Europa rompiendo España; si se hablaba de retos de futuro; Catalunya era tanto el ejemplo de nacionalismo retrógrado como una víctima del autoritarismo que apalea ciudadanos.

Las banderas dan votos. La estelada y la rojigualda, cada una en un lugar. Y los políticos creen que aún seguirá siendo así el domingo. Donde además de las europeas se juegan los gobiernos autonómicos y municipales. Si el a por ellos dio a las derechas el Gobierno andaluz, las mismas derechas pensarán que pueden replicar la fórmula en más lugares, a pesar de que el 28A ha dibujado un mapa distinto.

Frente al eje nacional, patriótico, el de España-Catalunya y Catalunya-España, que agrupa a los partidos del artículo 155 con diferentes grados de pantone, hay un eje democrático, de derechos, que se cruza con el otro, y es el que habla de crisis climática y alerta de la extrema derecha. 

Josep Borrell tenía un pie en cada uno. Mientras acusaba a los independentistas de haber “causado el mayor éxodo de empresas”, alertaba de los “nacionalpopulismos” y ofrecía un plan de empleo vinculado con la lucha contra la crisis climática. Y, al tiempo, reaccionaba con vehemencia ante Palop cuando denunciaba un acuerdo con Turquía “para dar dinero a un país que viola los derechos humanos para devolver migrantes”; y ante Izaskun Bilbao cuando pedía duplicar el presupuesto de la UE.

Palop y Sebastiá coincidían en alertar de los peligros de la extrema derecha. “Nosotros nunca llegaremos a un acuerdo con ellos”, decía el candidato de Compromís. “Hay que elegir entre la Europa de los eurófobos, de los mercaderes y la otra Europa de los comunes, que defendemos nosotros”, decía Palop. Y Sebastiá señalaba a Borrell, Montserrat y Garicano: “Ustedes son los que han gobernado juntos Europa estos cinco años de crisis”. 

Sebastiá, de Compromiso por Europa, fue replicado por Montserrat, quien le acusó de nacionalista, a lo que respondió: “No tolero que un partido que pacte con Vox me hable de nacionalismos”.

Todos, salvo Buxadé, que repetió el papel de soberanista patriótico contrario a la integración europea, defendieron una garantía para los depósitos de los cuentacorrentistas, un seguro de desempleo europeo, la armonización fiscal y un presupuesto de la zona del euro. Incluido Garicano, a pesar de que precisamente uno de los líderes de su familia política, el primer ministro holandés, Mark Rutte, es uno de los más refractarios a cualquiera de esas tres ideas.

Pero Catalunya iba y volvía. Si los independentistas pretendían internacionalizar el caso, lo están consiguiendo. Y si las derechas y Borrell pretenden disputar el voto españolista, también lo están consiguiendo. Lo primero que hizo Knör fue recordar que él se encontraba en el plató porque Puigdemont no puede ir sin ser detenido; y Solé, recordando a Junqueras, al que la junta electoral no ha permitido participar en el debate. 

“En esta Europa de libertad de personas tenemos exiliados, que tienen reuniones en toda Europa, en 12 Estados diferentes. Un vaso es un vaso, un plato es un plato, y un preso político es un preso político; y un exiliado político es un exiliado político”, ha dicho Knörr parafraseando a Mariano Rajoy.

“Lo que rompe Europa”, abundó el candidato de la lista de Puigdemont, “es la represión: políticos presos y exiliados, raperos... No en Ankara o Estambul, es en Madrid, No sé qué pasará con el juicio farsa, pero volveremos a ganarles en Estrasburgo. La fuerza del 1-O ganará”.

Jorge Buxadé reclamó, ni más ni menos, reformar el artículo de la UE que permite a la Comisión Europea y al Parlamento iniciar procesos de infracción a países por vulnerar los valores de la UE, como está ocurriendo con la Hungría de Viktor Orbán y la Polonia de los amigos de Vox, de Ley y Justicia. Y lo hizo para responder a Palop, quien le afeó que asociara a las ONG que rescatan migrantes a la deriva en el Mediterráneo de ser cómplices de las mafias: “Por perseguir a ONG, la UE está censurando a Hungría”, dijo Palop. “Precisamente queremos reformar eso para que la UE no pueda perseguir a países por lo que deciden sus parlamentos”, replicó Buxadé, quien volvía a Catalunya cada vez que podía: “Yo he sido acosado por los CDR”, ha dicho, “este señor [señalando a Solé] tiene sometida a la mitad de la población a un adoctrinamiento ideológico”.

Catalunya y el soberanismo patriótico: “Hay muchos retos: el modelo de Gobierno en Bruselas y Estados pequeños con España convertida en una provincia de la UE, o el modelo del respeto a las decisiones de los Estados. Estamos contra los burócratas y los nacionalistas. Frente a la Europa del dedo acusador, hay otra Europa que respeta las fronteras, la justicia, que se siente orgullosa de sus raíces cristianas, la Europa de las naciones soberanas que cooperan voluntariamente”.

Palop ha intentado defender “un nuevo contrato social” entre quienes “parece que disputan la alcaldía de Barcelona o la Generalitat de Catalunya”. La cabeza de lista de Unidas Podemos cambiar Europa ha pedido “blindar derechos sociales, una sanidad universal sin copago, un sector público para combatir la pobreza energética. Queremos un estatuto europeo del trabajo, un seguro de desempleo europeo, pensiones dignas y evitar la especulación de la vivienda”.

Palop también reivindicó su candidatura como un freno a la “extrema derecha, machista y homófoba” y con propuestas ante la crisis climática: “Hay que cambiar el modelo productivo, con más eficiencia energética, una economía circular, una fiscalidad ambiental y volver a fórmulas de soberanía alimentaria. Hay un deterioro del sistema por la crisis, que es la que ha alimentado la extrema derecha por las recetas aplicadas”.

Josep Borrell navegaba entre la dureza con los independentistas y las propuestas con acento social pero sin “angelicalismos”, llegó a decir para desdeñar las propuestas de Unidas Podemos sobre migración o reestructuración de la deuda.

Cada vez que alguien critica las posiciones secesionistas le acusan de extrema derecha. Se puede ser un ciudadano normal en sus planteamientos ideológicos.  No creo que mi amigo Luis [Garicano] sea de extrema derecha como no lo soy.  No hay presos, Puigdemont no es un exiliado, es un fugado”, decía Borrell.

Al tiempo que denunciaba que “nos hemos deslizado en la competencia social y fiscal entre nosotros. Si no lo corregimos, el Estado de Bienestar se va a ir hacia abajo y la economía se va a debilitar. Hay elementos estructurales, que pasan por el dumping social y fiscal que nos hacemos los unos a los otros”.

“Aquí todos estamos de acuerdo en que hay que combatir el cambio climático”, dijo Borrell para concluir: “Hay relación entre empleo y cambio climático, por eso proponemos el plan empleo-clima, con 200.000 millones al año, para asociar la lucha contra el cambio climático al empleo”.

Izaskun Bilbao (Coalición por una Europa Solidaria) intentó reivindicarse como eurodiputada activa ante las críticas de Garicano por presentarse en una coalición con otras formaciones regionalistas: “Nosotros hemos estado desde el origen de la construcción, siempre hemos defendido una Europa social y federal, el desarrollo económico y un paquete de medidas sociales para tener educación, sanidad, pensiones y empleos dignos. Lo primero es el paro y la precariedad laboral, modelo de desarrollo económico y social. La política para las personas, diálogo, negociación y acuerdo”. 

La candidata del PP, Dolors Montserrat, como hizo en el anterior debate de la Sexta, intentó transmitir que el PP es “el guardián de la PAC”, el partido que ha hecho posible “la eliminación del roaming” y el que lidera la lucha contra la crisis climática a través del comisario Miguel Arias Cañete. Incluso prometió eliminar el plástico de un solo uso, que ya tiene una fecha de caducidad: 2021.

Y Catalunya, más Catalunya: “La anomalía democrática son los separatistas catalanes, son la amenaza a la libertad. La mayor desigualdad es la que provocan ustedes por la vulneración de la libertad”. Y siguió con el hilo, esta vez contra Borrell, quien ha participado en actos de la Sociedad Civil Catalana, que pertenece a un partido que apoyó el 155 y que convocó elecciones anticipadas porque los independentistas no aprobaron los presupuestos de Pedro Sánchez: “Ustedes también son una anomalía, lo que está claro es que lo va a sacar de la cárcel [a Junqueras] y éste lo va a mantener en la Moncloa”.

A Vox le repitió la pregunta que no ha respondido: con qué extrema derecha piensa aliarse en el Parlamento Europeo.

“España es una gran nación, historia de esfuerzo, de éxito, Europa es el mayor espacio de paz, libertad y concordia. Nos enfrentamos a populismos y nacionalismos. Les pido que piensen en lo que nos une a todos: la unidad de España, con mi acento, Catalunya en mi alma y España en mi corazón”, concluyó Montserrat.

“Europa es unión”, ha dicho Garicano, vehemente con los independentistas, quien volvió a pedir una reforma de la euroorden: “nacionalismo es la guerra, el europeísmo es lo contrario. Me preocupa la mención de presos políticos de los separatistas: ”Los principales retos son el populismo y el nacionalismo. Lo hemos visto en Catalunya y en el Brexit. Se inventan agravios, hacen alusión a historias de hace 300 años para separarnos. Ciudadanos es un dique de contención frente a nacionalismo y populismo, que no rompan Europa ni España.

Y concluyó Garicano: “Hay dos respuestas. Los que quieren que nos dividamos y enfrentemos, los separatistas, y los que quieren seguir como estamos, los partidos tradicionales. Ciudadanos es europeísta y reformista”.

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