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Pedro Sánchez abre por primera vez la puerta del Gobierno a Unidas Podemos el último día de campaña

Pedro Sánchez en un mitin de campaña.

Irene Castro

Es el último día de campaña y los candidatos echan el resto para movilizar a los suyos y convencer a los indecisos. En el caso de Pedro Sánchez, 48 horas de que llegue el final del partido, ha abierto la puerta de su Gobierno a Unidas Podemos, que le reclama una coalición. Lo ha hecho en el sprint final de entrevistas antes de empezar la jornada que le llevará a Toledo, Madrid y Valencia para poner el broche final a la competición.

“Que entre en el Gobierno Podemos no es ningún problema”, expresó Sánchez en una entrevista en El País. Hasta ahora el presidente había evitado hablar de un Ejecutivo de coalición y se había limitado a asegurar que su objetivo es gobernar como estos últimos diez meses: en solitario con la incorporación de “independientes de reconocido prestigio”.

El Gobierno en solitario sigue siendo la aspiración de Sánchez, pero el último día de la campaña, cuando la pugna por el voto útil con Unidas Podemos -y también Ciudadanos- es total, se ha salido del guión que ha mantenido en las últimas semanas para abrir la puerta a su incorporación. No obstante, en Hoy por Hoy ha enfriado su respuesta al asegurar que su respuesta venía condicionada por la pregunta. “No tengo ningún problema en entenderme con Podemos”, ha rebajado.

Sánchez es consciente de que necesitará los votos de la coalición liderada por Pablo Iglesias para seguir en el Gobierno. De hecho, Unidas Podemos ha pasado al ataque contra el socialista al acusarle de no dejar clara su política de alianzas y le dibuja en brazos de Albert Rivera de nuevo, como ocurrió en 2016. Los socialistas tratan de desviar el debate de las incorporaciones al Ejecutivo porque creen que es un error hablar de los sillones antes de que hablen los españoles.

“Antes del 29 viene el 28 -reitera Sánchez- o consolidamos que España mira al futuro o hay un riesgo cierto a que la derecha sume”. El gran temor del PSOE es que PP, Ciudadanos y Vox tengan mayoría absoluta, como ocurrió en Andalucía. Por eso Sánchez explota su perfil moderado y presidencialista para ganarse votos de Ciudadanos.

“Rivera tendrá que valorar mucho qué es lo que hacer a partir del lunes. Mi opinión es de una cierta decepción”, ha afirmado antes de recordar que llegó a un acuerdo en 2016 con Ciudadanos. “Hemos visto evolución hacia posiciones derechistas pero creo que esa estrategia le va a llevar al declive político”, ha zanjado.

A los votantes de centro también trata de seducirles con un llamamiento a la necesaria “estabilidad” y “concordia” del país en los próximos cuatro años después de una legislatura que comenzó con una repetición de elecciones y ha terminado con un anticipo electoral del que culpa por igual a independentistas y derecha por tumbarle conjuntamente los Presupuestos.

Sánchez ha ido elevando el tono paulatinamente contra los independentistas a lo largo de la campaña. En estos días ha tratado de evitar la política de pactos postelectorales pero ha ido dibujando sus intenciones. El sueño del PSOE es que la suma le salga con Unidas Podemos, PNV y Compromís para no tener que depender de ERC y Junts per Catalunya y Sánchez lo ha dejado claro en la Ser: “No quiero que la estabilidad descanse en las fuerzas independentistas”.

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