Es el superalcalde del PSOE. La primera vez que logró el bastón de mando en Vigo quedó en segunda posición y, a partir de ahí, ha cosechado mayorías absolutas que le han llevado a obtener el 68% de los votos en 2019. Ahora se marca como reto superar ese resultado y avisa de que pretende seguir en la alcaldía “25 años más”. Fuera de Galicia se ha hecho famoso por las luces de navidad, que Abel Caballero (Pontevedra, 1946) sigue defendiendo aún en estos tiempos de crisis energética. También en Madrid los vigueses le paran por la calle para hacerse fotos con el dirigente que ha desatado el orgullo de una ciudad que solía cambiar de gobierno cada cuatro años. Es presidente de la Federación Española de Municipios y Provincias pero no tiene ambiciones en la política nacional. “Yo a lo que le doy importancia es a ser feliz y ahora soy feliz”, confiesa. Y más cuando se acerca la Navidad que, insiste, ha llevado a su ciudad al 'estrellato' turístico por las luces.
Como dirigente del PSOE carga con dureza contra Feijóo, que desde 2009 no ha podido asaltar el fortín de Caballero en Vigo, donde fueron cayendo uno tras otro sus candidatos. Sobre el expresidente de la Xunta, con quien ha confrontado todos estos años, el alcalde vigués responde: “Es insolvente y no tiene capacidad de diálogo”. Como presidente de la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP) reconoce que la convivencia con el PP es buena. Defiende que haya cambios legislativos que impulsen la acción de los ayuntamientos, incluida una reforma de la Constitución, pero reconoce que no será esta legislatura por el clima político.
Los ayuntamientos son la institución más próxima a los ciudadanos. ¿Gozan de buena salud después de la pandemia?
La pandemia fue un proceso de aprendizaje colectivo, produjo mucho dolor, mucha gente que se nos fue, pero entendimos muchas cosas. Una de las cuestiones que se vio es la importancia de la acción municipal, de la acción más local en el desarrollo, en el estímulo e incluso en la creación de fuerza moral para aguantar una situación tan difícil como la pandemia. Tenemos una buena salud en la acción política, pero tenemos, como es natural, deficiencias en nuestro nivel institucional en el conjunto de la arquitectura constitucional. Eso significa nueva capacidad, nuevas normas, nueva financiación, nuevas competencias. Buena salud, pero no recogido en las normas.
¿Y qué cambios legislativos son los que se podrían impulsar?
La Constitución solo dedica a los ayuntamientos tres artículos y una mención en un cuarto, lo cual da una idea de lo que los hacedores de la Constitución daban como importante en el país: era el Estado y generaron las comunidades autónomas, pero se olvidó a los ayuntamientos. Ahora la propia realidad pone la acción política de los ayuntamientos tantas y tantas veces en un nivel muy elevado y se requiere el acompañamiento legal. Puedo poner algunos ejemplos que se entienden muy bien: no tiene sentido que no haya un consejo de Gerencia de Hospitales en el que estemos presentes los ayuntamientos, porque nuestra gente va a los hospitales. Nosotros de Sanidad no vamos a hablar, pero sí queremos hablar de listas de espera, de potenciación de determinadas áreas... En Galicia, en mi tierra, queremos hablar de pediatras que no hay y de que los niños están desatendidos en términos médicos y, por tanto, es necesario una segunda descentralización y una vuelta de tuerca ajustando el modelo.
Esto lo dice Abel Caballero, presidente de la FEMP. ¿Entiendo que hay un consenso dentro de la FEMP para ese impulso legislativo?
Sí, sin ninguna duda. Todos estamos de acuerdo, a grandes rasgos, en que necesitamos más competencias y más recursos. Esto lo estamos reclamando y estamos avanzando un proyecto de reforma, incluso de reforma de la Constitución. No es momento ahora. No se puede ni siquiera pensar en abordarlo, pero en algún momento se hará.
En Europa se están debatiendo ahora unas nuevas reglas fiscales de déficit y deuda, ¿qué esperan los ayuntamientos de este proceso para garantizar su financiación futura?
Nosotros fuimos la única institución que en la crisis de 2010 a 2018 siempre cumplió todas las reglas fiscales. El Gobierno de España, del Partido Popular en aquel momento, no lo hizo. Todas las comunidades autónomas incumplieron estrepitosamente. Cumplimos año tras año. Incluso aportábamos recursos para que los incumplidores vieran su laguna rellenada por los ayuntamientos. Eso muestra que somos instituciones muy maduras y muy serias. En las nuevas normas nosotros estaremos y las cumpliremos, pero queremos nuestra capacidad de acción. Queremos nuestra propia autonomía en el funcionamiento. No queremos ser dependientes de las comunidades autónomas, porque esto es una tergiversación de la lógica política.
Esta legislatura la gran rebelión fue la de los alcaldes para que se suspendieran las reglas de gasto. ¿Ahora hay algún tipo de negociación para el impuesto de plusvalías? Los cambios les están haciendo perder recaudación. ¿Están negociando algo como un fondo de compensación, por ejemplo?
La decisión del Constitucional fue correcta. Nosotros queremos una fuente de ingresos que nos resarza de la disminución que tuvimos, que es muy importante. Nosotros recaudamos ahora en plusvalías la tercera parte de lo que recaudamos antes. Esto es lo correcto, que recaudemos solo la tercera parte, pero nos tienen que compensar con los dos tercios que dejamos de recaudar cada año y, además, nos tienen que pagar los atrasos. Y esa es nuestra demanda, que es una demanda justa. La tenemos en el Parlamento.
¿Saldrá adelante esa propuesta?
No veo que vaya a salir y nosotros la urgimos.
¿Y por qué no ve que vaya a salir?
La fragmentación parlamentaria no lo está facilitando.
Pero si estuvieron de acuerdo en la FEMP, donde están mayoritariamente representados PP y PSOE.
Pero eso no se traslada al Parlamento. Yo creo que el choque político que hay en el Parlamento impide muchas veces la racionalidad de aceptar lo que es correcto. En la FEMP estamos de acuerdo en que se nos paguen los atrasos y se nos dé la cantidad que no cobramos cada año y, sin embargo, en el Parlamento, por diferentes razones, no llegan a acuerdos. Esto ya nos pasó: ya hubo una propuesta del Gobierno de España para utilizar los remanentes de una forma concreta que nos hubiera permitido estar recuperando ahora todos los remanentes y gastar el 50% de ellos. Aquella votación negativa fue muy perjudicial para ayuntamientos. Muy perjudicial. Bueno, pasó. Ya está. Pero la tensión política en el Parlamento impidió una decisión que era adecuada para los ayuntamientos.
¿Diría que el Gobierno ha cumplido con los ayuntamientos? La reforma del sistema de financiación local está pendiente desde hace muchos años.
Tenemos un compromiso del Gobierno de Pedro Sánchez que nos dice que la siguiente negociación de financiación autonómica será simultánea a la municipal. Esta es nuestra gran demanda. Es una cuestión técnica, pero en el modelo actual, cuando las comunidades autónomas reciben más recursos, una parte sale de nosotros. Nosotros somos residuales: de lo que queda, una parte llega a los ayuntamientos. Claro, lo queda es después de que las comunidades autónomas reciben recursos. Nosotros queremos un sistema de financiación aprobado simultáneamente y que el nuestro no esté supeditado al de las comunidades autónomas. El Gobierno de Pedro Sánchez fue extraordinariamente receptivo a las demandas de los ayuntamientos. Nosotros demandábamos el 14% de los fondos europeos dedicados a lo público para ayuntamientos. Estamos entre dos y tres veces más.
En algún momento pidieron más margen para la ejecución de esos fondos europeos.
Los estamos ejecutando. Es posible que en alguna asignación concreta necesitemos unos meses más. Por ahora estamos acordes con los tiempos. Algún pequeño retraso con la situación de guerra o retraso de materiales puede estar habiendo. Pero en general respondemos, tenemos muy buenos proyectos, de recuperación, de avances tecnológicos y proyectos útiles para los ciudadanos y, por tanto, reclamamos a las comunidades autónomas que hagan lo mismo que el Gobierno de España, que de sus fondos europeos asignen una parte a los ayuntamientos. En mi comunidad, al menos, al Ayuntamiento de Vigo, le asignaron cero euros. El Gobierno de España, docenas y docenas de millones.
Le veo un poco molesto con las comunidades autónomas.
Molesto en absoluto. Es un avance muy importante y forman parte importante de la arquitectura del Estado y positiva. Pero creo que hay errores que se tienen que corregir. No pueden estar los ayuntamientos marginados porque el sitio lo ocupan las comunidades autónomas, que no son capaces de atender tantas y tantas demandas, que no llegan a la gente como llegamos nosotros. Y, segundo, porque nuestro sistema de financiación en términos correlativos con las comunidades autónomas es claramente insuficiente. Por cierto, viene desde la primera década de este milenio, por lo tanto, nada atribuible a este Gobierno. Pero claro, nosotros queremos reformas. Y yo no quiero injerencias de las comunidades. Una comunidad autónoma puede hacer algo tan incomprensible e inasumible como lo siguiente: tienen centros de día, que es su competencia, y hacen una ley y dicen que el Ayuntamiento de Vigo va a pagar la tercera parte de los centros de día de la ciudad y los estoy pagando, porque una ley autonómica me quita dinero de mis recursos para pagar competencias de la comunidad autónoma. Y nosotros no podemos ir al Constitucional.
Pero sí pueden ir los partidos.
Pero los partidos no somos los ayuntamientos. Yo hablo de instituciones. No hablo de colores políticos, hablo de instituciones: los municipios, comunidades y el Estado central. Y el Ayuntamiento de Vigo no puede ir al Constitucional. Por tanto, me siento indefenso ante atropellos como este y reclamamos un orden distinto, reclamamos nuevas capacidades, queremos nuevas competencias, queremos dinero para la financiación de competencias. Y sucede lo contrario. Por ejemplo, hay un impuesto de saneamiento que recaudamos los ayuntamientos y se lo damos a las comunidades autónomas que no contribuyen en nada. Entonces, estas son las correcciones que hay que hacer. Las correcciones es que nosotros reclamamos autonomía, competencias y financiación.
Respecto a la crisis energética, ¿les han dado una respuesta satisfactoria? En su momento se quejaron de la subida de los precios que, por ejemplo, les afectaba a las obras. ¿Ha habido una respuesta del Gobierno?
Nosotros tenemos un sobrecoste en obras de forma muy importante y otro muy importante en consumo energético. Nosotros iluminamos las ciudades y eso cuesta una ingente cantidad de recursos. El precio se multiplicó por tres. El gasto energético de Vigo era de seis millones de euros y el año que viene tendremos 18 millones de euros de coste. Nosotros lo que decimos es que necesitamos un sistema de financiación que contemple esto. Lo estamos hablando con el Gobierno. Las comunidades autónomas recibieron este año un aumento de entregas a cuenta colosal, el 24%, y no escucho a ninguna decirlo. Y esto es otro mal del sistema. Hay una especie de negación de lo que el Estado hace. Por cierto, no depende de colores políticos. Esto es una norma. Nosotros reclamamos nuestro espacio en eso y, por tanto, estamos dialogando sobre esa cuestión. ¿Dónde está una compensación muy importante? Estamos recibiendo cifras importantísimas de fondos europeos y lo reconocemos. Cuando los ponemos en práctica no negamos ni ocultamos que son Europa y España. Las comunidades autónomas lo ocultan. Estas son las cuestiones que tenemos que corregir. Se necesita lealtad institucional y las ciudades tenemos lealtad institucional con el Gobierno de España, sea del color que sea. Una asignación muy importante de fondos europeos a mi ciudad llegó desde el Gobierno de España con Rajoy y no llega nunca con Feijóo desde Galicia. Rajoy atiende Vigo. Feijóo, no.
¿A qué atribuye lo de Feijóo?
Feijóo tiene una animadversión notable porque como pierde sistemáticamente en Vigo, no lo soporta. Feijóo con Vigo se portó terriblemente mal.
¿Es usted de los que piensa que al PSOE le puede pasar factura la política de alianzas con Unidas Podemos y sobre todo con las fuerzas independentistas?
El Gobierno de coalición está haciendo e hizo, por ejemplo, un tratamiento en la pandemia excepcional. Yo tengo edad y experiencia y yo viví los recortes de la derecha después de cada crisis, una parte lo viví como alcalde, y fue un drama. Fue terrible lo que pasó este país con los recortes que se hicieron a partir del año 2012 y eso significó hambre, baja calidad de vida y grandes privaciones para partes importantes de la ciudadanía. Esta salida de la crisis, lo que está haciendo el Gobierno de España, no tiene parangón: la atención en la pandemia, la utilización y atención en tantas y tantas políticas sociales y tantas acciones sociales, el establecimiento de cuestiones tales como las subidas de salarios mínimos, el ingreso mínimo vital, las acciones de política social, pagar el 30% del coste de los autobuses urbanos... Y así podría citar tantos casos que ni siquiera somos capaces de recordarnos todos juntos. La salida de la crisis está siendo blanda y suave, porque está haciendo una acción muy importante. Eso es lo que a mí me importa del Partido Socialista. Eso es lo que mí me importa de Pedro Sánchez.
Pero hay otras cuestiones, como la política territorial, por ejemplo, que dentro del Partido Socialista genera un poco de resistencias en lugares como Castilla-La Mancha o Aragón.
Quién gobierna España lo deciden los españoles y las españolas y votan. Y, por tanto, si votan a ERC y ERC apoya al Gobierno, ese voto será igualmente válido que cuando ERC vota que no a medidas del Gobierno. Tenemos que empezar a asumir las simetrías y asumir que cuando se está en el Parlamento se está en democracia y el voto allí importa. Y claro que puede haber acuerdos en determinadas cuestiones. Puede haber fuerzas de la socialdemocracia en ámbitos territoriales que puedan querer votar avances sociales. ¿Les vas a decir que no? Ahora, no compartimos la secesión. No compartimos ningún tipo de separatismo. Somos absolutamente intransigentes en esa dirección, total y absolutamente.
Respecto a la descentralización de instituciones. ¿Usted cree que el Gobierno la ha puesto en marcha por virtud o por necesidad?
Da igual, lo está haciendo y es bueno. Las razones a mí no me interesan, me importa que lo está haciendo. Incluso voy un poco más allá. Yo creo que hay que descentralizar mucho más. En esto, por ejemplo, en mi ciudad somos la primera potencia del naval, de la tecnología, de la pesca... del mundo. Parece razonable que nosotros tengamos allí descentralizados ámbitos importantes que tengan que ver con la tecnología, con la tecnología en el naval, con los ámbitos de la telecomunicación para las posiciones de los barcos, con los sistemas de pesca, porque no hay nada igual a Vigo en el cuidado de los mares y océanos, en la zona, en los institutos de investigación, en los grandes buques tecnológicos. Y así podría ir citando más ciudades de España. ¿Es malo para el concepto España Estado-nación? No, todo lo contrario. Nos sentiremos todos mucho más integrados.
¿Puede generar competencia entre territorios?
Hay que evitar que haya choques y peleas, pero es bueno que las ciudades tengamos el reconocimiento desde el Estado de las cuestiones en las que somos especialmente buenos.
Queda medio año para las elecciones municipales. En el PSOE están bastante convencidos de que los presidentes y alcaldes que actualmente tienen en el poder persistirán después de estas elecciones. ¿Comparte ese diagnóstico?
En lo que hablo con alcaldes y alcaldesas del Partido Socialista de toda España, todos me dicen que van a subir. Todos ven una expectativa electoral buena para ellos en sus ciudades.
¿Y los del PP?
En el ámbito del PP también noto una razonable satisfacción. Como es natural, yo tengo menos relación con alcaldes del PP a la hora de preguntarle: “Oye, ¿cómo te va? ¿Te va a ir bien? ¿Te va a ir mal?”. Hay siempre una distancia mayor por razones políticas y, por tanto, no puedo ejercer de transmisor de lo que piensan los alcaldes del PP. A algunos los veo más satisfechos, a otros los puedo ver menos; pero nosotros tenemos una mayoría importante en elecciones municipales en España y ¿qué me constatan alcaldesas y alcaldes? Que la vamos a renovar.
Usted conoce bien a Feijoo. ¿Comparte la estrategia de Pedro Sánchez de presentarlo como un líder insolvente? ¿O está más con Page, que dice que es una estrategia desacertada?
Yo tengo que opinar de Feijóo desde mi ciudad: absolutamente insolvente, castigando a una ciudad de forma permanente y sin ninguna capacidad de diálogo. Y esto se produjo durante 13 o 14 años. Y, por tanto, una enorme dificultad de tener política de acuerdos y una absoluta incapacidad por parte de Feijoo de entender la realidad de mi ciudad. Lo conozco bien y creo que que tiene unas pautas políticas que yo no comparto en absoluto a la hora de hacer acción territorial.
¿Y qué le pasa con su sucesor, con Alfonso Rueda, que la última vez que le dijo de reunirse no acudió?
Después de las elecciones del año 19, cuando saqué el 68% del voto y 20 de 27 concejales, yo no me quise reunir con Feijóo, no merecía la pena. Ya me había engañado en las elecciones del 15, se reunió conmigo, incumplió todo, nos anuló al área metropolitana. Ya en el 19 le dije a Feijóo que yo no le regalaba fotos conmigo y, con Rueda, le dije: “Si estás dispuesto a cambiar tu ámbito de actuación política, yo estoy dispuesto a reunirme contigo”. Él respondió de dos formas: una, diciendo unilateralmente cuándo, cómo y de qué forma iba a ser la entrevista; y, segundo, enviándome una carta diciéndome que no a todo lo que le había pedido. ¿Para qué nos íbamos a reunir? ¿Para sacar una foto? No, yo no se la regalo. Cuando quiero sacar una foto con el alcalde de Vigo, que la desea fervientemente, estoy dispuesto, pero tenemos que hablar de cuestiones concretas de la ciudad y de cuestiones que tiene que resolver.
¿Le sirve al PSOE gallego Abel Caballero como jefe de la oposición a la Xunta?
No, no, yo no soy jefe de la oposición; yo soy el jefe de un Gobierno. Yo soy un alcalde que gobierna. Yo no hago oposición. Yo nunca confronto con la Xunta porque sea del Partido Popular. A mí jamás nadie me oyó una confrontación con Feijóo o ahora con Rueda en términos político-partidarios. Yo hablo de mi ciudad, del aeropuerto, del tren de alta velocidad, de un problema de sequía, de un problema de transporte, de que nos imponen costes... Hablo de cuestiones que tienen que ver con mi ciudad. No hablo de ideología.
Ha transcurrido cerca de la mitad de la legislatura y no se sabe quién será el candidato socialista a la Xunta. ¿Todavía cree que será el actual secretario general, Valentín González Formoso? ¿O hay una oportunidad de que vuelva a Besteiro?
Valentín es el secretario general y tiene todo mi apoyo. La presidenta del partido es la primera teniente alcalde de Vigo y presidenta de la Diputación. Por tanto, yo apoyo a Valentín. Nosotros tenemos la norma de primarias y, por tanto, cuando se convoque se tendrá que presentar y yo no haré pública mi preferencia. Pero si apoyé a Valentín y lo estoy apoyando como secretario general del Partido Socialista de Galicia. Hay una magnífica ocasión para cambiar el Gobierno de Galicia e iniciar una etapa nueva.
¿Sería Valentín González Formoso un buen candidato?
Sería un magnífico candidato y seguro que pueden presentarse otros candidatos y candidatas y seguro que todos serán muy buenos. Yo respeto el sistema de primarias y, por tanto, no opino en circunstancias que, además, aún no se dieron. No sabemos cuál es el panorama de candidaturas. Yo creo que van a ser después de municipales, porque ahora hay un objetivo muy importante en toda España y quiero enfatizar esto: las elecciones municipales son importantísimas en sí mismas, no son un escalón hacia nada. Las elecciones municipales eligen alcaldesas, alcaldes, presidentes de diputación, consells y cabildos; y son importantes en sí, porque quien gobierne las ciudades es muy importante. Ahora bien, las elecciones municipales, históricamente y estadísticamente marcan tendencia.
Ha venido desde el Hotel Ritz, donde tenía un desayuno hasta la Gran Vía. No sé si ha tenido oportunidad de ver las luces de Navidad, aunque no estuvieran encendidas.
No, pero todas las luces de Navidad de todas las ciudades de España son muy bonitas. Me gustan todas. Este es un tema profundo, porque es un tema de concepto de ocio y es un tema de cultura. La Navidad es una cultura, las fiestas son una cultura y todos los municipios tenemos nuestras fiestas en todo el mundo. Es un fenómeno que va con la naturaleza humana y hay una fiesta muy importante, con una tradición de siglos, que es la Navidad, y de repente aparece una ciudad, Vigo, en España que es capaz de lanzar un proyecto de Navidad que da la vuelta al mundo sin gastar ni un céntimo en publicidad. Eso marca una una manera de ocio, marca una manera de cultura, marca una manera de ilusión. Tenemos un espíritu distinto y nos realza la moral. Nos convertimos en una de las grandes ciudades turísticas de España, o lo que es lo mismo, en una de las grandes ciudades turísticas del mundo.
¿Tiene sentido tener una normativa vigente que impide que a partir de las 22:00 horas los escaparates estén encendidos y haya luces de Navidad?
Sí, sí, absolutamente, sí, claro. Haz una encuesta: 47 millones de personas; 45 te dicen que sí. En mi ciudad, los comerciantes aceptaron de buen grado que apagaran todos, porque ellos saben que a partir de las diez de la noche los escaparates tienen poco efecto en términos de publicidad. Y si apagan todos no hay competencia forzada. Pero las luces de Navidad son un fenómeno económico importantísimo. Son un fenómeno social, son fenómenos de ánimo, pero es un fenómeno económico importantísimo porque de repente, en torno a la Navidad se moviliza una parte muy notable de la economía. Vamos a ahorrar en términos energéticos el doble de lo que nos pide Europa: encenderemos media hora más tarde y apagaremos media hora más temprano y en vez de siete horas haremos seis horas. Es compatible todo. No podemos ir de blanco al negro porque tres lo dicen. Tenemos que mantener la eficiencia energética (es todo LED y prácticamente no consume nada) y mantenemos la economía. En mi ciudad, el retorno de la Navidad es entre 500 y mil millones de euros. ¿Y cuánto nos cuesta todo junto? Todo el montaje cuesta un millón de euros. ¿Sabe cuánto cuesta la energía eléctrica de la Navidad de Vigo? 60.000 euros, menos que un campo de fútbol en el mes de enero y genera miles de millones de euros en toda España.
Abel Caballero quiere estar 25 años más en el Ayuntamiento de Vigo. ¿No tiene aspiraciones en la política nacional o regional?
No, no, yo creo que en política hay algo que tenemos que asumir como cultura: los puestos tienen que ser con vocación de ese puesto. No puedes estar hoy aquí, después de un salto y me voy allá, me muevo hacia aquí. No, no, mi vocación política se llama Vigo. Yo llevo gobernando casi 16 años, vamos a subir en apoyo y voy a seguir mucho tiempo más en tanto los ciudadanos me sigan apoyando y en tanto la salud me respete. Yo le dedico mi vida a mi ciudad y no voy a dar nunca ningún salto a otro apartado de la política. Nunca.
Entrevista completa a Abel Caballero
Vídeo: Nando Ochando y Clara Rodríguez