El adelanto electoral en Andalucía aboca a los partidos a otros dos años de campaña continua
Susana Díaz tiene en su mano decidir cuándo arranca un nuevo ciclo electoral de dos años que repartirá todo el poder institucional en España: desde los ayuntamientos al Gobierno de la Nación, pasando por las Comunidades Autónomas y la representación en el Parlamento Europeo. La presidenta andaluza no se ha pronunciado, pero el adelanto a este mismo otoño se da por hecho. Desde ahí hasta 2020, los partidos afrontarán una carrera de obstáculos de urna en urna mientras intentan resolver sus propios problemas internos.
El primer partido que trabaja ya en clave de adelanto electoral en Andalucía es el propio PSOE. Los motivos de la maniobra de Díaz son diversos. Por un lado, la llegada de Pedro Sánchez al Gobierno de España ha aumentado las expectativas electorales de todos los socialistas. “El efecto Pedro le va a dar a Susana un magnífico escenario electoral”, aseguró en una entrevista en eldiario.es uno de los rivales internos del susanismo y nuevo delegado del Gobierno en Andalucía, Alfonso Rodríguez Gómez de Celis. Una idea que comparte dirigentes próximos a Díaz, que admiten la paradoja: a la presidenta andaluza le puede venir bien el impulso del triunfo en la moción de censura de su principal rival en el PSOE.
El hipotético adelanto electoral no obedece solo al aprovechamiento de ese viento de cola. El rumor recorría ya Andalucía cuando Sánchez estaba hundido en las encuestas hace unos meses. Otra de las razones para que los andaluces vayan a votar antes de la primavera es la sentencia del caso ERE, que se espera para marzo de 2019. Ese mes estaban previstas los comicios autonómicos si el calendario electoral siguiese su curso. Dirigentes socialistas temen que el fallo puede ser demoledor y retrate los excesos de décadas del partido en Andalucía.
La otra ventaja del más que previsible adelanto es que en este momento “no hay oposición”, aseguran en el PSOE. Con el PP descabezado y dividido -también en la región- por la elección del sucesor de Mariano Rajoy; Ciudadanos en horas bajas tras la moción de censura que ha cambiado el compás a Albert Rivera; y Podemos sumido también en cuitas internas e intentando cerrar su confluencia con IU. En el PSOE andaluz cunde la idea de que “cuanto antes mejor”.
Esas autonómicas serán el primer termómetro electoral para el PSOE, que puede pagar una de las primeras decisiones del Gobierno de Pedro Sánchez: aparcar la revisión de la financiación de las CCAA. La rectificación no ha gustado nada a Díaz ni al resto de barones socialistas.
Lo que ocurra en Andalucía, no obstante, no tiene por qué representativo de lo que puede pasar en los comicios europeos, autonómicos y municipales de mayo de 2019. En Ferraz están trabajando ya en esas elecciones y se están preparando discretamente las candidaturas a ayuntamientos importantes.
Los socialistas están convencidos de que la presencia de Sánchez en La Moncloa supondrá un espaldarazo para esas elecciones. Aunque existe el temor a que la buena marcha inicial del “Gobierno de la dignidad” vaya truncándose cuando se acabe el período de gracia, y está el temor de que el PP sea capaz de fraguar una transición ordenada. Más allá del logro haber llegado La Moncloa, un escenario que ningún socialista vislumbraba hace apenas dos meses, el día a día parlamentario que ya es una tortura para un Gobierno con 84 diputados, puede hacerse imposible en un clima de refriega electoral. Y Sánchez, que va a gobernar este primer año con las cuentas heredadas del PP, tiene por delante el reto de aprobar unos nuevos presupuestos para 2019 cuando todos los partidos ya operarán en clave electoral.
Podemos e IU: el largo camino a la confluencia
Díaz, de momento, no tiene rivales para las elecciones. El PP no ha ratificado aún a Juan Manuel Moreno Bonilla, aunque las primarias del partido evidenciaron que el líder andaluz tiene a la militancia detrás. Está por ver si el congreso acaba haciendo presidenta a Santamaría, la candidata que apoyó el barón andaluz.
En vista de que todo apunta a unas elecciones anticipadas, Ciudadanos ha optado por adelantar su propio proceso de elección y, en principio, el favorito vuelve a ser Juan Marín.
La cuarta candidatura en liza tampoco se ha fraguado plenamente. La confluencia entre Podemos, IU, Equo y otras organizaciones más pequeñas que lideran en la región Teresa Rodríguez (como líder) y Antonio Maíllo (como número2) encuentra reticencias en la dirección de Pablo Iglesias por la fórmula elegida para componer la lista y por el miedo a que el proceso sirva de inicio a la formación de un nuevo sujeto político andaluz separado de la matriz estatal.
La unidad electoral, en cualquier caso, no está en duda. Ni en Andalucía ni en el resto de España. Es una decisión estratégica adoptada por las distintas direcciones cuya implementación, eso sí, va a generar múltiples problemas a todos los niveles.
En las localidades donde las candidaturas municipalistas de 2015 tienen fuerza la norma general es repetir la fórmula. El problema es definir dónde hacerlo y dónde no. Además, en muchos lugares la relación Podemos-IU no pasa por su mejor momento. Asturias es un ejemplo y se ha convertido en un problema para Alberto Garzón. Pero la nómina es mayor.
Podemos ha iniciado el proceso para determinar en qué localidades se van a presentar candidaturas. Luego habrá que fusionarlas con las listas de sus aliados. IU, por su parte, tiene que poner en marcha sus propias primarias y procesos de elección.
El espacio autodenominado del cambio afronta esta yincana electoral como es habitual desde 2014: con incertidumbre. Y con la mirada puesta en 2020, cuando se volverá a someter a unas elecciones generales. De cómo se desarrollen las negociaciones para los comicios locales y autonómicos dependerán, en buena medida, las de 2020.
El PP, sin liderazgo nacional
En el PP confían en que cualquier adelanto electoral se produzca una vez el partido haya culminado con éxito la sucesión de Mariano Rajoy. Fuentes de la dirección saliente recalcan la necesidad de que el electorado vuelva a percibirles como un “partido unido”. Pero dirigentes consultados por eldiario.es reconocen que el resultado de la votación de este jueves que ha provocado una batalla por el poder entre Soraya Sáenz de Santamaría y Pablo Casado, con el previsible apoyo hacia éste de la secretaria general y enemiga de la exvicepresidenta, María Dolores de Cospedal, complicará ese escenario en el medio plazo.
El resultado del congreso de los días 20 y 21 donde se elegirá a uno de los dos resultará especialmente importante en Andalucía, donde es más probable un adelanto de las elecciones. En principio el candidato a presidir la Junta sería Juan Manuel Moreno Bonilla, presidente del PP en la comunidad. En 2014 Rajoy lo eligió para liderar la oposición a Susana Díaz contentando a Sáenz de Santamaría, que le quería a él al frente de los populares andaluces, frente a Cospedal, que optaba por el senador y alcalde de Tomares, José Luis Sanz.
Moreno ha sido uno de los más firmes respaldos de la exvicepresidenta en las primarias y quien ha decantado su victoria sobre Casado. Pero si finalmente este último se impone en el congreso con el apoyo de los compromisarios de Cospedal el futuro del líder del PP andaluz estaría en entredicho y también la unidad del partido de cara a las autonómicas.
El PP confía en que el ciclo electoral que se abre le sirva para empezar la remontada tras años de desplome en las encuestas. El partido quiere recuperar el poder territorial que perdió en 2015 por los pactos logrados en la izquierda. Dirigentes populares reconocen que, además de un buen resultado en Andalucía, su prioridad es volver a gobernar en la Comunidad Valenciana, Aragón y Castilla-La Mancha.
Otro objetivo que se ve más factible en las filas de la formación conservadora es mantener la Comunidad de Madrid y Galicia, cuyas elecciones están previstas para octubre de 2019. Para la primera está por ver también cómo queda el tablero de las primarias ya que el actual presidente, Ángel Garrido, que sustituyó a la dimitida Cristina Cifuentes, ha sido uno de los apoyos de Cospedal. Si gana Sáenz de Santamaría es probable que trate de encontrar un candidato afín para dar la batalla.
Ciudadanos, descolocado por el regreso de Sánchez
Para el partido Albert Rivera las elecciones en Andalucía suponen su primer gran reto en el nuevo escenario político que se ha abierto tras la moción de censura y el cambio de Gobierno, que ha dejado a Ciudadanos descolocado y desdibujado en el Congreso.
En Ciudadanos aseguran que afrontan la cita andaluza con “optimismo” y sin miedo a un posible efecto Sánchez que pudiera favorecer a la presidenta de la Junta, Susana Díaz. La líder socialista retuvo el poder en Andalucía precisamente gracias a un pacto de investidura sellado con Ciudadanos.
El objetivo de Rivera es dar el sorpasso al PP de Moreno
sorpassoEl último sondeo, publicado esta misma semana, aúpa a Ciudadanos al segundo lugar con el 21,5% de los votos y 23 parlamentarios, 14 más de los que obtuvieron en 2015.
Un fracaso en Andalucía sería para Rivera un mal preludio para afrontar el intenso ciclo electoral que se abre. Y para su principal objetivo: las generales de junio de 2020. Rivera ha anunciado que hará una oposición “firme” y “muy dura” contra el Gobierno de Pedro Sánchez y su partido, el PSOE. Sin descuidar al PP con el que compite por el mismo espacio electoral de centro derecha y que a la vuelta del verano tendrá, se supone, un nuevo liderazgo alrededor del que reconstruirse.
El otro problema para Ciudadanos es que la corrupción ha tocado ya a algunos de los pocos municipios que controla. La detención de su alcalde en Arroyomolinos (Madrid) y un asesor en León dentro de una macrooperación de la Guardia Civil que tocó a municipios de toda España ha puesto en alerta a la dirección de Rivera.
Una de las cosas que la dirección ya ha anunciado es que extremarán los controles para la designación de los candidatos y evitar que se les cuele gente que luego les cause problemas. Para ello, el partido ha reconocido que captarán fichajes como lo hace cualquier empresa privada, a través del departamento de Recursos Humanos, que será el encargado de supervisar currículos y el pasado de los aspirantes.
Este primer caso de corrupción que afecta al partido ha manchado la imagen que se han esforzado por vender, a pesar de que han reaccionado con rapidez exigiendo a los implicados su inmediata dimisión.
La detención le ha estallado a Rivera en pleno discurso sobre la necesidad de “regenerar las instituciones”, justo cuando está viendo cómo Ciudadanos se desinfla en las encuestas y después de su vacilante papel en el sostenimiento del PP al frente de la Comunidad de Madrid.