Prácticamente desde su triunfo en las primarias de 2018 el presidente del Partido Popular, Pablo Casado, emprendió una batalla por cada voto del centro derecha con Ciudadanos y Vox. Había visto cuestionada la hegemonía que mantuvo el PP en las últimas décadas como el gran partido conservador de España que era capaz de aglutinar al electorado que se situaba entre el centro derecha y la derecha más extrema y llamó una y otra vez a la “reconstrucción” de ese espacio siempre en torno a su formación política.
Ahora Casado considera, sin embargo, que el hundimiento del partido que fundó Albert Rivera en las elecciones del 10N, cuando obtuvo solo 10 escaños –47 menos que en abril– supone una oportunidad para anular al que ha sido uno de sus grandes rivales electorales. Con el objetivo de reafirmar su liderazgo como principal partido de la oposición el líder del PP trata de trasladar la presión de la gobernabilidad del país hacia Ciudadanos, que sin embargo ya ha dicho por activa y por pasiva que no facilitará la investidura de Pedro Sánchez.
Este mismo lunes el líder del PP lanzaba la idea de un posible acuerdo entre el PSOE y el partido que tras la salida de Rivera previsiblemente pilotará Inés Arrimadas para investir a Sánchez. La teoría de la dirección popular es que si ese pacto se produjese el líder socialista no tendría que apoyarse en las fuerzas independentistas para lograr su Ejecutivo de coalición con Unidas Podemos y Ciudadanos sería percibido más como socio del PSOE que como alternativa de derechas al Gobierno de la izquierda, dejando todo ese espacio al PP.
Si ese plan -impensable según las declaraciones que repiten cada día los dirigentes de Ciudadanos- acabase funcionando y echase a andar el nuevo mandato de Sánchez, el plan de Casado pasa por aprovechar la descomposición de Ciudadanos para consumar la coalición España Suma que quiso formar antes del 10N a través de una fusión de la formación que se dice “liberal” en el PP.
Prepararse para las elecciones de 2020
El objetivo es que la integración se produzca antes del nuevo ciclo electoral previsto para 2020, cuando tendrán lugar comicios autonómicos en Galicia y Euskadi. La dirección popular no quiere que la división de la derecha ponga en riesgo la mayoría absoluta de Alberto Núñez Feijóo en la Xunta y relegue al PP vasco a la irrelevancia en el Parlamento de Vitoria.
Preguntado por la gobernabilidad y por las distintas voces dentro de las filas populares que le piden un acercamiento el PSOE para explorar posibles acuerdos que no hagan depender la investidura de ERC, Casado aseguraba este lunes: “Pedro Sánchez tiene otras opciones porque en 2016 llegaron a un acuerdo con Ciudadanos y pidieron la abstención de Podemos para gobernar. ¿Por qué tampoco está explorando ningún contacto con Ciudadanos?”
La dirección popular está muy molesta por que desde el 10N se hable de su posible abstención en la reelección de Sánchez incluso por parte de dirigentes del partido como los barones Feijóo y Juan Manuel Moreno Bonilla –que se abren a esa opción si Sánchez “rectifica” su “deriva” de cercanía con el nacionalismo– y con que se haya planteado una posible gran coalición de PP y PSOE como la propuesta por el expresidente del Gobierno José María Aznar, padrino político de Casado, o la portavoz de los populares en el Congreso, Cayetana Álvarez de Toledo.
“Esto es una broma. ¿Ahora la solución es que nosotros nos amarremos a un tío que está cuestionado dejando la oposición libre?” se preguntaban este martes fuentes de la dirección del PP. “No puedes fiarte de Sánchez porque a las dos semanas te traiciona. A los dos días puede estar pactando los Presupuestos con ERC. Va a incumplir cualquier cosa que firme o acuerde porque todos le conocemos”, zanjan en Génova 13, para añadir: “Estamos en un país narcotizado que está poniendo el foco en Casado y Sánchez no ha aparecido y nadie le dice nada”.
Con el apoyo de Navarra Suma y Coalición Canaria
La dirección popular recalca en privado que “hay sumas alternativas” a la planteada por Sánchez con Unidas Podemos y el apoyo de ERC, aunque siempre dependería de Ciudadanos, formación a la que la cúpula del PP reconoce que no quiere “meter el dedo en el ojo” públicamente. “Esa suma [la que contaría con la abstención de Ciudadanos] daría para conformar un Gobierno en solitario del PSOE sin Podemos en el Consejo de Ministros y a UPN [en alusión a Navarra Suma] le diríamos que podría apoyarlo como a Coalición Canaria”, señalan.
Después el objetivo es integrar a Ciudadanos en el PP, una idea que ya ha aceptado uno de los barones más críticos con Casado, el gallego Núñez Feijóo, a pesar de que en los últimos meses no vio con buenos ojos la alianza de las derechas y de que en su comunidad la formación de Rivera tiene un papel testimonial: no tiene representación en el Parlamento gallego y tampoco sacó escaño en las últimas generales. Pero a las puertas de unas elecciones gallegas en las que la división de la derecha podría desbancarle del poder –necesita revalidar la mayoría absoluta o, si logran representación, depender de los apoyos de Ciudadanos y Vox–, el presidente de la Xunta cree ahora que Ciudadanos “cabe dentro” del PP y que “sería bueno buscar fórmulas de entendimiento” con la formación que se dice liberal. Así lo dijo el pasado viernes en rueda de prensa.
En Ciudadanos, no obstante, guardan mucho las distancias con el PP, sobre todo ahora que el 10N les ha dejado malheridos. Si durante las últimas generales rechazaron cualquier coalición electoral con los de Casado como la España Suma que reclamaban los populares, ahora mantienen la misma postura tanto en Catalunya, en donde han perdido casi todo el terreno ganado, pero también en Galicia y en el País Vasco, dos comunidades que viven pendientes de la convocatoria electoral.
En Galicia, pese a los llamamientos de Feijoó, Ciudadanos se niega a cualquier tipo de acercamiento antes de las elecciones porque creen que lo único que persiguen es “fagocitarles”. “Aquí ha habido una fagocitación por doble vía. Algunos de los actuales cargos institucionales del partido provienen del PP, en la nueva ola de fichajes, y ahora el PP está intentando abducir a Ciudadanos”, asegura a eldiario.es una antigua dirigente del partido. Algunos de estos cargos “ahora dicen que nunca imaginaron tener que volver por la puerta de atrás al partido que dejaron” ante las pésimas perspectivas electorales que tiene ahora Ciudadanos.
La situación es mucho peor en el País Vasco. En las generales del 10N Albert Rivera cerró allí la puerta a cualquier entendimiento con el PP. Hubo un intento de hacerlo y le costó el cargo al secretario de Organización en Euskadi, Javier Gómez, que fue coordinador del partido en Álava y candidato a diputado general por esta provincia en las últimas elecciones locales. La dirección nacional le abrió expediente disciplinario acusándole de estar en una “operación” de trasvase de afiliados de Ciudadanos al PP, algo que él desmintió tajantemente.
Contra el “Gobierno pesadilla”
El único entendimiento que la dirección en funciones de Ciudadanos ve con el PP es unirse en el Congreso pero para ofrecer a Pedro Sánchez un acuerdo entre “constitucionalistas” en base a una serie de pactos de Estado con ellos y el PP. Solo así se evitaría, dicen, un Gobierno del PSOE y Unidas Podemos, que esté “hipotecado” por los nacionalistas y los independentistas.
Este mismo lunes, la portavoz nacional, Lorena Roldán, insistía en que esa es la única alternativa al “Gobierno pesadilla” de Sánchez. El discurso no ha variado un ápice del utilizado por Rivera y la propia Inés Arrimadas, que siempre han rechazado facilitar aunque fuera con una abstención en segunda vuelta a un bipartito de izquierdas.
“¿Los españoles merecemos a este Gobierno, un Ejecutivo que se negocia con Junqueras en la cárcel? Estoy convencida de que los españoles merecen un Gobierno moderado y no de pesadilla”, añadió la portavoz de Ciudadanos. Por ello, Roldán apeló al sentido común de Sánchez al que le pide “rectificar”. “Jamás vamos a apoyar un Gobierno en el que Iglesias sea el vicepresidente del Gobierno”. “Con nosotros en esto que no cuente”, remachó la portavoz nacional echando por tierra todas las pretensiones del PP.