El pacto con ERC: la llave de la investidura en un Congreso partido a la mitad
167 'síes' contra un máximo de 165 'noes'. Estos son los números que se perfilan para una investidura de Pedro Sánchez en segunda votación. A falta de cerrar algunos apoyos con los grupos más pequeños, un Congreso dividido casi a la mitad daría así previsiblemente la Presidencia del Gobierno al candidato socialista. Las abstenciones de ERC y EH Bildu, que tiene ya garantizadas, permitirían así desbloquear la legislatura, que echaría a andar con el nuevo año.
Los votos favorables serían los del PSOE y Unidas Podemos, quienes integrarán el futuro Gobierno de coalición. Juntos suman 155 diputados, que quedaron sellados en el abrazo que se dieron Sánchez y Pablo Iglesias el 12 de noviembre, dos días después de las elecciones y tras firmar un preacuerdo de diez puntos. Un documento que están convirtiendo en acuerdo de Gobierno la ministra de Hacienda en funciones, María Jesús Montero, y el dirigente de Podemos Pablo Echenique. Su contenido, que de momento no se conoce, verá la luz antes de la sesión de investidura.
A ellos se sumarían los 'síes' de PNV (6 diputados), Más País (dos) y Compromís, BNG, PRC y Teruel Existe, con uno respectivamente. En el PSOE dan por hecho el apoyo de todos ellos: “Hay cierta ansiedad por comenzar la legislatura. Llevamos semanas hablando con estas formaciones”, señalan fuentes socialistas, informa Irene Castro.
El grupo vasco mantiene la discreción total sobre las conversaciones con los socialistas, pero en el PSOE dan por hecho que no será un impedimento para la investidura. El PNV gobierna en coalición con el PSE y ambas formaciones tienen un acuerdo a nivel municipal en Euskadi. En la ronda de contactos con los presidentes autonómicos que Sánchez ha llevado a cabo este martes, ha trasladado a Iñigo Urkullu su pretensión de cumplir con las transferencias pendientes.
Desde el partido de Íñigo Errejón también se garantiza el apoyo a la investidura. Más País ha reclamado al PSOE que el próximo Gobierno sea “valiente” y aborde cuestiones como la reducción urgente de emisiones de CO2 a la atmósfera, la subida del IRPF a las rentas superiores a 150.000 euros, abrir el debate de la financiación autonómica y la implantación de políticas feministas.
Los otros cuatro votos se dan por seguros. “Creo que la cosa puede salir”, expresó Joan Baldoví nada más reunirse con Adriana Lastra en el marco de conversaciones que ha mantenido con los partidos pequeños. El 'sí' del PRC –el único que Sánchez logró sumar en la investidura fallida de julio– lo tiene ya, aunque el presidente cántabro, Miguel Ángel Revilla, presiona para que el Gobierno cumpla con su promesa de una licitación para el tren. Con su diputado se verá la portavoz socialista este miércoles, al igual que con los diputados de BNG y Teruel Existe.
El PSOE cree que logrará su 'sí' a pesar de que las demandas territorializadas dependen de los Presupuestos Generales del Estado más que de la negociación para la investidura. “Llevamos muchos días hablando con estos grupos. Pero toda negociación se cierra en el último minuto”, reconocen.
Sin embargo, la sensación en las formaciones minoritarias no es de que el PSOE les haya prestado mucha atención en las últimas semanas y se quejan de que ha estado pendiente de lograr la abstención de ERC. Por eso el 'sí' no está garantizado.
En el 'saco' de formaciones pendientes están Coalición Canaria y Nueva Canarias que, en esta ocasión, se presentaron juntas a las elecciones por lo que se espera que mantengan una posición común, aunque no es obligatorio. El diputado Pedro Quevedo reclama que se ponga sobre la mesa la 'agenda canaria', aunque su apoyo los socialistas lo ven factible. En el caso de Ana Oramas, es más complicado porque siempre ha rechazado un pacto en el que esté Unidas Podemos. Además, dentro de Coalición Canaria existe debate sobre la posición que mantener. Si no es imprescindible para el desbloqueo, puede posicionarse incluso en contra, aunque los socialistas dan por hecho que no será un impedimento para que la investidura salga adelante.
Los 'noes' de las derechas, Junts y la CUP
También están bastante claros casi desde el principio los votos negativos al Gobierno de coalición de PSOE y Unidas Podemos. El PP, Vox y Ciudadanos no han dudado en rechazar el acuerdo de Sánchez e Iglesias y solo han planteado opciones alternativas que partían de romper el pacto del 12 de noviembre.
El presidente del PP, Pablo Casado, intentará liderar la oposición al Ejecutivo. Sus 88 diputados (el de Foro Asturias irá al Grupo Mixto) los convierten en la primera fuerza ajena al Gobierno. Casado ha repetido en múltiples ocasiones que no apoyaría la investidura del secretario general del PSOE porque eso dejaría a Vox como “única oposición”.
Sin este respaldo, siquiera con una abstención, la participación de Ciudadanos en las quinielas de la investidura perdía posibilidades. Los diez diputados que obtuvo el dimitido Albert Rivera podrían apuntalar a Sánchez y evitar que la abstención de ERC fuera necesaria, pero la actual portavoz, Inés Arrimadas, exigía una vía que sumara a su partido con el PP y el PSOE. Algo inviable a estas alturas.
En cuanto al partido que lidera Santiago Abascal, su 'no' ha sido inamovible en cualquier circunstancia. Ni siquiera han aceptado asistir a las reuniones parlamentarias planteadas por el PSOE.
En el bloque del 'no' coincidirán también los ocho representantes de Junts per Catalunya y los dos de la CUP. Ambos partidos independentistas catalanes se han cerrado a apoyar la investidura de Pedro Sánchez o abstenerse. La portavoz del partido de Carles Puigdemont, Laura Borràs, se ha reunido en dos ocasiones con Lastra, sin acercar posturas. Los representantes de la CUP ya avisaron de que en ningún caso colaborarían para sacar adelante un Gobierno que, consideran, no se ha comprometido lo suficiente para resolver el conflicto en Catalunya.
Las abstenciones imprescindibles
Así las cosas, las abstenciones de ERC y de EH Bildu se antojan imprescindibles para que la investidura de Pedro Sánchez salga adelante en segunda votación. Socialistas y republicanos están ultimando el acuerdo para que los 13 diputados de Gabriel Rufián voten en blanco.
Bildu ha logrado este 10N grupo parlamentario propio por primera vez para la izquierda abertzale. Y quieren intentar normalizar su presencia y, además, demostrar influencia ante los electores vascos con su agenda política: “reconocer la plurinacionalidad del Estado”, abordar la política penitenciaria de los presos relacionados con ETA y “revertir los recortes sociales”.
El grupo le ha presentado estas propuestas al PSOE este martes y ha señalado que la reunión es “un paso importante” para ellos, por lo que “no será un obstáculo” en la investidura. Fuentes socialistas, por su parte, destacan que Bildu es un nuevo grupo parlamentario al que tener en cuenta para sacar adelante iniciativas de carácter social, un ámbito en el que tienen coincidencias, pero reconocen que el encuentro “no ha sido fácil” por la distancia con la formación de la izquierda abertzale y aseguran que “no hay nada que hablar” con ellos en relación al hipotético acercamiento de los presos o en cuanto al modelo territorial. Sin embargo, esas mismas fuentes se muestran convencidas de que su actitud es la de facilitar que haya Gobierno.