La decisión de Podemos fuerza al Gobierno a negociar con un partido más durante toda la legislatura
La salida de los cinco diputados de Podemos del grupo parlamentario de Sumar supone un nuevo reto para la complicada mayoría parlamentaria del Gobierno de Pedro Sánchez. El jefe del Ejecutivo consiguió ser investido presidente el pasado 16 de noviembre gracias a los acuerdos firmados por su partido, el PSOE, con otros siete grupos. Además de con Sumar, los socialistas cerraron pactos con ERC, EH Bildu, PNV, Junts, BNG y CC para poder lograr los 178 'síes' que le mantuvieron en la Moncloa, frente a los 172 'noes' que sumaron PP y Vox.
Ahora Sánchez deberá negociar con un octavo partido, Podemos, que al desmarcarse de Sumar no tendrá que compartir necesariamente el posicionamiento político ni el sentido del voto con el partido de Yolanda Díaz. La formación de Ione Belarra ya no estará sometida al acuerdo suscrito entre la vicepresidenta segunda y el presidente del Gobierno y con su paso al Grupo Mixto logra recuperar la relación bilateral con el PSOE que tuvo en la anterior legislatura, pero que perdió al integrarse en Sumar.
El Gobierno de coalición no cuenta ya de entrada con los 152 votos con los que inició, hace menos de un mes, la XIV Legislatura. Entonces tenía asegurados los 121 del PSOE más los 31 de Sumar. Ahora son cinco menos los votos que puede dar por hechos y se queda en una situación de mayor debilidad al reunir, únicamente, 147.
Hasta ahora, el bloque con el que Sánchez podía sacar las leyes adelante superaba la mayoría absoluta. A los 152 diputados que conformaban la alianza de PSOE y Sumar (incluyendo a Podemos) se sumaban ERC y Junts (que tienen siete diputados cada uno); EH Bildu, con seis; PNV, con cinco; y el BNG, con 1. Alcanzaban en total 178 escaños, dos por encima de la mayoría absoluta, que podían ser puntualmente 179 con Coalición Canaria, como en la votación de investidura.
“Tendrán que negociar con Podemos”
Tras la decisión de Podemos, esa mayoría absoluta se tambalea. En un más que ajustado escenario los de Belarra, simplemente con la abstención de sus cinco diputados, pueden hacer caer las leyes que necesiten mayoría absoluta. Y si se sitúa en el 'no', también hará decaer las iniciativas que requieran más síes que noes, como los Presupuestos.
Otra incógnita que se abre para Sánchez es la buena sintonía que hasta ahora ha venido manteniendo Podemos con fuerzas como ERC o EH Bildu, con quienes han mostrado más sintonía que Sumar. Está por ver si esa connivencia se mantiene a la hora de negociar leyes, en bloque, con esas tres fuerzas políticas que han escenificado la unidad de acción en el Parlamento durante la pasada legislatura.
“Vamos a seguir trabajando con total autonomía política para recuperar la unidad del bloque democrático y para volver a gobernar en coalición”, aseguró este mismo martes el portavoz de Podemos Javier Sánchez Serna durante la comparecencia en la que anunció el paso de su partido al Grupo Mixto.
Podemos comenzó a mostrar sus cartas apenas una semana después de la investidura de Sánchez. Sin aventurar aún la ruptura consumada este miércoles, a finales de noviembre la propia Belarra quiso dejar claro que pensaba defender la “total autonomía política y parlamentaria” de su formación. También remarcó que una de las primeras votaciones en las que iban a ejercer esa independencia iba a ser la de los Presupuestos Generales del Estado de 2024 que el Ejecutivo ya está preparando.
El hito de quedarse sin ministerio
El partido ya había anunciado que no sentiría como propias las medidas del Gobierno si finalmente no se hacía con un ministerio que siempre ha reclamado para Irene Montero, algo que el propio Sánchez Serna afeó este miércoles al Ejecutivo al anunciar la ruptura con Sumar. Las relaciones entre el proyecto de Díaz y el de Belarra estaban ya rotas, en todo caso, desde hacía semanas. “A partir de ahora, quien quiera los votos de Podemos tendrá que negociar con Podemos”, han advertido una y otra vez desde la formación en las últimas semanas.
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