Malestar en la oposición y la Justicia por el fracaso del Gobierno al no haber encontrado las urnas del 1-O
La actuación del Gobierno durante el 1-O ha generado malestar en ámbitos políticos y judiciales. Desde Moncloa se insistió en la idea de que los promotores del referéndum no podrían contar con las urnas en la votación. La promesa implicaba que en ningún sitio se vería la imagen de ciudadanos votando, como sí se produjo en la consulta de 9-N. Sin embargo, las urnas llegaron a los colegios electorales sin que Policía y Guardia Civil pudieran hacer nada por impedirlo.
Las fuerzas de seguridad, con el apoyo del servicio de inteligencia, han estado meses trabajando para impedir la votación. Durante los días previos al 1-O agentes de Policía y Guardia Civil requisaron sobres y papeletas con más de 10 millones de estas últimas. En una de esas operaciones fuentes policiales aseguraron que habían requisado 100 urnas, aunque la empresa que las guardaba aseguró que eran para las elecciones del FC Barcelona.
El 29 de septiembre, en medio de esas operaciones, cuando los agentes todavía buscaban las urnas, Oriol Junqueras, Raül Romeva y Jordi Turull dieron una rueda de prensa conjunta tras un recipiente de plástico traslúcido con una tapa negra y el logo de la Generalitat. Era una de las urnas que buscaban los agentes.
“El Centro Nacional de Inteligencia ha fallado de manera rotunda”, aseguran fuentes del Constitucional sobre el desempeño del servicio de inteligencia en la búsqueda de urnas. La misma impresión que existe en los pasillos de ese tribunal se reproduce en círculos políticos. En el PSOE están muy molestos porque Mariano Rajoy les aseguró personalmente que no habría ni urnas ni cargas policiales. El domingo las televisiones se llenaron de imágenes de ambas cosas.
Los de Pedro Sánchez han centrado su crítica en la gestión que atribuyen a la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, quien tiene atribuidas las competencias del CNI.
Nadie entiende cómo es posible que el Ejecutivo hubiera apostado con insistencia en que las urnas serían interceptadas antes del proceso de votación. El mismo día que los dirigentes de la Generalitat presentaban el modelo de urna que pensaban emplear en el referéndum, el jefe de gabinete del presidente del Gobierno, Jorge Moragas, aseguró a un dirigente del PSOE : “No te preocupes. No habrá urnas. Lo tenemos controlado”.
El resultado fallido de la operación para localizar las urnas ha generado preocupación en ámbitos judiciales, donde se preguntan cómo ha sido posible no haber conseguido bloquear una operación en la que estaban implicadas miles de personas. Según varios medios, una red de voluntarios se prestó a traer desde Francia las miles de urnas en sus coches particulares.
Esos recipientes habían llegado al otro lado de la frontera desde China, donde la Generalitat había comprado las urnas a la empresa Smart Dragon Ballot Expert, que confirmó haber enviado 10.000 a Francia. Según el diario Ara, buena parte de esas urnas llegaron a la localidad francesa de Elna, donde voluntarios cruzaron la frontera para recogerlas en sus coches particulares y esconderlas hasta la votación.
De eso también se encargó la red de voluntarios, que según ese diario se comunicaban a través de aplicaciones seguras como Telegram o Signal, o incluso en persona. Escondieron las urnas en trasteros, almacenes y en los propios coches en los que las habían traído de territorio francés.
Llegó entonces el 1-O, el día en el que Mossos, Policía y Guardia Civil tenían orden de requisar el material electoral. Los responsables de las mesas electorales idearon multitud de sistemas para ocultar las urnas que había llegado unos días antes desde Francia. Los agentes consiguieron requisar tan solo una parte.
Así transcurrió la jornada del referéndum, con imágenes de agentes requisando por la fuerza las urnas, o de efectivos de Policía y Guardia Civil cargando contra quienes formaban barreras humanas delante de los colegios.
El resultado de la jornada electoral ha generado preocupación sobre el papel del CNI. Fuentes jurídicas señalan que a Rajoy se le dijo que no habría nada parecido a una consulta y el presidente se encontró el domingo en la televisión con las imágenes de colas ante las urnas y catalanes votando.