Los diputados no están obligados a informar de los viajes a los que les invitan
- Las Cortes establecen los procedimientos parlamentarios para los viajes institucionales, incluso que “las reservas de vuelos se realizan siempre en preferente”, pero no fija la obligatoriedad de desglosar los gastos
Si un diputado es invitado como observador en un proceso electoral fuera de España, por ejemplo, no figura en ningún sitio. Ni quién le ha invitado, ni cuánto ha costado el viaje ni en qué hotel se ha alojado ni si le han pagado las comidas. Si un diputado es invitado por una empresa a un partido de fútbol fuera de nuestras fronteras, por ejemplo, tampoco aparecerá en ningún registro oficial. En definitiva, sólo los viajes institucionales, aquellos que son sufragados por las Cortes, aparecen en algún registro público. Los demás, “son considerados viajes particulares”, explican en el Congreso, “no tienen la aprobación de la Mesa y no son sufragados por el Parlamento”.
En el apartado “actividad internacional” de la web del Congreso están recogidos los viajes de delegaciones oficiales, de comisiones y del resto de relaciones internacionales llevadas a cabo por la Cámara. Todo lo que queda fuera de estos márgenes, no figura.
Es más, de acuerdo con los criterios aplicables a todos los desplazamientos de delegaciones de las Cortes generales publicados en la web y ratificados en enero de 2012, se establecen los procedimientos parlamentarios para ser aprobados, la obligación de publicar informes después de cada viaje, incluso que “las reservas de vuelos se realizan siempre, con independencia del destino, en clase preferente, salvo que la compañía aérea no disponga de esta clase”. O que “las reservas de tren se harán en clase Club o similar”. Pero no dice nada de que sea preceptivo su registro público, si bien es cierto que están siendo publicados en la web, aunque no siempre puntualmente según ha podido constatar la web tuderechoasaber.es.
Los criterios del Congreso tampoco fijan la obligación de desglosar los gastos de cada viaje oficial. “Los presupuestos del Congreso publican partidas generales, pero no cuánto se gastó en cada uno de los viajes que ha pagado”, subraya Miguel Ongil, del Colectivo Cuentas Claras, ponente en la Comisión de Transparencia del Congreso.
Transparencia
Pero, ¿qué pasa con el resto de viajes? ¿Cómo se puede rastrear si un determinado lobby agasaja a un determinado diputado o partido político? No hay manera. La diputada de La Izquierda Plural (IU-ICV-EUiA-CHA) Laia Ortiz (ICV) fue una de las invitadas por ISGlobal a Mozambique. Viajó, junto con Federico Buyolo (PSOE), Juan Carlos Grau (PP), Jon Iñarritu (Amaiur) y Antoni Picó (CiU) en enero de 2013 para visitar el centro de salud en Manhiça, en el que trabaja el investigador Pedro Alonso, uno de los mayores expertos mundiales sobre la malaria. Tanto ISGlobal como la propia Ortiz, entre otros, dieron publicidad al viaje en internet y las redes sociales. Como también lo hizo Salud por Derecho, cuando en febrero de 2013 invitó a Grau, Iñarritu, Picó, Juan Carlos Abalos (PSOE) y a Caridad García (Izquierda Plural) a un proyecto de lucha contra el sida, la tuberculosis y la malaria en Honduras.
“Hay varios tipos de viajes”, explica Ortiz: “Los oficiales del Congreso, aquellos que se pactan con el Gobierno o hacen las Comisiones y el resto. De los dos primeros hay registro; del resto, no. Incluso hay viajes que se aprueban en Comisión que no siempre aparecen registrados oficialmente”. La diputada ecosocialista mantiene una agenda pública en la web de su partido en la que anota sus reuniones y viajes: “Yo apunto todo lo que hago, pero para nada es obligatorio. Y debería serlo: todo el mundo debería saber con quién te reúnes, con qué motivo ... Y, por supuesto, quién invita a quién, cuánto cuesta la invitación y quién la paga. Es un ejercicio de transparencia necesario”.
Miguel Ongil aporta otro detalle: “Hay parlamentos, como el británico, en el que cuando invitas a algún diputado la institución te obliga a detallar el importe y los motivos del viaje. En otros lugares, como Alemania, los diputados incluso han de declarar cuando reciben un regalo superior a 50 euros; más aún con un viaje, que siempre costará mucho más que 50 euros”.