El PSOE ha perdido más de 1,5 millones de votos y 19 diputados con respecto a las generales de 2011, pero se mantiene como el único partido que conserva al menos un diputado en todas las provincias españolas, a excepción de Ceuta y Melilla, tradicionales feudos del PP, que ha mantenido su hegemonía en ambas ciudades autónomas (un diputado por cada una). Sin embargo, la irrupción de Podemos ha liquidado el bipartidismo en tres provincias en las que hasta ahora tenían presencia los dos grandes partidos. Y el gran perjudicado ha sido el PP.
En Gipuzkoa, con el 99,68% escrutado, el PP ha perdido el único escaño que obtuvo en 2011, cuando fue la cuarta fuerza más votada, al quedarse esta vez en el 8,67% de los sufragios. El PSOE sí conserva un escaño al obtener en estas generales el 13,32% de los votos, siete puntos menos que en las de 2011.
La explicación está en la irrupción de Podemos, primera fuerza en esa provincia, que obtiene el 25,27% de los votos y dos de los seis representantes que estaban en liza. Los otros dos son para el PNV, segunda fuerza en Gipuzkoa con el 23,52% de los votos.
Otro tanto ha ocurrido en Girona, también con seis escaños en disputa. Dos han ido a parar a Democràcia i Llibertat, la marca de CDC para estas generales, y otros dos han sido para ERC. El PP pierde el escaño que obtuvo en 2011, tras quedarse por debajo del 10%; ha logrado un 8,52%, por debajo de Ciudadanos, que tampoco obtiene representación.
La debacle del partido UPyD en las pasadas elecciones municipales y autonómicas presagiaba malos resultados. Esa noche perdió toda su representación en los parlamentos autonómicos -excepto el del País Vasco a falta de elecciones el próximo año-. En las andaluzas también se había quedado fuera del parlamento meses antes. Este 20D ha perdido toda su representación en el Congreso, donde tenía 5 diputados y donde había ejercido como primera grieta del bipartidismo. La formación que lidera Andrés Herzog ha logrado unos muy modestos 153.000 votos. Hace cuatro años consiguió un millón más.
Lejos de capitalizar la innovación de conseguir representación frente a los gigantes PP ni PSOE, estas elecciones confirman que Podemos y Ciudadanos le han pasado por encima. La formación entró en una grave crisis entre los que apostaban por aliarse con Ciudadanos y los que defendían que las diferencias eran insalvables. Rosa Díez dio un paso atrás y apoyó a Andrés Herzog en su lucha con Irene Lozano por la secretaría general. Por un estrechísimo margen, el abogado pasó a liderar el partido y Lozano acabó en las listas del PSOE.
Ni el partido de Albert Rivera ni el de Alberto Garzón consiguen representación en el Senado en las elecciones de este domingo. Con el 91,4% de los votos al Senado escrutado, el PP ha obtenido 121 escaños que se sumarán a los 19 designados por los parlamentos autonómicos. En segundo lugar se sitúa el PSOE que ha conseguido 50 senadores. Podemos y las confluencias suman 16 escaños.
Esquerra Republicana de Catalunya, Democràcia i Llibertat (la marca con la que se ha presentado a estas elecciones Convergència Democràtica de Catalunya) y el Partido Nacionalista Vasco envían cada una 6 representantes al Senado. Por último, Coalición Canaria, Cambio-Aldaketa (la candidatura unitaria navarra de Geroa Bai, EH Bildu, Podemos e Izquierda-Ezkerra) y la Agrupación Socialista Gomera (Canarias) envían un senador cada una.
El Partido Popular ha quedado muy lejos de la mayoría absoluta en el Congreso, pero la mantiene en el Senado. Con el 91,4% de los votos al Senado escrutados, obtiene 121 escaños, los cuales se suman a los 19 designados por los parlamentos autonómicos. De esta manera, el PP tendrá en total 140 senadores, una cifra que supera los 134 que conforman la mayoría absoluta.
Con este resultado, el partido de Mariano Rajoy podrá vetar en el Senado los proyectos de ley que sean aprobados en el Congreso de los Diputados. Tras el bloqueo, esas leyes tendrán que volver al Congreso, que tendrá la posibilidad de levantar el veto y aprobarlas definitivamente si lo decide la mayoría absoluta de los diputados. En caso contrario, se volverán a votar dos meses después del bloqueo del Senado, y en ese momento será suficiente aprobarlas por mayoría simple.
El extécnico de la NSA Edward Snowden ha celebrado los resultados electorales en España a través de Twitter. Para Snowden, que reside en Rusia debido a que EEUU le reclama por revelar documentos secretos, es “histórico” que los comicios permitan “elegir más que entre uno u otro”.
Albert Rivera se ha quedado lejos de lo que buscaba. El candidato de Ciudadanos a la presidencia del Gobierno, que retó a un cara a Mariano Rajoy por entender que La Moncloa era cosa de ellos dos, cambió de estrategia en el último día de campaña y lanzó un órdago: “Nos abstendremos si no somos la lista más votada. Pedimos lo mismo a PP y PSOE”. Es decir, que sólo influiría en desalojar a Mariano Rajoy de La Moncloa si ganaba las elecciones. Y los 3,5 millones de personas que le han votado le han dejado en un 13,8% –más del doble de lo logrado en las municipales, un 6,55%– y 40 escaños.
“Vamos a trabajar no sólo por nosotros, sino por el futuro de nuestros hijos. Cuando pase esta etapa política, los españoles podrán decir que vino un nuevo centro político que vino a renovar la forma de hacer política. Estoy orgulloso con 36 años de encabezar esta etapa política. Hoy empieza todo”, ha celebrado Rivera en una comparecencia ante los medios sin admitir preguntas.
Ciudadanos irrumpe en el Congreso de los Diputados como cuarto grupo político. Pero si Rivera no quiere apoyar la investidura de Mariano Rajoy ni Pedro Sánchez y se abstendrá ante la lista más votada, su margen de influencia en la configuración del nuevo Gobierno, que reconocen “muy complicada”, se queda en nada. Y de eso son conscientes en el partido, que se lamentan “de no haber previsto suficientemente la trituradora” que supone la ley electoral.
Mariano Rajoy ha visto cómo el 20 de diciembre se ha cumplido su peor pesadilla: no llegar al 30% de los votos y no alcanzar con Ciudadanos la suma de los 176 escaños con los que hubiera podido ser investido presidente. El candidato del PP a la reelección en La Moncloa ha obtenido un 28,71% de los sufragios y 123 escaños, muy lejos del objetivo inicial en esta campaña de conseguir 140 diputados en el Congreso. Ni siquiera la anunciada abstención de Albert Rivera en la votación de la investidura sirve como consuelo. De los 10.866.566 votos con los que llegó a la mayoría absoluta hace cuatro años y un porcentaje del 44,63%, Rajoy se ha quedado esta vez con 7.185.190.
El varapalo de estas generales es el tercero para el PP desde que llegó al poder. Las europeas de 2014 supusieron dejarse por el camino muchos votos y los conservadores solo consiguieron cuatro millones y un 26%. Pero fueron las municipales y autonómicas de mayo, donde el partido se dejó dos millones y medio de votos comparados con los de 2011 y se enfrentó a una gran pérdida de poder territorial.
Podemos ha irrumpido en sus primeras elecciones generales como tercera fuerza en el Congreso. El partido de Pablo Iglesias ha obtenido 42 diputados (al 99% del escrutinio) en los comicios celebrados este 20 de diciembre. Sumadas las confluencias catalana, gallega y valenciana, Podemos suma 69 escaños. El resultado, que deja a Pablo Iglesias por detrás de Pedro Sánchez en votos y representantes, sirve a Podemos para certificar la muerte del “bipartidismo” y del “turnismo”. “España ha votado cambio de sistema y esto tiene unas implicaciones constitucionales inaplazables e imprescindibles”, ha señalado Iglesias ante los medios pasadas las once de la noche. Estas “implicaciones” se traducen en cuatro grandes reformas de la Constitución que se convierten de hecho en las líneas rojas de la dura negociación que arranca ahora. Y Pablo Iglesias cree que su partido es la única fuerza capaz de liderar este proceso.
“Primero, el blindaje de los derechos sociales”, ha anunciado. Esto se concreta en “derecho a vivienda, paralización de los desahucios sin alternativa habitacional” y en garantizar una “sanidad y educación públicas”. Podemos también exige una “reforma del sistema electoral que lo adapte al criterio proporcionalidad” que recoge la Carta Magna. En tercer lugar, introducir “la moción de confianza ciudadana en caso de incumplimiento del programa”, es decir un revocatorio mediante referéndum.