“Si Podemos piensa que ha convocado una manifestación de Podemos para Podemos, se equivoca”
Jean-Luc Mélenchon (Tánger, agosto de 1951) es copresidente del Partido de la Izquierda de Francia y eurodiputado de la coalición Frente de Izquierda. Fue ministro de Enseñanza Profesional entre 2000 y 2002 en el Gobierno de cohabitación del socialista Lionel Jospin, partido que abandonó en 2008 para crear su nueva formación.
El político francés ha viajado este fin de semana a España, país que conoce bien y cuya lengua habla casi a la perfección, con un doble objetivo: visitar a su “buen amigo”, el dirigente de Izquierda Unida Alberto Garzón, y asistir a la manifestación de Podemos celebrada este sábado en Madrid. Dos cosas que Mélenchon cree absolutamente compatibles, puesto que se siente muy cercano a los dos partidos españoles.
En esta entrevista con eldiario.es, el dirigente francés habla de la situación política de Europa y España y reflexiona –en algún momento, incluso, con buena carga de ironía– sobre las dificultades que tiene la izquierda para converger.
¿Cuál cree que es el mensaje de la manifestación de este sábado convocada por Podemos a la que usted ha decidido asistir?
Creo que esta marcha es una prolongación de lo que ha ocurrido en Grecia. Nosotros sabemos que el eslabón siguiente que va a romperse de la cadena neoliberal en Europa es España porque las elecciones españolas son antes que las francesas. Por eso estamos muy interesados en lo que ocurra aquí y la victoria que pueda surgir de esas próximas elecciones. La liberación de Europa ya ha empezado.
La convocatoria de la manifestación la ha hecho Podemos. ¿El éxito de la convocatoria se le debe atribuir exclusivamente a Podemos?
Creo que una forma exitosa siempre es más amplia que el partido que llama. Nosotros también convocamos en Francia una marcha el 5 de mayo de 2013 y fueron más de cien mil personas. Yo nunca pensé que eso fuera la victoria de mi partido. Cuando el pueblo responde, es una respuesta más allá de un partido. Yo soy amigo de Alberto Garzón. Nos hemos reunido sabiendo que iba a asistir a la marcha. Para mí, como francés, no hay contradicción. Pero soy francés, no español.
¿No le llama la atención que un partido convoque una manifestación para medir el apoyo a sí mismo?
No. Me parece interesante. Yo no quiero descalificar los debates pero, a mis ojos, creo que el proceso es más amplio que lo que cada uno pueda pensar. Si Podemos piensa que ha convocado una manifestación de Podemos para Podemos, le digo amistosamente que se equivoca. Ellos convocan una marcha del pueblo y el éxito es el éxito del pueblo. Estoy seguro de que eso ellos lo comprenden muy bien. Yo no quiero meterme en la peleas españolas, no tengo nada que ver con esto. Son mis amigos y lo que nos importa a nosotros es que cambien las cosas en España.
¿Cree que la derecha en España tiene los días contados?
Creo que sí. La derecha está intentando hacer con España y Grecia lo que han intentado hacer con las revoluciones ciudadanas de América Latina: pegaron, pegaron y pegaron. Pero ¿para qué? Para nada. Hemos vencido. Pero van a intentarlo otra vez. El corazón de la derecha es viejo. Son los jubilados alemanes los que apoyan a madame Merkel, una ultraminoría de gente que busca sus dividendos para pagarse su jubilación. La señora Merkel no es nada, hay que echarla.
¿Por qué cree que es tan difícil que la izquierda logre confluir para plantar cara a la derecha?
Porque somos gente inteligente, cultivada y fina. Los brutos no necesitan hablar, el más fuerte pega al otro y, ¡ya está, se acabó el proceso! Pero tenemos que comprendernos. Somos honestos. Tenemos que estar seguros de lo que vamos a hacer o no hacer. Es bueno que haya un tiempo para debatir de la manera más amplia posible porque después el acuerdo va a ser más fuerte.
¿Ve posibilidades de esa convergencia de la izquierda aquí en España?
Yo no soy español. No me mezclo en esos asuntos. Que hagan lo que quieran.
¿Qué referente político español hay en nuestro país para usted y su partido?
Muchos, muchos. Cada persona con corazón y cultura es un referente. No quiero entrar en eso. Quiero conservar la amistad con Alberto [Garzón], que es muy preciosa para mí. Y también la de Pablo [Iglesias]. Ellos son los que tienen que arreglar ese debate. Ellos, no yo.
¿Qué le parece el hundimiento del partido socialista en Grecia?
Por mí, ¡adiós, a la basura! Que se vayan todos. Esa es la consigna, que se vayan todos. Los primeros, la derecha tradicional y, luego, los partidos supuestamente socialistas. ¡Que se vayan todos, por favor!, un mundo nuevo está naciendo.
¿También Hollande en Francia?
¡Claro! Aquí el pueblo ha sido martirizado. En Grecia, también. Yo no puedo querer para mi patria este martirio. Veremos a ver qué dan de sí los franceses. Ya tenemos una ultraderecha y el pueblo francés ha olvidado lo que es una dictadura. Los españoles lo recuerdan muy bien y los griegos también. Pero eso no lo tenemos hoy en día presente en el patrimonio intelectual de los franceses. Pero ya habrá visto que, cuando nos matan, el pueblo francés sale a defender las libertades, y ese es un final muy positivo.
¿Y cómo se entiende que la gente siga votando a políticos que mienten y no los castiguen?
Hay gente tranquila que dice: “Bueno, es un mentiroso. Me quedo en casa”. Lo hacen una vez, dos veces, tres veces. Pero al final dicen: “Ya basta, que se vayan todos”. Y surgen nuevos movimientos y en un día se arreglan meses y años de frustración. Los que creen que el árbol está durmiendo se equivocan.
Dígame, ¿cree que resistirá Syriza las presiones de la troika?
¡Claro! Les tiene que entrar en la cabeza que la deuda no va a ser pagada. Nadie puede pagarla. Entonces, o discuten y hacen un debate honesto con Grecia, o no pagarán. No pagarán porque no pueden pagar. Como España, tampoco puede pagar. Es una locura pensar que repitiendo pague, pague y pague, y tomando hasta la sangre de la gente, esto va a funcionar.
¿Es usted entonces optimista y cree que va a empezar un nuevo ciclo político en Europa?
Sí, y eso va a ocurrir porque tenemos capacidad de crear, de ayudar. La juventud quiere una salida.
¿Por la izquierda?
¡Sí! Por supuesto.