España se ha desmarcado de la tendencia electoral del resto de los países de su entorno. Mientras que generalmente los apoyos de los partidos que están en la oposición aumentan y son los que gobiernan los que sufren el desgaste, en España el comportamiento es diferente: el principal partido de la oposición y el que está en el poder pierden votos. “No hay ningún lugar donde los dos principales partidos pierdan apoyos al mismo tiempo”. Esta es una de las conclusiones del informe 'Democracia sin política' que ha elaborado la Fundación Alternativas.
Ese comportamiento es único en los países de nuestro entorno. En Austria, donde gobierna una coalición de socialdemócratas y conservadores, los partidos del Gobierno caen, mientras que la extrema derecha mejora en la oposición. Lo mismo sucede en Irlanda, Portugal y Reino Unido.
No obstante, esa no es la única tendencia. En Grecia “el partido del presidente, Nueva Democracia, incrementa sus apoyos respecto a las elecciones de 2012, pasando del 18,9% a una intención de voto próxima al 30%. En cambio, el PASOK podría reducir sus apoyos a la mitad. La gran beneficiada sería Syriza”, explica el informe de la Fundación Alternativas.
Otros comportamientos en el resto de Europa son la subida en Finlandia del partido del Gobierno, mientras que el de la oposición se mantiene en los mismos números; la mejora del Partido Demócrata italiano frente a la caída del principal partido de la oposición o el mantenimiento de las mismas cifras en Alemania. En cualquier caso, la tendencia española de desgaste de ambos partidos es excepcional respecto al resto de países. Además, IU y UPyD “no consiguen capitalizar su desgaste”, matiza el sociólogo Ignacio Urquizu.
Caída del bipartidismo
“En España el bipartidismo está sufriendo la caída ahora, y en otros lugares ya pasó hace tiempo”, ha expresado Urquizu, que ha participado en la elaboración de 'Democracia sin política'. Además, achaca los malos resultados del PSOE a “tres límites” que tiene la formación de Alfredo Pérez Rubalcaba. La primera es “la crisis global de la socialdemocracia”, que en el caso de los socialistas españoles se ve incrementada por un “problema de credibilidad” provocado por “su pasado en el Gobierno”, un “discurso catastrofista” y el “debate sobre el modelo territorial” (“los conservadores son centristas, mientras que la izquierda se ha polarizado entre más independentistas y otros centristas”, explica Urquizu).
El segundo problema es “la crisis de liderazgo que ha implosionado este lunes y que sale de un congreso muy fraccionado”, en el que Rubalcaba solo sacó 20 votos más que Carme Chacón. El tercer límite del PSOE, según el sociólogo, han sido los casos de corrupción, que le han impedido “denunciar las tropelías del PP” mientras afloraban casos como el de los ERE fraudulentos en Andalucía.
Ante esta situación, la directora de la Fundación Alternativas, Belén Barreiro, ha expresado que la solución para los socialistas es “la apertura del partido”: “Cuantos más voten, mejor”, ha señalado antes de explicar que la “sintonía con la sociedad” puede mejorar a través de las primarias; en menor medida con la celebración de un congreso en el que voten los militantes; y, por último, con un congreso de delegados. Barreiro ha señalado que todas las alternativas tienen sus “pros” y sus “contras”. Así, si la intención es “fortalecer el partido”, la mejor opción es otra.
El 55% de los votantes está “huérfano”
Otro de los aspectos llamativos del análisis electoral español es el alto porcentaje de ciudadanos que están “huérfanos de referentes” electorales, es decir, que no saben a quién votar, votan nulo, blanco o se abstienen. “Tradicionalmente es un 30% de la población”, señala Barreiro mientras que el porcentaje actual alcanza el 55%. “Podemos puede haber conectado con esa mayoría social que está huérfana de un partido”, añade Ignacio Urquizu.
Ese alto índice también se dio desde mediados de los 80 a mediados de los 90: “No es la primera vez que la gente desconfía de los políticos”, afirma Urquizu. La diferencia es que “nunca había habido tanta fisura entre la ciudadanía y la élite. Los huérfanos ahora valoran peor las instituciones, por ejemplo”, ha expresado Barreiro.
En cuanto a la posibilidad de que PP y PSOE lleguen a un Gobierno de coalición, los expertos consideran que sería perjudicial para ambas formaciones. “Se quedarían con los votos que tienen ahora, los núcleos de cada partido y quizás algún votante moderado con miedo al cambio”, explica Barreiro: “Serían la primera fuerza pero dejarían de ser lo que han sido para convertirse en la práctica en un único partido”. “Podría generar más desafección y que el bipartidismo se siga reduciendo”, concluye.