De Felipe González a Tamames: seis mociones de censura y solo Sánchez ganó la Moncloa
A punto de cumplir 90 años, Ramón Tamames (Madrid, 1933) se convertirá en el sexto aspirante a llegar a la Presidencia del Gobierno a través de una moción de censura. La encabezada por él es la segunda que impulsa Vox en esta legislatura para tratar de expulsar a Pedro Sánchez de la Moncloa. Y, como la anterior, que estuvo encabezada por el actual secretario de Organización de la extrema derecha, Ignacio Garriga, la iniciativa nace abocada al fracaso tras su registro oficial, este lunes en el Congreso.
La extrema derecha tan solo cuenta con el apoyo de sus 52 diputados, además del voto a favor anunciado por el parlamentario de Foro y por los dos de Navarra Suma, tránsfugas de UPN. El PP se abstendrá después de que su líder, Alberto Núñez Feijóo, tildara la moción de “show parlamentario” del partido de Santiago Abascal, al que acusa de dar alas a Sánchez. Feijóo es consciente de que el resto de fuerzas políticas votarán en contra y suman 206 de los 350 escaños del hemiciclo, pero tampoco quiere desairar a la extrema derecha, un aliado imprescindible en su camino a La Moncloa.
Desde la restauración de la democracia, en 1977, se han registrado seis mociones de censura, incluida la que Vox formalizó este lunes, encabezadas por dirigentes tan dispares como Felipe González (PSOE), Antonio Hernández Mancha (AP, predecesora del PP), Pablo Iglesias (Podemos), Pedro Sánchez (PSOE), Ignacio Garriga (Vox) y, ahora, Ramón Tamames. Todas fracasaron excepto la que en mayo de 2018 defendió precisamente el dirigente al que ahora quiere censurar la extrema derecha, el actual presidente del Gobierno.
Ese triunfo tuvo lugar de forma inesperada una semana después de que los tribunales condenaran al PP a título lucrativo por la trama Gürtel. Fue una negociación vertiginosa que acabó con siete años de Gobierno de Mariano Rajoy. Y eso que el PNV, pocos días antes había pactado con el PP los Presupuestos. Pero la sentencia que certificaba la corrupción del PP llevó a los nacionalistas vascos a retirar el apoyo al jefe del Ejecutivo en el último momento. El líder socialista logró más 'síes' que 'noes' para su moción y Sánchez y la suma de las izquierdas hicieron caer al Gabinete de Rajoy.
Del 'no' de Casado a la abstención de Feijóo
Dos años después, en plena pandemia, el propio Sánchez pasó de candidato a presidente a derrocar en la moción que Vox registró en 2020 para tratar de expulsarle del poder. Pero la extrema derecha se quedó sola en la reprobación del Ejecutivo y no logró ni un solo voto más que el de sus 52 parlamentarios a favor de la moción. El 'no' del PP, anunciado en el último momento por el que entonces era su líder, Pablo Casado, tras días de suspense, permitió a la Cámara Baja tejer un histórico cordón sanitario frente a la extrema derecha.
“Se han juntado todos para vencer a Vox, no ha sido la primera vez y no será la última pero no lo celebren mucho porque dentro de poco estarán ustedes peleando por los despojos de la ruina”, reconocía Abascal en su última intervención del debate de la moción ante el Pleno del Congreso, el 22 de octubre de 2020. “España prevalecerá a pesar de ustedes”, concluía el candidato derrotado. “Ha quedado claro que usted no cuenta con ningún apoyo”, le recordó, por su parte, el propio Sánchez, fortalecido tras el rechazo a la iniciativa.
El principal golpe que encajó Abascal fue el 'no' del PP pero también el durísimo discurso que pronunció Casado contra Vox, el partido con el que compite por un mismo electorado y que, al mismo tiempo, le permitía en ese momento mantener el poder en la Comunidad de Madrid, Andalucía y la Región de Murcia, y con el que todavía hoy gobierna en coalición en Castilla y León.
“Votaremos 'no' a su candidatura para presidir el Gobierno de España. Votaremos 'no' porque decimos no a la ruptura que usted busca, 'no' a la polarización que usted necesita, como Sánchez. 'No' a esa España a garrotazos, en blanco y negro, de trincheras, ira y miedo. 'No' a ese engendro antiespañol, que también patrocinan ustedes, esa antipolítica cainita de izquierda o de derecha destinada a hacer que los españoles se odien y se teman. Decimos 'no' a su moción porque decimos 'no' a Sánchez y a sus socios, los visibles y el que está en la sombra, que es usted”, zanjó Casado.
El sector moderado del PP alabó entonces a su líder por su contundencia contra la extrema derecha. En esa facción más centrista se solía ubicar a Alberto Núñez Feijóo, que en ese momento era uno de los principales barones del partido en su condición de presidente de la Xunta de Galicia. Sin embargo, el actual líder de los populares, que llegó al cargo tras expulsar a Casado hace un año en un proceso inédito, opta ahora por una posición menos beligerante que la de su predecesor, ya que ha anunciado que el PP se abstendrá en la moción encabezada por Tamames, mientras en 2020 su partido votó en contra de la anterior iniciativa de Vox. “Hay muchos ciudadanos que quieren un cambio en el Gobierno”, se justificó, esta misma semana. Antes había hablado con Tamames, al que dijo también en público, que si fuese su padre, le recomendaría no pasar por esto.
La “visibilización” de una “alternativa”
Solo un año antes de que Sánchez llegara a la Moncloa en 2018 gracias a su moción contra Rajoy, el entonces líder de Podemos, Pablo Iglesias, encabezó otra contra el Gobierno del PP que no fructificó. El que meses después logró ser vicepresidente del Gobierno y que ahora está oficialmente retirado de la política, había justificado la propuesta en que la corrupción del PP era ya inadmisible para el país. La moción logró en un primer momento el único apoyo de Compromís y la disposición a negociar de los nacionalistas catalanes. Pero el PSOE, principal fuerza de la oposición a Rajoy que se encontraba en plena batalla por el liderazgo, se desmarcó de la iniciativa, y se abstuvo abocándola al fracaso. Los números no daban, argumentaron los socialistas, frente a la suma de PP y Ciudadanos. Junto a Podemos y sus confluencias votaron afirmativamente Compromís, Bildu y ERC.
“Es muy importante insistir en la idea de que la moción de censura no es solo un mecanismo constructivo, es también un mecanismo parlamentario que permite llevar la visibilización de una oposición y una alternativa de país a la cámara. Tal y como ya hicieron en el pasado tanto PSOE (González) como PP (AP, Hernández Mancha)”, defendió entonces Podemos en un documento interno que se filtró a la prensa. Además de Compromís, el grupo confederal solo consiguió el apoyo de ERC y Bildu, por lo que no prosperó.
Hay que remontarse 30 años atrás para recordar la moción de censura previa a la de Iglesias. Ocurrió en marzo de 1987, cuando el entonces líder de Alianza Popular, Antonio Hernández-Mancha, propuso descabalgar a Felipe González, alegando al “deterioro general de la situación por la que atraviesa el país y la incapacidad del Gobierno para afrontarlo”. Tan solo se trató de un golpe de efecto de Hernández-Mancha para darse a conocer y erigirse como el contrapeso de González, ya que entonces el PSOE contaba con mayoría absoluta en el Congreso y, por tanto, la moción fracasó.
Sin embargo, la imagen del entonces líder de AP había quedado muy dañada y el partido se sumió en una sucesión de luchas internas que acabaron por empujarlo a la dimisión dos años después. Manuel Fraga tomó entonces las riendas y en 1989 refundó AP para alumbrar un nuevo partido llamado a reunificar el centro-derecha español.
La primera moción de censura de la democracia se había debatido en el Parlamento mucho antes, entre los días 28 y 30 de mayo de 1980. La encabezó Felipe González que, pese a perderla, dos años después arrasó en las urnas logrando la primera mayoría absoluta para el PSOE y 202 diputados. “Una moción de censura es un impulso para la clarificación, para que cada partido, para que cada hombre y cada mujer tomen posición sobre lo que ocurre políticamente en nuestro país” dijo el entonces 'número dos' de los socialistas, Alfonso Guerra, para defender su maniobra contra el entonces jefe del Ejecutivo, Adolfo Suárez.
Del PCE a Vox
España afrontaba entonces una crisis económica contra la que el Gobierno de Suárez intentaba combatir con el plan diseñado por Fernando Abril Martorell. En pleno debate sobre el estado de la Nación en 1980, dominado por la grave crisis del paro, el PSOE anunció que presentaba esa moción contra Suárez que inmediatamente sumó el apoyo del Partido Comunista. El problema para los socialistas fue que era su único apoyo.
Los socialistas fracasaron al igual que ocurrirá con la que encabeza ahora Tamames en nombre de Vox. Precisamente el ahora candidato a la presidencia del Gobierno de la extrema derecha formaba entonces parte del PCE que respaldó, sin éxito, a González. En 1981, un año después, Tamames abandonó para siempre su militancia comunista.
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