Fernando Maura (UPyD): “No contemplo ninguna otra actuación más que el acuerdo con Ciudadanos”

Fernando Maura (Bilbao, 1955) es eurodiputado de UPyD y vicepresidente del grupo liberal (ALDE) en el Parlamento Europeo. Su grupo atraviesa un momento delicado. Su jefe de filas en Bruselas, Francisco Sosa Wagner, y él han rechazado asistir a una reunión con la dirección del partido basándose en que se sienten “marginados” respecto a la visibilidad de sus compañeras y en el rechazo a las palabras del coportavoz de la formación de Rosa Díez en el Congreso, Carlos Martínez Gorriarán, que llamó “corrupto” a Sosa Wagner.

La brecha comenzó en verano cuando el cabeza de lista de la formación magenta en las europeas escribió un crítico artículo en el que, además, pedía un pacto con Ciudadanos. Sus acusaciones provocaron un cruce de acusaciones entre miembros del partido. Maura defiende a su compañero de escaño e insiste en que el nuevo escenario político hace necesario un acuerdo con la formación de Albert Rivera.

¿Por qué se han negado a asistir a una reunión con la dirección de UPyD?

Por dos razones. La primera es que Carlos Martínez Gorriarán descalificó a Paco Sosa diciendo que era una persona corrupta. No ha habido una desautorización por parte de la dirección. Además, pedimos igualdad de trato en la web de UPyD. Pensamos que todos los cargos públicos y los afiliados deben ser iguales. Hemos enviado sendos correos al Consejo del partido sobre nuestra labor parlamentaria y estamos dispuestos a recibir reglas, estrategias e instrucciones.

¿Les han contestado?

Por el momento, no.

¿La relación es irreconciliable?

No lo es en la medida en que haya gestos de aproximación por parte de la dirección. Hemos pedido que se produzca una desautorización de las palabras de Gorriarán y una rectificación. A partir de ahí, estamos a disposición del Consejo para valorar nuestro trabajo y definir estrategias.

Sosa Wagner y usted plantearon que tendría que haber una relación de proximidad con Ciudadanos. ¿La propuesta surge a raíz de su convivencia en el Parlamento Europeo?

La convivencia ayuda bastante porque cuando te reúnes, comentas los asuntos, ves que hay una proximidad muy clara entre lo que decimos nosotros y Ciudadanos, que también se observa con otros compañeros de ALDE. Pero más que esa proximidad hay una razón obvia, que es que las elecciones del 25M marcaron un antes y un después en la política española. El rey ha abdicado y es sustituido, Cayo Lara da un paso atrás y aparece Alberto Garzón en escena, Rubalcaba lo deja, aparece Podemos en la escena pública...

Todo eso nos debe hacer pensar a los que queremos un espacio político que pida la regeneración política pero la haga con el respeto a las reglas del juego y al aspecto institucional, sin recurrir a las manifestaciones para derrocar regímenes. El espacio de acción de regeneración democrática desde las instituciones, que representaba prácticamente en solitario UPyD, lo ocupa ahora también Ciudadanos, que tiene la mitad de nuestros votos. Lo que tenemos que pensar es que somos un partido nacional pero que irrumpe otro con vocación nacional. Hay que explorar la posibilidad de un acuerdo.

¿Cómo puede ser ese acuerdo?

Hay un abanico de posibilidades. Desde la fusión, que yo no creo que esté en ninguna hoja de ruta por lo menos en el corto plazo, hasta lo que creo que es más razonable, que es emitir un mensaje a los electores diciendo que no va a haber una división de voto o una oferta alternativa entre Ciudadanos y UPyD. El mensaje es que los ciudadanos se van a encontrar con una oferta que va a ser la misma, aunque no sea un mismo partido, en un sentido patriótico del término.

Planteó que se abriera un proceso de reflexión, ¿cree que se está cumpliendo o se ha zanjado sin resultados?

El debate ha producido un documento de UPyD que aprobó el Consejo Político, que tuvo sus más y sus menos pero que aprobó un documento. A raíz de ese documento y ese consejo, se ha producido la reunión entre UPyD y Ciudadanos. En esa reunión se decide crear una comisión para explorar esas posibilidades de acuerdo y seguramente habrá alguna convocatoria para que esa comisión de encuentro se reúna y empiece a desbrozar lo que tienen por delante. Está todo abierto y hay que esperar y confiar en que produzcan los mejores resultados posibles: que se proyecte un acuerdo entre los dos partidos.

¿Cree que Rosa Díez se va a cerrar en banda a ese posible acuerdo si le roba protagonismo?

No creo que estemos hablando de protagonismo. Rosa Díez, antes que una persona que ceda el protagonismo propio, es una patriota. Ha luchado por las libertades democráticas en un lugar como el País Vasco, ha sido valiente y generosa, no ha hurtado ninguna posibilidad de entregar lo mejor de ella para trabajar por las libertades democráticas y con una valentía extraordinaria puso en marcha UPyD sabiendo que era el todo o nada. Si en las primeras elecciones no sales, se acabó el proyecto. Estoy convencido de que siempre va a actuar con miras de generosidad y altura para resolver el problema, que es que seamos capaces de ofrecer un proyecto ambicioso para regenerar políticamente nuestro país desde las instituciones.

¿Se ha especulado con que la dirección se planteaba apartarles?

No me lo he creído. Presumir que un compañero o compañera pueda estar realizando acciones dentro del grupo parlamentario ALDE para desmontarnos me parece algo bastante increíble.

¿Y desde la dirección de Madrid se les ha planteado abandonar el escaño?

No.

¿La relación está como estaba?

La relación, digamos, que en un esquema de Parlamento Europeo se produce de manera especial porque no es como en el grupo del Congreso. Aquí tenemos un trabajo muy específico de parlamentario. No tengo que recurrir a mis compañeros de UPyD. Tengo que recurrir a los asistentes o a compañeros de ALDE de otras nacionalidades. La dinámica está muy significada dentro del grupo parlamentario y es más fácil que nos encontremos con una señora sueca o con un finlandés que con un compañero del partido.

Si finalmente esta comisión que se ha creado para explorar las posibilidades con Ciudadanos fracasa, ¿se plantean algún tipo de paso?

Primero hubo un congreso en el que se decidió que UPyD se presentara con listas propias. Eso no significa que no sea posible un pacto con Ciudadanos. Los congresos de los partidos dicen una cosa en un momento, pero luego hay una realidad política y los partidos reaccionan y recomponen su manera de funcionamiento. Las elecciones del 25M son un antes y un después y hay que recomponer la estrategia política en función de esos resultados. Eso nos lleva a la necesidad de un compromiso con Ciudadanos. En este momento no quiero pensar en la posibilidad de que se cierren esas conversaciones sin un acuerdo. Por los dos partidos va a haber altura de miras y generosidad. Por eso no contemplo ningún otro tipo de actuación más que el acuerdo. No debemos pensar que no sea posible porque sería un error muy importante.

¿Cómo encara UPyD la legislatura en Bruselas? ¿Qué objetivos se han marcado?

Cada uno de los parlamentarios está en sus correspondientes comisiones: Paco Sosa tiene especial hincapié en todo lo que significa la arquitectura institucional de la UE. Maite se va a ocupar fundamentalmente de temas de derechos humanos, con especial referencia a las víctimas del terrorismo. Beatriz está más volcada en el empleo y yo estoy designado en Cultura y como suplente en Exteriores y en Seguridad y Desarrollo. Todo ello dentro de la cobertura de ALDE, en cuyo seno somos partícipes de todas las cuestiones en las que no estamos directamente involucrados.

¿Cuál es su planteamiento respecto a la arquitectura de la UE?

Defendemos un replanteamiento de la UE en clave más sencilla, más democrática, más parlamentaria. Pedimos más Parlamento y menos Consejo, es decir, más trabajo por parte de las instituciones que representan a los ciudadanos y menos de las que representan a los Estados. También reforzar el papel de la Comisión Europea como eje de ejecución política, algo así como un Ejecutivo de la UE saliendo de ese papel ambiguo que tiene la Comisión.

En España, o al menos en el plano mediático, Podemos ha restado visibilidad al resto de fuerzas, ¿cree que aquí en el Parlamento Europeo sucede lo mismo, que son un foco de atención que les resta protagonismo?

Francamente creo que Podemos aquí está diluido. Es una voz que suena de vez en cuando en los plenos, que suena de vez en cuando en las comisiones... Todavía es pronto para saber en qué medida pueden imprimir algún tipo de dinámica específica en el trabajo o los informes que puedan desarrollar. Sin perjuicio de lo que puedan hacer después, que a lo mejor se distinguen porque escogen un tema estrella y hacen una cosa de mucha importancia, pero en este momento se diluyen entre 650 eurodiputados. De vez en cuando aparece Pablo Iglesias u otro de sus eurodiputados, pero no encuentro que haya algo que se pueda significar o subrayar de su presencia en Bruselas.

Han planteado reducciones de sueldo y van renunciando a privilegios que la institución otorga a los eurodiputados. ¿Cree que esto ha abierto un debate?

Hay unas posiciones que empiezan siendo de una manera y luego se van reconduciendo de otra. Por ejemplo, se hizo una gran cuestión con que no iban a viajar a Estrasburgo en el vuelo habitual Madrid-Estrasburgo y, por lo visto, al principio no lo hacían pero yo ya he visto a Pablo Iglesias volando en el mismo avión que yo. La propia dinámica parlamentaria exige tomar decisiones que son más razonables: si tienes que estar en un sitio a una hora determinada, procuras no perder más tiempo del necesario. No lo digo como una crítica, sino como una cierta ingenuidad pensando que uno puede cambiar el mundo cuando las cosas, si están funcionando de una manera determinada, por algo será en muchas ocasiones.

¿Pone a las demás fuerzas en una situación delicada? ¿Se plantean hacerlo?

Hay que establecer criterios de transparencia en la gestión pública. Nuestra primera acción fue plantear que haya transparencia y control por parte del Parlamento Europeo en el capítulo de gastos generales, que son atribuciones que no son sueldo sino que son cuestiones que corresponden a gastos del eurodiputado en determinadas parcelas (gastos de comunicación, oficina del eurodiputado en la circunscripción, un viaje de una cuestión concreta...). No se controla y hemos pedido que se controle. Hay que establecer una aproximación razonable sobre los criterios de transparencia, pero hay veces que se hacen brindis al sol quizá porque no se conoce cuál es la situación y el funcionamiento normal.