Cuando tres cineastas que llevaban tiempo trabajando juntas decidieron filmar la manifestación previa a lo que luego fue el 15M en la plaza Cataluña de Barcelona se dieron cuenta de que lo que pedía la gente, una democracia realmente participativa, llevaba años haciéndose en Figaró-Montmany, una localidad a 40 kilómetros de la ciudad. Hasta allí su fueron con sus cámaras y una semana después la candidatura vecinal que llevaba dos legislaturas gobernando de manera asamblearia ganó las elecciones con mayoría absoluta. Decidieron quedarse a rodar la experiencia y nació el documental L'Esma del Temps -El sentido del tiempo, en castellano-, que acaba de ganar la Mención Honorífica en el V Festival Márgenes, y que cuenta cómo una democracia participativa requiere del esfuerzo y de la implicación de toda la ciudadanía y no solo de los que se ponen al frente.
“Cuando llegamos ellos estaban en un momento álgido porque acababan de ganar la mayoría absoluta después de convencer al pueblo para que les votaran”, explica Alexandra García-Vila, una de las tres directoras junto a Marta González y Marta Saleta. El “ellos” al que se refiere la cineasta es la Candidatura Activa del Figaró (CAF), una agrupación formada al margen de los partidos políticos por vecinos que viven en el pueblo.
“El planteamiento que teníamos al principio era muy inocente, no nos planteábamos gobernar sino simplemente decir que se podían hacer las cosas de otra manera”, cuenta uno de los integrantes de la CAF al comienzo de la película. Y vaya si las hicieron. La película, que puede verse online de forma gratuita hasta el 31 de diciembre en Márgenes, muestra distintos aspectos del engranaje que ha puesto en marcha la agrupación vecinal para que la democracia participativa pueda funcionar. Aparece la asamblea, abierta a todo el pueblo, donde el gobierno municipal discute qué medidas son prioritarias, unos las rebaten y otros reflexionan sobre las implicaciones de llevarlas a cabo, como es ayudar a las personas en riesgo de perder de sus casas o qué hacer ante impagos de facturas.
Objetivos a decidir por el pueblo
En el Consejo del Pueblo se forman comisiones en las que se tratan las propuestas y objetivos en base a siete ejes prioritarios. Y en la toma de decisiones participan jóvenes, mayores y niños. “Esos niños se están educando y aprendiendo a compartir, a escuchar al otro y a discutir y a argumentar qué es y qué no es importante”, explica la directora.
Una Comisión de Participación, formada por el Gobierno municipal, representantes de la oposición, de la propia CAF y otros vecinos, decide en base a las propuestas más votadas y a los reglamentos participativos que previamente han votado los habitantes dónde se invertirá el dinero. “Es el órgano que tiene que detectar lo que no funciona y ponerle remedio y desde el punto de vista cinematográfico es muy interesante ver cómo la CAF, que es quien está promoviendo todo esto, está compartiendo esa regencia en este órgano”, subraya García-Vila.
Precisamente es en esa comisión donde se puede ver que la democracia participativa implica no solo votar unas propuestas sino también implicarse y saber cuáles son los reglamentos -como por ejemplo hacer prevalecer medidas de necesidad o medioambientales- para poder defenderlos. En un momento dado, uno de los vecinos le dice al alcalde que la gente igual no va entender que la propuesta que se votó por mayoría no es la que se pone en marcha. “Los resultados se establecen después de aplicar el reglamento […] que tú también has aprobado”, le dice una de las regidoras al vecino que se queja.
Tras tres legislaturas gobernando un pueblo de 1.100 habitantes de forma asamblearia, una de ellas con mayoría absoluta, el PSC ganó las elecciones del pasado mayo. La película cuenta que divisiones internas en la CAF hicieron que la candidatura se deshiciera, pero previamente les tocó lidiar con una legislatura en la que a pesar de tener mayoría absoluta la crisis impidió que pudieran sacar adelante muchos de los proyectos que querían.
“Creo que en toda la película se aprecia cómo el proyecto está siempre pendiente de un hilo y que requiere mucho esfuerzo de todos para que salga adelante”, indica la directora, quien añade: “Lo difícil en las democracias participativas comienza cuando se ganan las elecciones y cuanto más usemos estos procesos mejor funcionarán”.