Elecciones en Catalunya. Ese es el escenario que tienen en el horizonte tanto el Gobierno como el PSOE. Con aplicación o sin aplicación del artículo 155 de la Constitución, Mariano Rajoy y Pedro Sánchez creen que la única salida que hay en Catalunya es la celebración de comicios: bien porque los convoque Carles Puigdemont ante el requerimiento enviado este miércoles o bien porque la Generalitat no renuncie a la declaración de independencia y, en consecuencia, el desarrollo del 155 conduzca a una convocatoria electoral.
El Gobierno mantiene que el doble requerimiento que se ha enviado al president de la Generalitat permite un “margen de rectificación” para devolver el escenario político a la situación previa al pleno de la Cámara catalana del 6 y 7 de septiembre, cuando se aprobaron las leyes de referéndum y transitoriedad en una jornada llena de irregularidades.
En el Ejecutivo de Mariano Rajoy no son ajenos a las dificultades que supondría para Puigdemont negar que hubo una declaración de independencia, por lo que apuntan que la solución para solventar está parálisis institucional es la convocatoria de elecciones autonómicas. De todas maneras, fuentes del Gobierno añaden que en caso de que el president de la Generalitat opte por mantenerse en rebeldía el epílogo de la aplicación del artículo 155 sería el mismo: la convocatoria de comicios autonómicos.
Pese a la visión optimista que lanzaron varios ministros durante el acto de recepción de los reyes por el día de la Fiesta Nacional, fuentes de Moncloa no quieren adelantar acontecimientos y repiten que en la actualidad no hay ningún contacto con los dirigentes de la Generalitat. Lo más destacable, según las mismas fuentes, es que “el acuerdo entre el PSOE y el PP traslada una imagen de seriedad institucional”.
Un día después de que el Gobierno haya puesto en marcha el mecanismo constitucional que puede acabar con la intervención de la autonomía de Catalunya, Sánchez ha defendido que el presidente catalán “debe convocar elecciones”. Así lo ha señalado en una conversación informal con periodistas en la recepción del Palacio Real que se celebra con motivo del 12 de Octubre.
PP y PSOE, de la mano en Catalunya
El secretario general del PSOE sostiene que “no es tan evidente” que vaya a aplicarse definitivamente el 155, pero subraya que la pelota está en el tejado del Palau y que al ser Puigdemont “quien ha suspendido la autonomía en Catalunya” tiene la “obligación de restituir” la normalidad.
Para los socialistas, esa normalidad y la recuperación del autogobierno pasan obligatoriamente por las urnas regionales. Por eso, el PSOE apuesta por que la aplicación del 155 tenga como objetivo la convocatoria de comicios en Catalunya.
Los socialistas son escépticos con respecto a la respuesta de Puigdemont. Por un lado, ven que la declaración de independencia “en diferido” y las “contradicciones internas” del bloque soberanista puedan ejercer presión sobre los mandatarios de la Generalitat para que la solución “tenga recorrido”, según ha explicado la presidenta del PSOE, Cristina Narbona. Por otro lado, existe temor en las filas socialistas a que haya una huida hacia adelante por parte de Puigdemont.
La posibilidad de que Puigdemont responda al requerimiento del 155 con unas elecciones anticipadas está sobre la mesa en algunos sectores de la política catalana. “Han pactado el desacuerdo”, señaló un destacado diputado catalán: “Solo se entiende lo ocurrido si hay mediadores que han trabajado discretamente con ambas partes para abrir esta salida”.
El PSC se ofreció como mediador entre el Gobierno y la Generalitat apelando a que no hubiera declaración unilateral de independencia y tampoco 155. El Gobierno y los socialistas han esgrimido en el requerimiento que Puigdemont debe clarificar si ha habido o no declaración de independencia.
En el Partido Popular están satisfechos con la respuesta del PSOE ante el órdago independentista y, en este momento, solo muestran ciertos recelos a las prisas del presidente de Ciudadanos, Albert Rivera, y de ciertos sectores del propio PP para acelerar una respuesta contra el independentismo. El secretario general del Grupo Parlamentario Popular, José Antonio Bermúdez de Castro, declaró que “se ha demostrado que hay que aplicar la ley, pero también hay que saber manejar bien los tiempos para no romper la unidad de las fuerzas constitucionalistas”.
El Gobierno ha tenido siempre claro que mostrar una unidad de acción de los principales partidos era fundamental para la batalla de la comunicación en el interior pero especialmente en el exterior. Esta consonancia entre el PSOE y el partido en el Gobierno no significa que haya un acuerdo para la reforma de la Carta Magna. Varios dirigentes del PP salieron repetidas veces a negar este jueves que se hubiera pactado la reforma de la Constitución con los socialistas. Sánchez anunció un pacto con Rajoy para que la modificación constitucional eche a andar en seis meses.
El PP quiere sacar rédito político
El objetivo de los conservadores ahora es que el rédito político de la unidad de los constitucionalistas no se diluya entre las tres fuerzas políticas y se reconozca el papel de Mariano Rajoy. “Algunas fuerzas políticas a comienzo del mes de septiembre le dijeron al presidente del Gobierno que no aplicara el artículo 155, si les hubiéramos hecho caso a estas dos fuerzas políticas constitucionalistas, en estos momentos no se podría haber activado esa vía. Otros hace una semana nos decían que teníamos que aplicar esas medidas antes de que la Generalitat realizara la comparecencia, si las hubiéramos aplicado se hubiera roto la unidad de las fuerzas constitucionalistas”, subrayó Bermúdez de Castro.
El PSOE también da importancia a la buena sintonía que ha mantenido con el Gobierno en este asunto. Sánchez ha reconocido en las entrevistas que ha concedido en las últimas horas que su relación con Rajoy “se ha normalizado mucho” con quien ha podido tener “conversaciones francas”. Ambos dirigentes no ocultaban su mala relación: Sánchez le llamó indecente, Rajoy le contestó que era un ruin, y el socialista llegó a decir que el presidente no es fiar.
Pero ahora el líder socialista, que basó buena parte de su campaña de las primarias en su rechazo a que Rajoy gobernara, enfatiza ahora la capacidad de haber llegado a acuerdos con él. En la misma línea que el Gobierno, ha subrayado que ese pacto “traslada estabilidad y tranquilidad a la ciudadanía”, ha dicho sobre el pacto alcanzado ante el conflicto territorial.
Sánchez evita mostrarse preocupado por la reacción que pueda suponer su acercamiento al PP ante la respuesta airada que ha tenido Unidos Podemos: “Tenemos que estar en el corto y en el largo”, aseguró.
Para el PSOE era importante mostrarse unido y apegado a las instituciones en un momento en el que la crisis territorial se ha disparado y ha acudido en masa a la recepción de los reyes en el Palacio Real. “Hemos querido decir dónde estamos todos los socialistas”, expresó en ese acto la presidenta del PSOE, Cristina Narbona, que admitió que había habido “algo de coordinación”. “Algunas personas sí han promovido que estuviéramos presentes y diéramos testimonio de estar con instituciones. Yo creo que mucha gente ha valorado que estemos”, señaló Narbona.
Fue Rosa Conde, portavoz del Gobierno con Felipe González, quien se encargó de coordinar telefónicamente esta asistencia conjunta. Además de los expresidentes González y José Luis Rodríguez Zapatero, que llegó con Pedro Sánchez al besamanos y le dejó pasar antes que él, asistieron numerosos exministros como Alfredo Pérez Rubalcaba, María Teresa Fernández de la Vega, Elena Salgado, Miguel Ángel Moratinos, José Montilla, Ángel Gabilondo o Mariano Fernández Bermejo. Alfonso Guerra, que reclamó abiertamente la aplicación del 155, también ha asistido a la festividad. El líder socialista ha reconocido que en este tiempo de negociación con Rajoy se ha tenido que “morder la lengua” con los reproches que le han llegado de la vieja guardia.