Juan Vivas: “Ceuta no puede ser para la inmigración ni ciudad presidio ni pasaporte verde a Europa”
Juan Vivas (Ceuta, 1953) sigue defendiendo que la fórmula que planteó Interior para la repatriación “ágil” y “con garantías” de menores migrantes solos a Marruecos sin tener que someterse a la legislación de Extranjería era “jurídicamente razonable”, pero asume que es un “debate resuelto” tras el pronunciamiento de la Justicia. El presidente de Ceuta considera que los autos judiciales que la han llevado a vía muerta “complican la situación a todos”: la de los 800 niños que llegaron a la ciudad autónoma en mayo, porque continúan “en una absoluta precariedad”, y la de Ceuta, porque “sigue soportando una presión insoportable”.
A la espera de que el Gobierno central, cuyo respaldo agradece y valora, concrete los recursos prometidos por Sánchez para acelerar la tramitación de su retorno –que sigue considerando “la mejor y la única solución estructural a futuro”–, renuncia a seguir pidiendo solidaridad al resto de autonomías y se muestra dispuesto a ayudar a tejer una nueva relación con Rabat sobre “respeto, leal colaboración y buena vecindad”.
¿Volvería a involucrar a la ciudad en el procedimiento utilizado entre el 13 y el 16 de agosto para expulsar menores marroquíes que estaban bajo su guarda?
Como requisitos se estableció que el retorno fuera asistido, que hubiera acuerdo entre los dos países, que no se tratara de una repatriación masiva y que se respetasen los principios informadores de la legislación nacional, no la literalidad de la de Extranjería. Me pareció un argumento razonable jurídicamente que, además, atendía nuestras necesidades de forma rápida y ágil. Desde mayo, que es cuando comienza todo esto, en uno de los momentos más críticos que ha vivido Ceuta, habíamos estado trabajando en la búsqueda de actuaciones rápidas para solventar una situación que era y sigue siendo insostenible.
En Ceuta hemos acogido un número de menores solos equivalente al 1% de nuestra población: como si al conjunto de España llegase y se quedase medio millón de jóvenes no acompañados de repente. El 24 de mayo pedimos al Gobierno central que activase el Acuerdo de 2007, inédito en su aplicación por las reticencias de Marruecos, y cuando se obtuvo el 'ok' del país vecino, que era el principal escollo, los servicios jurídicos del Estado interpretaron que era un instrumento jurídico sustantivo para situaciones como esta de acuerdo con el pronunciamiento del Parlamento Europeo.
¿Pidió algún informe a sus servicios jurídicos? ¿Quién decidió que se haría lo que se hizo?
No lo pedí. Nosotros tenemos las competencias de tutela y guarda de menores, pero no las de repatriación o relaciones con Marruecos. En esta incidencia judicial nos hemos apoyado en la Abogacía del Estado, que nos merece absoluta credibilidad. Nosotros pedimos a Interior que se aplicara el Acuerdo y el competente para hacerlo era el Gobierno central.
¿Le han sorprendido las alegaciones de Interior ante la Audiencia Nacional, en las que desplaza la responsabilidad de cualquier posible vulneración de derechos fundamentales sobre la Delegación y su Ejecutivo?
Grande-Marlaska hizo políticamente lo que le pedí y yo no voy a pedir su dimisión, no sería consecuente. Las competencias están claras, pero entiendo que el Ministerio se defienda en un procedimiento judicial.
¿Teme acabar enfrentándose a un proceso penal?
No. En una situación de extrema necesidad de urgencia y emergencia se han aplicado criterios jurídicos razonables que no han sido validados por la interpretación judicial, pero no se ha actuado de forma grosera incumpliendo la normativa.
Su Servicio de Protección a la Infancia advirtió desde el minuto 'cero' que se estaba obrando de manera irregular.
El Área de Menores no participó de nuestro criterio. Teníamos su opinión verbal y la del Ministerio, que yo consideré válida. Respeto y acato la decisión judicial. Nosotros no seguimos batallando por eso. Es un debate resuelto, pero sigo pensando que nuestra interpretación jurídica era válida y que mirando por el interés superior del menor lo mejor es que vuelvan a su tierra, si es posible con su familia y si no con una institución pública de acogida, que también las hay, y solventes, en Marruecos. Dudar de ello supone pecar de cierto complejo de superioridad.
Hace tres meses decían que Marruecos había utilizado a sus niños para hacer chantaje político a España.
Una cosa es el comportamiento de las autoridades y otra la existencia de entidades dedicadas a acoger a los niños desamparados. Si de esto sale una reconstrucción de relaciones basada en el respeto, la leal colaboración y la buena vecindad, que parece ser el camino elegido por el Gobierno de la Nación, que yo comparto, no debemos poner palos en las ruedas sin desconocer quién fue el responsable de lo que pasó. Hagamos lo posible para que no se repita y para salir reforzados. Personas de toda mi confianza me han asegurado que el trato que han recibido los menores retornados ha sido exquisito y que se ha garantizado el respeto a sus derechos y su interés superior, que en este caso coincide con el de Ceuta más allá del dogma mediático y de todo tipo de intereses.
¿En qué situación deja el conflicto el segundo auto judicial que abortó definitivamente el procedimiento?
Nos complica la situación a todos. Los menores están en unas condiciones de absoluta precariedad y Ceuta sigue soportando una presión insoportable.
Han anunciado que van a intentar repatriar a los menores cumpliendo con la Ley de Extranjería y su reglamento, que exige no velar por esa especie de “interés superior del menor” colectivo al que apelan, sino por el de cada niño. ¿Cómo lo van a hacer?
El interés del menor como concepto filosófico, como prioridad que nadie ha pretendido violar, que quede claro.
Nadie se aseguró de que el interés superior de cada uno de los 55 menores devueltos fuese regresar a su país.
Sí nos hemos preocupado. Fue un retorno asistido. Los menores no manifestaron objeción a que se llevase a cabo, las autoridades marroquíes comprobaron uno a uno su situación y se pusieron en contacto con sus padres y como garantía complementaria se señaló una institución de acogida [L’Entraide Nationale].
"La solución está en el retorno"
El reglamento de Extranjería dice que, antes de incoar ninguna repatriación, hay que pedir a Marruecos un informe sobre la familia de cada menor. ¿Le consta que ya se haya hecho?
Desde que me reuní con el presidente Sánchez he hablado con varios ministros que ya están trabajando en este asunto. Lo primero que vamos a hacer es concretar un itinerario desde el punto de vista técnico y documental de lo que hay que hacer. Se reforzarán distintos servicios administrativos, jurídicos y asistenciales para agilizar los procedimientos hasta donde se pueda a la hora de hacer entrevistas, confeccionar expedientes... Esto se va a detallar de manera inmediata, porque es la única salida que nos cabe. La solución está en el retorno. No podemos dar por hecho que la voluntad del menor coincide con su interés superior.
No se da por hecho porque hay que estudiarlo a fondo caso a caso, ¿no?
El del retorno es un planteamiento general, no universal. No puede ser suficiente que el menor diga que no se quiere irse para que la repatriación no se lleve a cabo. Somos conscientes, y ya hemos actuado en consecuencia, de que hay circunstancias de vulnerabilidad que aconsejan su permanencia en España, y en ese sentido se ha resuelto. No estamos en contra de los menores, pero los que tenemos son recursos de emergencia. Un polideportivo no es sitio para ellos y no disponemos de otra cosa. La del retorno es la mejor y la única solución estructural a futuro que tenemos.
¿Por qué ha renunciado a solicitar solidaridad o corresponsabilidad al resto de autonomías? ¿Se lo pidió Sánchez?
No. Coincidimos en que la solución estratégica es el retorno. Ceuta para la inmigración no puede ser ni ciudad presidio ni pasaporte verde a Europa. Cualquiera de esas dos opciones son fatales, serían nuestro final. El fenómeno es estructural y esa alternativa terminaría no siendo provisional. El deseo de la juventud y la adolescencia marroquí de venir a España y el resto de Europa no lo vamos a cambiar de la noche a la mañana. Hay que desarrollar otras políticas que espero que se hagan y prosperen para evitarlo, pero esta ciudad no se puede convertir mientras en una puerta de entrada.
¿Contempla mantener a los niños un invierno en contenedores y un polideportivo?
Espero que la situación mejore. Por una parte, que las reticencias de algunos menores a retornar cambien al saber que no irán a la península. Por otra, durante 2019 logramos la reagrupación familiar con la entrada de los progenitores en la ciudad de 200 menores sin los recursos humanos adicionales que aguardamos ahora. Si somos capaces de reactivar esa vía sabiendo que esto es una prioridad para el Estado, si hacemos los informes individuales rápido, podríamos plantearnos unificar la acogida en el centro de realojo temporal de ‘La Esperanza’.
¿El Área de Menores tendrá, esta vez sí, libertad para hacer los procedimientos según su criterio?
Nunca se le ha privado de libertad. Por supuesto que vamos a contar con ese servicio. A mediados de agosto tenía un criterio y el Ministerio otro que consideramos razonable y consistente en beneficio de los menores y de Ceuta.
"Sin el discurso de la ultraderecha todo sería más fácil"
¿Se ha sentido respaldado por el Gobierno central y el PP desde la avalancha migratoria de mayo?
Sí. El presidente Sánchez ha estado con Ceuta en los dos momentos críticos con mayúsculas: en mayo, cuando nos vimos al borde del abismo y evitó el desastre, y ahora en agosto. Hemos tenido el apoyo del Estado y también de mi partido desde el primer momento. Pablo Casado siempre me ha dicho que actúe mirando por el interés de Ceuta por encima del PP.
¿No es incompatible con que él aproveche esta crisis para zurrar al ministro que usted defiende?
Son cosas de la política. Yo actúo como creo que debo y estoy seguro de que el presidente nacional del PP, también.
¿La utilización de los menores migrantes solos por parte de la ultraderecha ha dinamitado, por cálculos electoralistas, el reparto de menores con otras autonomías?
Sin ese discurso todo sería más fácil, pero no hemos tenido en cuenta para fijar nuestra posición la reacción demagógica que pudiera tener Vox en cada región a la posible llegada de menores desde Ceuta. Hay que concitar el mayor número de adhesiones políticas al servicio de nuestra convivencia y nuestra Constitución en defensa de los Derechos Humanos.
¿Mantiene su apuesta por entrar en la Unión Aduanera y llevar la frontera Schengen al Tarajal, decisiones que se podrían interpretar como hostiles desde el país vecino?
El marco de estabilidad de Ceuta está condicionado por la defensa de nuestra españolidad y la concordia entre todos los ceutíes; por tener una frontera segura y normalizada como exterior europea que es; por contar con niveles de creación de empleo y cohesión social equiparables al resto de España y por afianzar nuestra integración en la UE. También por tener buenas relaciones con Marruecos.
Lo de Schengen se planteó como un intento por que el control del tránsito esté en manos de las autoridades españolas y quede debidamente regulado, pero para lograrlo puede haber distintas fórmulas sin acabar con la excepcionalidad actual. Sobre la Unión Aduanera soy partidario de la integración si no perjudica nuestro Régimen Económico y Fiscal especial, el mejor de Europa.
7