El Tribunal Superior de Justicia de Madrid ha decidido rebajar la condena impuesta a un paracaidista del Ejército de Tierra por abusar de dos niñas y enviarles vídeos sexuales, detenido en una base militar española de Irak en 2018 tras la denuncia de las familias. Las magistradas, según la sentencia a la que ha tenido acceso elDiario.es, rebajan su condena inicial de 23 años y 2 meses de cárcel a un total de 19 años de cárcel al entender que la Audiencia Provincial no justificó bien la imposición de algunas penas de prisión. El condenado todavía puede llevar su caso ante el Tribunal Supremo para salir de la prisión militar de Alcalá de Henares.
Este militar, miembro de la Brigada Paracaidista Almogávares VI (BRIPAC) y destinado en Paracuellos del Jarama, fue detenido en la base española de Besmayah, en Irak, en 2018 por orden del juez Pablo Ruz. Dos familias denunciaban que había estado cruzando mensajes, fotos y vídeos de contenido sexual con sus dos hijas pequeñas, una de 13 y otra de 11 años de edad. El pedófilo, que tenía casi 40 años de edad, era amigo personal de la familia de una de sus víctimas desde hacía años.
Durante meses, el militar abusó de una de las niñas, les envió fotos y vídeos sexuales y exigió que las niñas también le enviaran material pedófilo. Aprovechó varias circunstancias para cometer estos delitos: era amigo de la familia, era preparador físico en el club de tenis de la localidad madrileña de Móstoles donde vivían y, finalmente, presumiendo de su profesión de militar. Ellas le expresaban su “admiración” y él les hacía regalos del Ejército de Tierra como chapas con su nombre, camisetas y, según fuentes del caso, anillas que utilizaba en sus saltos como paracaidista.
Los padres de una de las víctimas descubrieron lo que estaba pasando cuando su hija les contó las comunicaciones de contenido sexual que mantenía con el pedófilo. La Audiencia Provincial de Madrid le impuso un total de 23 años y 2 meses de cárcel por seis delitos distintos: abusos sexuales, dos de provocación, exhibicionismo y dos más corrupción de menores. El Tribunal Superior de Justicia rebaja algunas de estas penas hasta los 19 años de presidió al entender que la Audiencia “no motivó adecuadamente” la cuantificación del castigo de cárcel en la mitad de los delitos de los que fue declarado culpable. En algunos casos se había acudido a una condena más grave sin justificarlo.
Las juezas rebajan su condena pero no cuestionan ni el relato de las víctimas ni la culpabilidad del militar pedófilo, que está en la cárcel militar de Alcalá y que todavía puede acudir a la sala de lo penal del Tribunal Supremo. Las tres magistradas del alto tribunal madrileño hablan, por ejemplo, de un “demoledor relato incriminatorio” de una de las menores, en su declaración “firme y persistente” acompañado de un “contundente” conjunto de pruebas como la declaración de las familias, los informes forenses y los propios mensajes que el condenado cruzó con sus víctimas.
“Abusó de mi confianza, de mi mente y de mi cuerpo”
La sentencia del Tribunal Superior de Madrid avala la declaración de las dos niñas frente a la versión exculpatoria del paracaidista del Ejército de Tierra, del mismo modo en que la Audiencia Provincial declaró “creíbles” sus comparecencias. Las sentencias del caso revelan que el acusado borró más de 130 vídeos en el año y medio que estuvo hablando con las niñas, a pesar de lo cual los investigadores consiguieron llegar hasta el material y certificar el envío: encontraron los mismos archivos en su teléfono y en el de sus víctimas.
Durante la investigación, las dos menores explicaron al juez Ruz cómo se sintieron obligadas a enviarle este material sexual, en algunas ocasiones bajo coacción directa. “Es como si fuera una máquina, él pedía y yo hacía”, dijo una de ellas. “Abusó de mi confianza, de mi mente y de mi cuerpo”, añadió la segunda víctima. Los psicólogos del Centro de Intervención en Abuso Sexual Infantil (CIASI) explicaron que la dinámica del condenado fue la del “seducción-enamoramiento” con ellas, lo que consiguió que ambas estuvieran “enganchadas emocionalmente” y terminaran por acceder a todas sus peticiones de carácter pedófilo.
Su objetivo, según el relato de hechos probados que ahora avala el Tribunal Superior de Madrid, era “embaucar” a las niñas. Posteriormente también intentó convencer sin éxito a los jueces de que todo lo que había pasado era consecuencia de su trabajo como militar. Según dijo la Audiencia Provincial en la primera sentencia del caso, “intentó vincular causalmente los hechos con su actividad profesional desarrollada en el Ejército de Tierra”, algo rechazado por los jueces. También reconoció la autoría de algunos mensajes y pidió perdón por algunos de ellos. Envió mensajes de contenido sexual a las niñas incluso mientras sus familias presentaban la denuncia en la comisaría.
Los tribunales que han examinado el caso no tienen dudas de que, sin embargo, lo que hizo fue aprovechar su condición de amigo de la familia y de preparador físico del polideportivo donde ambas acudían a jugar al tenis. “El acusado impuso una relación abusiva interpersonal en la que cosificó a la menor”, dijo la primera sentencia del caso tras apuntar a una “manipulación y anulación” a la que sometió a una de sus víctimas. Incluso, añadieron entonces, manipuló “lo que es una relación de pareja libre y en plenitud para conseguir su objetivo”.
El Tribunal Superior de Madrid descarta ahora su recurso y avala el “contundente” resultado de las pruebas y del juicio contra él. “No cabe duda”, dice, de que debe ser condenado entre otras cosas por elaborar pornografía infantil utilizando a ambas niñas. También rechaza, como pedía el militar, rebajar las indemnizaciones de las víctimas.