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Pedro Sánchez intenta la investidura en plena guerra fría con Podemos

“La posibilidad de ser presidente es una sonrisa del destino que siempre tendrá que agradecer”, dijo Pablo Iglesias tras ofrecer un pacto a Pedro Sánchez que pasara por que él fuera vicepresidente. Aquel ofrecimiento y aquella expresión apenas tuvieron respuesta del líder del PSOE. Pero las palabras del candidato de Podemos cayeron como un jarro de agua fría en las filas socialistas, que las consideraron una “humillación” a un partido centenario. Susana Díaz lo dijo de forma contundente en la reunión del Comité Federal de este sábado: echó en falta que los socialistas exigieran “respeto” hacia los militantes y dirigentes del PSOE ante los “insultos” de Iglesias. Tras el enfado mostrado en público y en privado por multitud de dirigentes socialistas, Sánchez ha subido el tono.

“Soy objeto por parte de Pablo Iglesias no solo de desplantes sino también de arrogancia y he respondido con respeto”, ha expresado Sánchez este martes. El candidato del PSOE ha pedido a Ciudadanos y a Podemos que dejen de vetarse mutuamente porque, a su juicio, los españoles “no entenderían que las fuerzas del cambio” no se pusieran de acuerdo. A Iglesias le ha lanzado un mensaje más: que deje de pedir “sillones” y se siente a hablar de políticas. “Para poder hay que querer, y se abrirá el momento, cuando llegue, de si Podemos realmente quiere”, ha sentenciado Sánchez. En el PSOE consideran que el órdago de Iglesias no tiene realmente voluntad de entendimiento.

En el otro lado está Iglesias, que es consciente de que el PSOE necesita a sus 42 diputados y a los 27 de las confluencias -bien sea con sus votos a favor o su abstención- si quiere recuperar el poder. El líder de Podemos no ha tardado en responder a la subida de tono de Sánchez. Sin esperar a que el rey comunicara a Patxi López su encargo de formar Gobierno, el secretario general de Podemos ha dado una rueda de prensa en la que, tras una corta crítica al líder del PP, ha cargado contra Sánchez.

Iglesias: Sánchez tiene “el virus del inmovilismo”

En un tono ascendente, Iglesias ha asegurado “no dar crédito” ante la insistencia del secretario general del PSOE en intentar negociar una investidura apoyado en Podemos y en Ciudadanos. Una opción que tanto Iglesias como Albert Rivera han descartado. Y en eso ha insistido el líder de Podemos. Tras citar a Bertolt Brecht (“Cuando la hipocresía empieza a ser de mala calidad conviene decir la verdad”), Iglesias ha acusado a Sánchez de haberse “contagiado” del “virus del inmovilismo” de Mariano Rajoy. “Pedro Sánchez estuvo 30 días esperando a Rajoy. Ha estado 10 días sin contestarnos a nosotros. Y ahora plantea seguir un camino con actores que han dicho que no es posible esa vía. Yo creo que los españoles no están para esperar más tiempo ni para que les tomen el pelo”, ha recalcado.

El secretario general de Podemos ha criticado la falta de iniciativa de Pedro Sánchez más de diez días después de su oferta de un Gobierno de coalición que incluiría a IU. “Lo mínimo no es llamar solo para ponerlo en Twitter”, ha reprochado a Sánchez. Además, Iglesias ha insistido en su propuesta de un “gobierno de cambio y de progreso” en el que no tiene cabida Ciudadanos. “Esta mañana, cuando escuchaba a Pedro Sánchez, no daba crédito -ha expresado Iglesias-. Podemos y Ciudadanos han dicho que no podemos ponernos de acuerdo”. Sánchez sigue apelando a los dos partidos, a mirar “a izquierda y derecha” para lograr un gobierno “transversal, progresista y reformista”.

Desde el 20D , Podemos y PSOE han protagonizado varios desencuentros. El primero fue por la negativa de los socialistas -y también de PP y Ciudadanos- a que Podemos y las confluencias dispusieran de cuatro grupos en el Congreso. Esa petición era, para los de Iglesias, indispensable para apoyar una hipotética investidura de Sánchez. El movimiento no desalentó al líder de Podemos que, pese a tener finalmente un único grupo, ofreció apoyo a los socialistas a cambio de varias carteras en el Consejo de Ministros.

La siguiente discrepancia fue apenas cuatro días después, cuando la Mesa del Congreso, con el voto a favor de la vicepresidenta socialista, envió a los diputados de Podemos y sus alianzas territoriales “al gallinero”, es decir, a la parte más alejada del hemiciclo. La maniobra sentó fatal a los de Iglesias que, sin éxito por el momento, han intentado una ubicación alternativa en la Cámara Baja.

En este escenario, y con la subida de tono en las acusaciones entre Sánchez e Iglesias, tendrán que sentarse a negociar contrarreloj, con un margen de entre tres semanas y un mes, la formación de un Gobierno. “No podemos esperar ni un minuto más”, ha subrayado Sánchez este martes, aunque no ha desvelado a quién intentará ganarse antes: a Iglesias o a Albert Rivera.