Pedro Sánchez: “Voy a trabajar para buscar una mayoría parlamentaria alternativa al PP”
Se cierra el círculo para llegar al mismo punto: Pedro Sánchez vuelve a ser secretario general del PSOE y repite su llamamiento para que Podemos y Ciudadanos superen sus vetos y formen parte de una alternativa al Gobierno del PP: “Pongámonos ya en marcha. Proponemos abrir un espacio de negociación y acuerdo con el resto de fuerzas de cambio en el Parlamento”, ha dicho un Sánchez que anuncia: “Trabajaré para conseguir una mayoría parlamentaria que cierre esta etapa negra de gobierno del Partido Popular”.
Sánchez ha anunciado su intención de crear una mesa de negociación en el Parlamento para diseñar una estrategia entre las fuerzas del cambio que echen por tierra las propuestas del PP.
La idea se basa en la necesidad del nuevo PSOE de dar protagonismo parlamentario al primer líder de su historia que no es diputado. Esa será la principal dificultad de un Pedro Sánchez que tiene intención de hacer del Parlamento su centro de operaciones, a pesar de no tener derecho a voto en las sesiones plenarias.
Sánchez invita a Podemos y Ciudadanos al tiempo que les amenaza: “Si continúan los vetos, pediremos a los españoles que con su voto hagan que el cambio dependa de uno: el Partido Socialista”. Sus palabras han sido celebradas con gritos de “presidente, presidente”.
La intervención del líder socialista ha navegado en un doble nivel: la alusión a un acuerdo parlamentario y la referencia constante a un escenario electoral que, por ahora, nadie concibe en el corto plazo. “Vamos a volver a ganar las elecciones”, ha calmado el líder socialista. Como si ese escenario fuera real o parte de sus planes estratégicos.
Sánchez no ha hecho ni una sola referencia expresa a la posibilidad de una moción de censura como la que Podemos le plantea para después de verano. El reloj socialista vuelve a 2016: el líder de la formación se dibuja a sí mismo como el único capaz de encontrar un entendimiento entre lo que sigue denominando como “las fuerzas del cambio”.
En su discurso no han faltado las referencias a los que ocuparon las plazas hace seis años: “Me dirijo al 15M para decir que esa demanda de regeneración insatisfecha va a llegar, y vamos a trabajar con ellos para extirpar la corrupción. Somos la izquierda de gobierno, que tiene que hacer las cosas de manera seria, ambiciosa, serena”.
Las peleas del PSOE
Entre líneas, Sánchez ha recriminado a su partido el tiempo de peleas que acaba con este congreso: “Durante estos últimos tiempos olvidamos quiénes éramos (...). Olvidamos y os levantasteis para decírnoslo: somos el PSOE. El nuevo PSOE se abre paso, el PSOE de siempre, que siempre lideró el cambio y lo vamos a volver a ver ganando las elecciones”.
Su discurso se ha desarrollado sin Susana Díaz y su entorno entre el público. La mayoría de la federación andaluza ya protagonizó en la primera jornada del congreso socialista un plante masivo, que les llevó a no votar las medidas que definen el proyecto socialista del futuro. En las votaciones de este domingo, Díaz ha dado la orden a los suyos de no apoyar al nuevo líder. Como resultado, el nuevo mandato de Sánchez nace con niveles de voto en blanco cercanos al 30%. El porcentaje de aprobación de Pedro Sánchez es ahora 16 puntos menor que el obtenido en el Congreso en el que contó con el apoyo de la presidenta andaluza.
Frente a ese malestar, el nuevo líder ha reivindicado a su nueva dirección a la que ha calificado de “paritaria y diversa”. La afirmación se aleja de la realidad, ya que los niveles de paridad están en torno al 40% y la integración de los críticos no ha tenido lugar en un congreso con visos de ajuste de cuentas.
“El reloj del PSOE y el reloj de España marcan la misma hora”, ha dicho Sánchez, cuyas últimas palabras aclaran que el objetivo de este nuevo PSOE se apoya en una hoja de ruta con un único destino deseado: “La Moncloa”.