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La retirada de Feijóo, principal favorito para suceder a Rajoy, abre la competición en el PP y pone fin a la era del 'dedazo'

Feijóo, este lunes llegando a la junta directiva del PPdeG

Iñigo Aduriz

El PP ha descubierto este lunes lo que implica la democracia interna. En el primer día del plazo abierto para presentar candidaturas a presidir el partido han sido cuatro los populares que han anunciado oficialmente su intención de concurrir al proceso interno para suceder a Mariano Rajoy: el vicesecretario de Comunicación, Pablo Casado; el exministro de Asuntos Exteriores José Manuel García-Margallo; el exlíder de Nuevas Generaciones de la Comunidad Valenciana José Luis Bayo; y el responsable de Exteriores de la dirección nacional, José Ramón García-Hernández. Sin embargo, el aspirante que partía como favorito, el presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, rechazaba entrar en la batalla ante la sorpresa de los suyos.

No habrá, por tanto, un candidato de consenso como querían la mayoría de los barones y numerosos dirigentes que hablaban de Feijóo como ese aspirante con opciones. Y no se dará un cierre de filas en torno a un único líder por lo menos hasta el congreso del 21 y 22 de julio. El partido se enfrenta así a una batalla interna con todas sus consecuencias. Una guerra a la que ya están acostumbradas el resto de formaciones políticas que celebran primarias, pero que para el PP es una situación inédita, una novedad absoluta.

La sucesión de Rajoy está marcando múltiples hitos en la formación que está a punto de cumplir sus 30 años. Por primera vez en la historia del PP, el presidente saliente no tendrá un heredero escogido a dedo. No existe un elegido como lo fue José María Aznar para el fundador del PP, Manuel Fraga, o como para Aznar fue Rajoy, a quien eligió personalmente y sin que mediará ningún proceso interno. Feijóo partía como sucesor natural de Rajoy, pero su rechazo marca otro hito.

Además, nunca antes se había dado la voz a la militancia para que se pronunciara sobre el liderazgo de los populares, si bien los críticos con el sistema a dos vueltas implantado por el PP recuerdan que, al final, la última palabra la tendrán los compromisarios elegidos para el cónclave de los días 21 y 22 de julio, ya que será su votación la que elija al nuevo presidente. No hará falta si en la primera elección, prevista para el 5 de julio, alguno de los múltiples candidatos logra más del 50% de los votos, gana en más de la mitad de las comunidades autónomas o se sitúa 15 puntos por encima del siguiente aspirante en porcentaje de voto. Otra novedad introducida para la sucesión de Rajoy.

Tiempo para “reconducir” la situación

Dirigentes consultados por este diario reconocían este lunes que esta proliferación de candidatos les produce cierto “vértigo” y más tras la retirada de Feijóo. El entorno de una dirigente autonómica que en las últimas semanas se ha manifestado a favor de un aspirante de consenso insistía en reclamar esa candidatura “de unidad” para garantizar la cohesión del PP una vez concluya el cónclave e inicie renovado su labor como principal partido de la oposición. “Somos muy prudentes y aún hay tiempo para reconducir la situación”, aseguraba.

Ante las palabras de Casado, que se presentaba en Génova como “primer candidato de integración” para suceder a Rajoy, dirigentes regionales que respaldan a Soraya Sáenz de Santamaría o a María Dolores de Cospedal apelaban a lo que pueda suceder en las próximas horas. Lejos de considerarlo como un candidato de consenso, apuntan que el madrileño es “el candidato del aznarismo, sin duda”. Un líder provincial emplazaba a esperar “48 horas” para pronunciarse acerca de cuál es el aspirante con más opciones, es decir, una vez que el miércoles se conozcan cuáles son todas las candidaturas que se presentan y el viernes sean confirmadas por el comité organizador.

El gesto de Casado sorprendía en las filas populares más que los de Margallo, Bayo o García-Hernández a los que las fuentes consultadas no dan opciones de victoria. Una importante dirigente nacional considera que el madrileño, que llegó al PP aupado por la expresidenta madrileña Esperanza Aguirre, juega más “a colocado” que “a vencedor”, por lo que entre sus pretensiones podría estar que el futuro presidente del partido le incluya en su equipo para, por ejemplo, ser el candidato a presidir la Comunidad de Madrid o tener posibilidades para encabezar el cartel popular al Ayuntamiento de la capital.

Las opciones de Cospedal

En principio, el gesto de Casado parecía disminuir las opciones de Cospedal, según explicaban cargos públicos del partido consultados. Sin embargo, fuentes cercanas a la exministra a las que citaban este lunes la agencia Efe o TVE y Antena 3 dan por hecho que la número dos del PP anunciará este martes, en la Junta Directiva regional del partido en Castilla-La Mancha, su intención de dar la batalla y suceder a Rajoy al frente de los populares. Esa idea cogía fuerza a última hora del lunes con la renuncia de Feijóo, con quien se especulaba que la exministra podría haber llegado a un acuerdo para presentarse de forma conjunta.

A pesar de la proliferación de candidatos, Sáenz de Santamaría anunciaba su candidatura a primera hora del martes.

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