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El PP convierte a Ciudadanos y a las encuestas en el tema tabú de sus reuniones internas

El PP presume de ignorar a Cs en el almuerzo de Rajoy con sus 'barones': "No se ha hablado ni un minuto, ni un segundo"

Gonzalo Cortizo

Mariano Rajoy compartió este lunes una comida de tres horas y media con la cúpula de su partido, los dirigentes regionales y los ministros Saénz de Santamaría y Montoro. En ningún momento hablaron de Ciudadanos ni tampoco de las encuestas que auguran una pérdida de la hegemonía política que la formación conservadora ha venido disfrutando en los últimos años. Al menos, eso es lo que aseguran sus portavoces cuando se les pregunta tras reuniones similares.

“Nadie ha sacado la palabra encuesta en la reunión”, aseguró Fernando Martínez Maíllo en la rueda posterior a la larguísima comida. Preguntado sobre si habían hablado de Ciudadanos, el coordinador general del PP ofreció una respuesta similar: “Ni un minuto, ni un segundo. Nada”.

La insistencia de los populares en negar que Ciudadanos es una de sus preocupaciones raya ya lo absurdo. Mientras en sus comités de dirección, juntas directivas y en comidas como la de este lunes nadie plantea la cuestión, es habitual que los principales dirigentes sí reconozcan ese temor cuando las conversaciones adquieren el tono informal propio de un off the record.

De puertas a dentro, la estrategia de los conservadores pasa por simular esa falta de preocupación. La estrategia se combina con un ataque constante a a la formación de Rivera.

El mismo Martínez Maíllo que asegura ante la prensa no estar preocupado por Ciudadanos, no deja de hablar de Ciudadanos. La siguiente enumeración de frases está seleccionada de una única comparecencia, la misma rueda de prensa en la que Maíllo aseguraba que su formación no había dedicado “ni un minuto, ni un segundo” a hablar de la formación liderada por Albert Rivera : “Somos un partido que gobierna en muchas comunidades autónomas y ayuntamientos, otros no lo pueden hacer”, “que la señora Arrimadas haga algo, por favor, que deje de ser una estatua de sal y asuma que ha ganado las elecciones. Parece que le da alergia gobernar”, “tanto voto útil se está convirtiendo en una victoria inútil”, “quiero poner de manifiesto la sintonía sospechosa entre Ciudadanos y Podemos”, “Ciudadanos parece que ejerce más la labor de oposición que la de un socio de investidura”, “utilizan cambios de opinión permanentes como una veleta y lo que hacen casi siempre es abstenerse”, “lo nuestro es gobernar, otros viven de las encuestas”, etc.

Pese a las críticas, los conservadores aseguran que su acuerdo de investidura con Ciudadanos se mantiene: “por nosotros, sigue vigente”, aseguró el coordinador general del PP. Sin embargo, en Génova empiezan a matizar ya la estrechez de la atadura que les supone el papel firmado por Rajoy y Rivera: “Es un acuerdo de investidura, no un acuerdo de Gobierno”.

El punto más tenso de esa relación pasa por la exigencia de Ciudadanos para que el PP apartara de la vida pública a cualquier cargo público acusado de corrupción. El caso de la senadora Pilar Barreiro (PP), imputada en una de las piezas separadas de la Púnica acabó por marcar la distancia entre Rivera y Rajoy. El PP mantiene a Barreiro en el Senado y Rivera amenaza con romper su acuerdo y retirarle a Rajoy cualquier apoyo como los que necesita para sacar adelante los próximos presupuestos.

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