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CRÓNICA

El PP pone fin al boicot al Estado

Feijóo en la rueda de prensa posterior al acuerdo del Poder Judicial.

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En la guerra a muerte del Partido Popular contra el Gobierno de Pedro Sánchez, los rehenes llevaban toga. El PP se negó a pactar la renovación del CGPJ, el órgano de gobierno del poder judicial, tirando a la basura un mandato constitucional del que se desentendía el partido que dice ser el único que defiende la Constitución. La parálisis de cinco años terminó perjudicando claramente a los magistrados del Tribunal Supremo y de las Audiencias, aunque a la derecha judicial no pareció importarle. Funcionando como un partido político, aspiraban a que la presión obligara al Gobierno a aceptar el sistema de elección de vocales exigido por el PP.

En los años en que el partido contaba con mayoría absoluta en el Parlamento, no se había molestado en cambiarlo. De repente, era esencial hacerlo para salvar al Estado de derecho.

La degradación del sistema judicial español era un hecho. Un centenar de plazas de jueces estaba por cubrir. En el Tribunal Supremo, eran veinticinco, una de cada cuatro, en su mayor parte por la jubilación de sus titulares. El desastre llegó al punto de que el Supremo pidió al Gobierno en 2023 la contratación de quince letrados para que escribieran literalmente algunas sentencias, es decir, para que “elaboren bajo la supervisión de los ponentes los borradores de sentencias de índole repetitiva o con jurisprudencia estable y consolidada”. Los vocales conservadores del CGPJ ni se inmutaron. El PP, mucho menos.

Este lunes, la Sala de Gobierno del Tribunal Supremo dio la voz de alarma. No era la primera vez que lo hacía, pero esta vez fue especialmente contundente. Se refirió al “incumplimiento de la Constitución y de la Ley Orgánica del Poder Judicial”, un hecho obvio que el PP se negaba a considerar. También recordó que una reforma legal había privado al CGPJ de la capacidad de cubrir las vacantes judiciales, con la que se había acabado el chollo de la derecha judicial de seguir haciendo nombramientos desde un consejo caducado.

“El perjuicio causado es enorme”, dijo la Sala en el comunicado, que destacaba “el menoscabo del derecho de los ciudadanos a la tutela judicial efectiva”. Ese había sido un hecho poco relevante para los constitucionalistas de pega.

También la APM, la principal asociación de la derecha judicial, reclamó esta semana la renovación cuanto antes del CGPJ. Hasta ahora lo que exigía como prioridad era que los jueces presentes en el CGPJ fueran elegidos por los jueces, y no por el Parlamento. Aquí hay que sospechar que la APM ya sabía que el PP estaba dispuesto a poner fin a 2.030 días de boicot.

El acuerdo del PSOE y el PP presentado en Bruselas ha puesto fin a la situación. El PP abandona la línea roja del cambio de sistema de elección para que sean los jueces los que elijan a los jueces. Había dicho que esa reforma debía ser anterior a la renovación del Consejo o simultánea.

El PSOE acepta que el nuevo CGPJ acuerde en seis meses por consenso con una mayoría de tres quintos una reforma sobre ese punto que luego iría al Parlamento. En palabras del ministro Bolaños, “acto seguido se inicia un diálogo para comprobar si es posible mejorar el sistema de elección de vocales del Consejo”. Si es posible. El PP está convencido de que desde luego que será posible.

Ya antes de que se conociera el acuerdo, Vox y Podemos coincidieron en denunciarlo. Después, lo calificaron de traición o rendición. “Se ha consumado la traición del PP y la estafa a sus electores. Demuestra que (el PSOE y el PP) son lo mismo”, dijo Santiago Abascal. Ione Belarra afirmó que el Gobierno se ha rendido: “Arranca una nueva legislatura de gran coalición, porque el PSOE ha elegido como socio de gobierno al PP”.

Sumar se mostró satisfecha con el pacto al poner fin al “secuestro” del CGPJ por el PP, aunque con cierto escepticismo por parte de Antonio Maíllo, líder de IU.

Por lo que dijo más tarde Alberto Núñez Feijóo, no parece que el PP esté pensando en iniciar un romance con los socialistas. Presumió de que se han cumplido “casi en su totalidad” los objetivos de su partido y de que la independencia judicial queda asegurada: “El PSOE no va a controlar el poder judicial. El PP, tampoco”.

Preguntado por qué no fue posible llegar a este pacto en 2022, al poco de llegar a la presidencia del PP, se limitó a decir que es ahora cuando se han cumplido sus exigencias, aunque en realidad nunca planteó que hubiera que esperar a una propuesta del nuevo Consejo para discutir sobre un cambio del sistema de elección. También consideró esencial la mediación de la Comisión Europea.

En 2022, el acuerdo estaba hecho y le convenía para marcar su autoridad dentro del partido como un líder diferente a Pablo Casado. Al final, no pudo resistir la presión. Un par de titulares y la oposición del PP de Madrid, con un whatsapp de Ayuso incluido, fueron suficientes para hacerle rectificar. En su momento, plantearon la excusa de que no era posible por la reforma del delito de malversación. Ahora no ha sido un obstáculo la aprobación de la ley de amnistía y el comienzo de su aplicación.

Tanto el PSOE como el PP vendieron el acuerdo como un triunfo que beneficia a toda la sociedad –“un gran día para la democracia”, según Bolaños–, que es lo que hacen siempre los partidos al llegar a un pacto de gestación complicada. Es mejor anunciar rápidamente la victoria antes que otros la definan de forma diferente.

En el apartado de 'otros', figura de forma especial Isabel Díaz Ayuso, que ya había dejado clara su posición. “El PP no puede ser la tabla de salvación de este Gobierno solo y roto cuando se está ahogando”, dijo a El Mundo en una fecha tan reciente como mayo de este año. Por si había alguna duda, y en relación a una pregunta sobre el CGPJ, lo reiteró diciendo “y menos en una cuestión en la que el PSOE no es fiable, como la Justicia”.

Se podría interpretar que Feijóo ha dejado claro a Ayuso quién manda en el PP. Teniendo en cuenta todo lo que ha tenido que tragar en estos dos años, al menos tiene derecho a presumir durante unos días. Fuentes del equipo de Ayuso dijeron a última ahora que el contenido del acuerdo “es lo que la presidenta pedía”. Es curioso, porque no era eso lo que había estado diciendo en público. Lo importante en estos casos es que el perdedor aparente que no está caído en la lona. Sólo está tomándose un descanso.

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