Tras su semana horribilis, en la que supo que tendrá que sentarse como testigo en el juicio de Gürtel, conoció detalles de los manejos de su excompañero de Gobierno Rodrigo Rato para favorecer a sus empresas desde el despachos oficial y se precipitó otra redada contra el anterior presidente del Gobierno de Madrid, Ignacio González, Mariano Rajoy viaja este fin de semana a Brasil para celebrar una cumbre bilateral con otro dirigente asediado por la corrupción. El presidente Michel Temer vive inmerso en un gigantesco escándalo: tiene a ocho ministros imputados por el Tribunal Supremo y la Fiscalía de aquel país lo define como “el cerebro de una trama de sobornos”.
Ningún otro mandatario, salvo el argentino Mauricio Macri, con el que se reunió para celebrar el giro a la derecha de dos países vecinos tras el impeachment a Dilma Roussef, ha realizado una visita institucional a Brasil en los nueve meses de mandato de Temer.
El último en disculpar su ausencia la pasada semana fue el Papa Francisco, quien renunció a acudir, tal y como había prometido en 2013, al 300º aniversario de la Virgen de Nosa Señora da Desaparecida, la patrona del país. En lugar de viajar, Francisco envió una carta que adelantó el diario O Globo, en la que pedía al presidente brasileño que atienda a los pobres.
Ese es el contexto de la visita de Rajoy al presidente Temer, un dirigente ninguneado por el resto de mandatarios europeos y latinoamericanos y que cada día protagoniza las páginas de tribunales. Durante dos días, Rajoy y Temer mantendrán una intensa agenda institucional que incluye encuentros con directivos de empresas españoles como Indra o Telefónica.
El lunes en Sao Paulo, ambos presidentes participarán en una cena donde una fundación rendirá homenaje al expresidente brasileño Henrique Cardoso. Sobre Cardoso pesa también una petición de la Fiscalía para que sea investigado, después de que un empresario arrepentido haya contado que financió sus campañas electorales sin haber declarado sus donaciones, algo ilegal en Brasil.
El martes en Brasilia, Rajoy acompañará a su anfitrión en una declaración institucional conjunta en la que la prensa no podrá hacer preguntas. El país se encuentra sumido en una sucesión de escándalos de corrupción a raíz del caso Oderbrecht, una constructora acusada de pagar sobornos a políticos de varios partidos y a distintos presidentes, desde Lula da Silva, al propio Temer cuando era vicepresidente de Dilma Roussef.
El caso se ha bautizado allí como la delación del fin del mundo por la magnitud que han tomado los acontecimientos. De momento, 67 exdirectivos de Oderbretch ya han contado cómo sobornaron a políticos de todos los colores a cambio de garantizarse leyes favorables y contratos públicos.
Que Temer no sea investigado ahora -las leyes de Brasil impiden jugar a un presidente por hechos que no correspondan al ejercicio de su cargo- no anticipa que no vaya a serlo en el futuro. Un informe de la fiscalía atribuye mordidas a su partido de más de cuatro millones de euros.