Mariano Rajoy regresó anoche a su residencia oficial en La Moncloa desde la votación en el hemiciclo con un dudoso récord: es el primer presidente en funciones salido de las urnas que sufre una derrota por mayoría absoluta en el Congreso de los Diputados. Ninguno de sus antecesores en la historia de la democracia había sufrido un varapalo semejante: 180 noes (todos los partidos salvo PP, Ciudadanos y Coalición Canaria rechazaron apoyar su investidura) frente a 170 síes.
El líder del PP se queda en una delicada situación que no vivieron ni Adolfo Suárez, ni Felipe González, ni José María Aznar ni José Luis Rodríguez Zapatero. Este último dirigente socialista fue el único que tuvo que someterse a una segunda votación de investidura en el comienzo de la novena legislatura pero ni siquiera entonces fue derrotado en las urnas: el 9 de abril de 2008 recibió el respaldo de 168 votos a favor (se quedó a ocho de la mayoría absoluta) frente a 158 en contra. Dos días después, esa mayoría simple (sumó un escaño más, el de la diputada socialista que se ausentó en la primera votación) permitió a Zapatero continuar en La Moncloa y poner en marcha su estrategia política de geometría variable que le sirvió para mantenerse en el poder hasta 2011, cuando perdió las elecciones frente a Mariano Rajoy.
Mucho antes, en 1981, también fue necesaria una segunda votación en la investidura para ratificar la presidencia de Leopoldo Calvo Sotelo recordada por el intento de golpe de Estado militar del 23 de febrero justo cuando se recontaban los votos. Pero Calvo Sotelo también sumó más síes (169 síes) que noes (158) el 21 de febrero y además no había sido elegido en las urnas sino que heredó el cargo del dimisionario Adolfo Suárez. El 25 de febrero cuando se reanudó la situación, una vez frustrada la intentona golpista, Calvo Sotelo sumó mayoría absoluta con 186 votos tras cambiar al sí las 17 abstenciones de Alianza Popular, CiU, Par y Unión Andaluza.