“Pensar que toda la ciudadanía es sospechosa de terrorismo es un disparate”
Rosa Aguilar, portavoz parlamentaria de Justicia del PSOE, forma parte de la delegación que negociará con el Gobierno la proposición de ley orgánica sobre medidas para combatir el terrorismo internacional. La diputada del PSOE acudió el pasado martes a la sede del Ministerio del Interior para escenificar el primer pacto de Estado que su partido pretende cerrar con el Gobierno de Mariano Rajoy. El primer gran pacto desde que Pedro Sánchez es secretario general.
¿Qué ha cambiado para que ahora el PSOE haya decidido cerrar un pacto de Estado con el Gobierno sobre terrorismo?
Que nos encontramos con una tramitación del Código Penal que el Gobierno quería hacer deprisa, corriendo y mal. Y con un paquete de enmiendas presentadas por el PP que no las ha informado ni el Consejo General del Poder Judicial, ni la Fiscalía, ni el Consejo de Estado. Y dentro de ese paquete iban una docena de ellas referidas a la lucha contra el terrorismo. Nosotros advertimos de que así no lo íbamos a votar. Incorporar esas enmiendas significaba por parte del Gobierno romper el consenso que siempre se ha alcanzado para luchar contra el terrorismo. Por eso Pedro Sánchez llamó al presidente del Gobierno para decirle que le parecía extremadamente grave que rompiera lo que siempre ha sido habitual, hablar, dialogar e intentar acordar con nuestro partido. Y no solo con el PSOE, sino con todos los grupos parlamentarios.
Ustedes han pedido tiempo al PP para no romper los consensos en materia antiterrorista, ¿tienen confianza en que esa nueva legislación salga del consenso?
Ellos pensaban imponer sus medidas antiterroristas desde la mayoría absoluta, de la manera que suelen hacerlo habitualmente en el Parlamento. Nuestra voluntad es que haya ese acuerdo contra el terrorismo yihadista con todos los grupos, y en eso estamos trabajando.
¿Por qué no convocaron entonces a los demás grupos parlamentarios?
Es que quien llama al presidente del Gobierno para que se produzca un encuentro para pedirle que se separen las enmiendas y ver si se puede alcanzar un acuerdo es nuestro secretario general. No era una reunión para hablar de contenidos con todos los grupos. Solo era una reunión previa para hacerle esa propuesta. No sé lo que haría el Gobierno, pero nada más acabar la reunión nuestro portavoz empezó a llamar a los grupos para que conocieran que el Gobierno aceptaba retirar de la tramitación del Código Penal las enmiendas contra el terrorismo y para decirles que se abría un nuevo momento político donde debíamos estar todos.
¿Van a llamar a Podemos y a Ciudadanos para que participen y aporten sus propuestas?
El acuerdo tendrá que sustanciarse en el Parlamento a través de una proposición de ley orgánica y quienes pueden firmarla son los grupos con representación parlamentaria. Pero si Podemos o Ciudadanos nos quieren hacer alguna propuesta formal, pues que la hagan, como las hacen los ciudadanos u otros colectivos. Es lo razonable.
La lectura de las enmiendas que el PP ha redactado hace pensar que casi todo es terrorismo... ¿Cómo les han explicado en el PP este catálogo tan amplio de nuevos delitos que serán considerados como terrorismo?
De la lectura que hemos hecho en el PSOE podemos decir que son unas enmiendas mal redactadas, cuando es un tema en el que hay que ser tremendamente escrupuloso, serio y riguroso. Hay conceptos jurídicos determinados que podrían llevar a cualquier ciudadano a poder ser juzgado por delito de terrorismo, y esto es una absoluta barbaridad. Por eso le hemos dicho al Gobierno que eso así no puede quedar.
En las enmiendas se dice que “alterar la paz social” o manifestarse ante una institución, como el Congreso, puede ser considerado terrorismo si hay altercados “graves”. ¿Si el PP mantiene estas ideas, se levantarán ustedes de la mesa?
Esto lo vamos a enmendar en su totalidad. No se puede tener un artículo como el 571 con un nuevo apartado donde se incrementan sustancialmente los delitos de terrorismo. Eso de “alterar gravemente la paz social” es tan indeterminado que, ante cualquier acción de protesta, de reivindicación, de manifestación o de huelga, nos podemos encontrar con que personas a las que no se les tiene nada que achacar se les pueda acusar de un delito de terrorismo. Esto es un disparate. No se puede pensar que toda la ciudadanía es sospechosa de terrorismo. Porque, ¿a qué se considera “alterar la paz social”? Los conceptos jurídicos tienen que estar bien determinados, concretos y claros, y no lo están.
Cuando el PP dice en otra enmienda que “influir o condicionar de modo ilícito la actuación de cualquier autoridad nacional o extranjera” también será terrorismo, ¿están pensando en los escraches?
No solo en los escraches. Están pensando en muchas otras cosas que desgraciadamente pueden entrar, tal y como lo plantean, en ese concepto. Pero el que ahora se pueda pensar que una persona que hace un escrache es un terrorista, es un disparate, un disparate. Por eso todo esto hay que abordarlo con mucha seriedad, rigor y, sobre todo, mucha responsabilidad porque estamos hablando de derechos de la ciudadanía, que tiene derecho a ejercer la huelga y a manifestarse. ¿Cómo se puede considerar que eso es “alterar la paz social” y pueda ser juzgado por un delito de terrorismo? Creo que la forma y la manera en la que el PP ha redactado estas enmiendas es muy desafortunada y equivocada.
Y si lo que quiere decir el Gobierno es que quiere poner bajo sospecha a toda la ciudadanía, que lo diga claramente.
¿No es un despropósito el hecho de penalizar con entre uno y ocho años de cárcel el consultar habitualmente páginas en internet de contenido yihadista?
Esa es otra de nuestras líneas rojas. Hay periodistas, investigadores y una variedad diversa de personas que deben informarse y utilizar este tipo de páginas. Así que es una de las enmiendas que tiene que sufrir una radical modificación porque es incomprensible que la hayan redactado de esta manera. Por eso digo que la responsabilidad de asumir que esto no puede quedar así es del Gobierno. Un acuerdo requiere un espacio común de todos los grupos parlamentarios.
¿Ven voluntad en el Gobierno y en el PP de retirar o de matizar algunas de sus enmiendas?
En el Gobierno y en el PP está la responsabilidad de admitir que todo esto está mal redactado y mal planteado y que hay que ir a un nuevo espacio con una nueva redacción y nuevos contenidos.
Si el PP insiste en su plan y decide ir en solitario, ¿en qué punto nos situaría eso?
Yo no quiero ser la que ponga ni un solo pequeño palo en la rueda a la posibilidad de un acuerdo. Ante el terrorismo yihadista tenemos que tener fortaleza como país, pero sin perder derechos ni un ápice de libertad. Por ahí el PSOE no va a pasar. Creo que ambas cosas son perfectamente compatibles.
Lo que ustedes sí ven con buenos ojos es la creación de un registro de pasajeros en la UE.
Nosotros hemos puesto encima de la mesa que no nos gustaba nada ni el tono ni el contenido en que lo estaba expresando el ministro. Por parte del PSOE ya pusimos de manifiesto nuestras dudas. De todas formas, esto del registro no va a ir en ningún caso al acuerdo contra el terrorismo. Queda fuera. Irá a otro lugar, pero a este acuerdo no va a ir. Vamos a esperar por tanto.
¿Cree que este pacto con el Gobierno va a ser entendido por el electorado del PSOE?, porque ya se están escuchando voces internas de militantes que lo critican.
Yo le pediría a nuestro electorado que den una oportunidad al diálogo y que lo evalúen en términos de contenido. Hemos abierto una puerta al diálogo. Si gana la ciudadanía, seguramente todos vamos a estar de acuerdo en que haya ese diálogo.
¿Temen que a raíz de los atentados en Francia se radicalice el discurso de algunos partidos, como el del propio PP, como parece que ya está ocurriendo?
Hay una evidencia y es que los partidos de la extrema derecha en Francia rápidamente han utilizado los atentados de París con otro fin. Yo espero que el PP, que durante toda esta legislatura parece que gobierna solo para la derecha extrema, no coja los mismos derroteros. Algunas de las manifestaciones que han hecho algunos de sus dirigentes preocupan.
