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Crónica

Sánchez y Feijóo despliegan sus catálogos electorales en el Senado: vivienda y Doñana vs. ocupación y división del Gobierno

25 de abril de 2023 22:12 h

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España ya sólo se divide entre quienes creen que el 28M servirá para mostrar la puerta de salida de la Moncloa a Pedro Sánchez y quienes sostienen que Feijóo es un 'bluf' que no convence ni a propios ni a extraños. El Senado, también.

La Cámara Alta se convirtió este martes en escenario improvisado de una batalla dialéctica encarnizada entre el presidente del Gobierno y el líder de la oposición para desplegar sus respectivos catálogos electorales: vivienda y Doñana vs. ocupación y división en el Gobierno. El primero redobló su apuesta por la construcción de vivienda pública con el anuncio de 20.000 nuevos pisos en terrenos propiedad del Ministerio de Defensa a través del SEPES (Sociedad Pública Empresarial de Suelo) y el segundo volvió a mencionar la ocupación como principal problema. El uno pidió al PP que cumpliese con la legalidad europea en Doñana y el otro respondió con la división del Gobierno y con una solemne sentencia: “Vengo a derogar el sanchismo”.

Durante casi tres horas, en el que era su cuarto cuerpo a cuerpo en el Senado, Sánchez y Feijóo se atizaron sin tregua ni compasión hasta el punto de sacar a pasear la forma en que cada uno de ellos tomó las riendas de su partido. Empezó Feijóo con el biombo de aquel tristemente célebre 1 de octubre de 2016 en el que los socialistas se abrieron en canal en su sede federal y siguió el presidente con un recordatorio para que su adversario no olvidara que su partido lo aupó a la presidencia “para tapar un caso de corrupción de una dirigente del PP”, en clara alusión a Díaz Ayuso.

Esto ya sólo va de quién entra en tiempo de descuento

Esto ya sólo va, promesas y eslóganes aparte, de cuál de los dos liderazgos entrará en tiempo de descuento el próximo 28M. Por eso el presidente advierte, solemne, a su oponente que “esto le viene grande o le queda demasiado lejos” mientras Feijóo repite machaconamente que nada ni nadie “podrá frenar la fuerza del cambio que viene”. 

Todo empezó cuando Sánchez anunció su propósito de acometer la mayor ampliación del parque de vivienda pública en alquiler de la democracia y que promoverá otros 20.000 pisos asequibles en terrenos propiedad del Ministerio. Era el tercer anuncio sobre esta materia que hacía en menos de una semana y que sumado a las 50.000 viviendas de la SAREB y las 43.000 que se financiarán con créditos ICO, elevaban la oferta del parque público hasta 113.000 inmuebles. Una cifra que multiplicaba por 115 la apuesta por la vivienda pública de alquiler a precios asequibles y que en contraste con las 1.600 que apenas proyectó el PP en sus dos legislaturas sonaba apabullante. Y es que se empeñó en cargar con dureza contra el “modelo neoliberal” del PP, que equiparó con la “cultura del pelotazo, la corrupción y la especulación” a partir de la ley del suelo aprobada en 1998 por José María Aznar.

“El milagro de los panes y los pisos”

“¡Esto parece el milagro de los panes y los pisos!”, respondió en su réplica el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, ante la sucesión de anuncios de nuevas viviendas públicas que en una sola semana ha hecho el presidente. “Está viviendo de la deuda y el déficit y de empobrecer a las rentas medias y bajas de España”, le ha reprochado. “¡Es imposible ganarle en demagogia!”, añadió. 

No era la vivienda, salvo para abrazar el discurso populista de la “ocupación”, la materia en la que quería centrarse Feijóo. Al líder del PP le interesaba mucho más poner el foco en la división del Ejecutivo y en la ley del solo sí es sí, que saldrá adelante gracias a los votos de la derecha pese a la resistencia de Unidas Podemos. “De nada, no hace falta que me dé las gracias”, ironizó antes de, en un alarde de creatividad, espetar un “váyase, señor Sánchez”. No se acordará, seguro, de que la autoría del célebre “váyase, señor González” que profirió Aznar a principios de los 90 del siglo pasado fue de Miguel Ángel Rodríguez, el verdadero artífice del fenómeno Ayuso y probablemente el hombre que hoy envenena sus sueños como envenenó los de Pablo Casado.

“Su Gobierno está roto, dividido, sin liderazgo y secuestrado por el independentismo y el populismo”, arguyó en una especie de recopilación de los hits que circulan por sus terminales mediáticas más afines. ¿Su programa de gobierno? “Derogar el sanchismo”. 

Por si hubiera alguna duda, Sánchez y Feijóo están implicados ya en la campaña en una especie de primera vuelta de las generales, algo que, al rebajar las expectativas iniciales, pretendía evitar el PP en las últimas semanas, si bien la dirección nacional está convencida de que emular a Vox y cabalgar a lomos del “antisanchismo” les dará buenos resultados.

Cuando Sánchez pidió a su rival que retirase la iniciativa del Parlamento andaluz para legalizar los pozos ilegales de Doñana, Feijóo echó mano del repertorio de Alfonso Guerra, al que mencionó como fuente de autoridad para pedir al presidente que no usara ese asunto como un disparadero electoral“. Pero para entonces el debate ya rozaba más lo personal que lo político y el jefe del Ejecutivo se detuvo en criticar el tono ”faltón“ de su oponente, a quien dibujó como alguien ”irritado, agresivo y frustrado“. 

“Su salto a la política nacional ha sido un chasco”, le atizó sin miramientos, antes de recordarle, en alusión a sus ataques por la ley del solo sí es sí, que “cuando uno comete un error, lo mejor es rectificar” y que ya había “pedido disculpas públicamente a las víctimas”.

“¿Se siente humillado por que el PP haya cambiado sus leyes como dice Podemos?”, le había preguntado antes el líder de los populares. “¿Forma parte del partido de la guerra? ¿Cree que el señor Tezanos manipula el CIS? ¿Es tan machista como insinúa Yolanda Díaz? ¿Cree que Marruecos es una dictadura? Su Gobierno está roto. Ni los ministros tienen la dignidad de dimitir ni usted la autoridad para cesar a nadie. Ha asumido que usted es el mayor lastre de su Gobierno y por eso está intentando aupar una marca blanca”, le espetó en clara alusión al proyecto Sumar que encabeza la vicepresidenta segunda.

“Ustedes no creen en la vivienda pública, porque la venden a fondos buitres”, le respondió Sánchez para ponerlo en contraposición con su plan de vivienda. “¿Van a votar que no?”, añadió al tiempo que ironizó con que el debate se le estaba haciendo largo a Feijóo y le recordó que su último plan de vivienda en Galicia fue “¡una vivienda!”. “Póngale una placa, hombre”, se mofó tras reiterar una vez más como colofón del debate: “No sé si esto le viene grande o esto le queda demasiado lejos. Dele una vuelta a lo que le digo”.

Prepárense para lo que viene en las próximas semanas. Esto no ha hecho más que empezar.