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Sánchez refuerza la dirección del PSOE con varios ministros para dar un impulso al partido hasta el próximo congreso

Pedro Sánchez durante la reunión de la Ejecutiva del PSOE el pasado lunes.

Esther Palomera / Irene Castro

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No es la primera vez. En 2012, lo hizo también Alfredo Pérez Rubalcaba, aunque no es la fórmula que establecen los estatutos del PSOE. Pedro Sánchez, como su antecesor en la secretaría general, ha decidido aumentar el número de miembros de la Ejecutiva Federal del PSOE sin pasar por el máximo órgano entre congresos. Entonces se sumó Ramón Jáuregui como vocal nato en calidad de coordinador de la Conferencia Política que sentó las bases del proyecto socialista después de la derrota electoral de 2011.

Ahora, José Manuel Rodríguez Uribes, titular de Cultura y miembro de la dirección federal pero no de la Permanente, se incorpora al núcleo duro junto a María Jesús Montero, Salvador Illa y Carolina Darias. Nuria Marín, del PSC, que dirigía hasta ahora la secretaria de Política Social, será sustituida por Luz Martínez-Seijo, que llevaba los asuntos de Educación pero no era miembro de la Permanente.

Javier Izquierdo, responsable de Formación pasa al área de Relaciones Sociolaborales, que formará parte también de la Comisión Permanente para seguir de cerca todos los asuntos sobre la derogación de la reforma laboral aprobada por el PP que el Gobierno impulsará en breve. El secretario de coordinación, Santos Cerdán, se hará cargo de las relaciones y la coordinación entre el Gobierno y el partido, una labor que ya desempeñaba de facto en su calidad de número dos del secretario de Organización, José Luis Ábalos.

Precisamente fue a Ábalos a quien Pedro Sánchez encargó hace días una reconfiguración de la dirección federal con el propósito de impulsar la voz del partido hasta el próximo congreso federal, después de que el presidente del Gobierno y secretario general del PSOE decidiese que el cónclave se celebre en 2021 -y no el próximo verano como sopesó inicialmente- para que no se solapase con las citas electorales de Galicia, Euskadi y Cataluña que tendrá lugar este año y tampoco con la tramitación de los Presupuestos Generales del Estado.

La reorganización hay que enmarcarla en la voluntad de Sánchez para que la voz del PSOE deje de estar subsumida, como hasta ahora, en la del Gobierno y darle un nuevo papel para que no vaya a remolque del Consejo de Ministros. “Con un gobierno de coalición y con una derecha que no dará tregua esta legislatura, el propósito es mantener la tensión y la movilización en el territorio”, defienden desde Ferraz.

El presidente ha impuesto además un nuevo calendario, en el que la Permanente se reunirá todos los lunes mientras que el plenario de la dirección lo hará cada dos meses. Sánchez tiene además intención de presidir la cita semanal del núcleo duro del PSOE para dar mayor realce al partido. Desde que llegó a La Moncloa era rara su presencia y muy irregular la periodicidad de las reuniones de la Permanente. Ahora, desea que la voz del partido resuene cada lunes y que la agenda gubernamental se despliegue entre martes y jueces, reservando viernes, sábados y domingos a la acción territorial del partido para que los ministros que se incorporan a la dirección y el resto de ejecutivos se vuelquen en los territorios y recorran todas las federaciones socialistas.

Ábalos ya tiene elaborado un intenso calendario con el que redoblar la presencia en los territorios y un detallado plan de actuaciones hasta el verano que Sánchez detallará en el próximo Comité Federal del partido. Del mismo modo, Ferraz contará con una nueva unidad de contenidos para centralizar respuestas y argumentarios y un plan de sostenibilidad para todas sus sedes.

Sin duda, el secretario general refuerza con todo ello el peso político de la dirección y la voz de una Ejecutiva que improvisó, tras la euforia de su victoria en las primarias frente a Susana Díaz, y que está compuesta en su práctica totalidad por quienes le ayudaron en su reconquista de la secretaría general, después del traumático 1-O de 2016 en que el Comité Federal forzó su dimisión.

El presidente quiere ahora una Ejecutiva de alto voltaje que acompañe al Consejo de Ministros durante una legislatura en la que la derecha no ha dado ni siquiera los cien días de gracia. Y así se lo transmitió el pasado lunes a la dirección federal, donde hubo quien defendió el papel de una Ejecutiva que ha sumado cinco victorias electorales en un año.

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