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El sector crítico de Ciudadanos resucita con Bal e Igea y lanza una opa hostil contra la actual dirección

Edmundo Bal atiende a los medios en presencia del procurador de Cs en las Cortes de Castilla y León, Francisco Igea

Carmen Moraga

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No hay vuelta atrás. La decisión de la nueva dirección de Ciudadanos, que encabezan Patricia Guasp y Adrián Vázquez, de no presentarse a las elecciones generales del 23J tras la debacle sufrida el 28 de mayo en las elecciones municipales y autonómicas, es ya irrevocable. Así lo confirman fuentes de la Ejecutiva del partido a esta redacción después de que corriera la versión de que durante la reunión que había mantenido el lunes este órgano, tanto Guasp, como Aruca Gómez -que fue candidata a la Comunidad de Madrid-, como Mamen Perís, dirigente del partido en Valencia, habían defendido frente a Adrián Vázquez la posibilidad de estudiar un cambio de postura ante las numerosas críticas y protestas que había suscitado el no concurrir a las próximas generales. “No es verdad que haya habido enfrentamiento o fisuras entre Patricia y Adrián. Hubo un debate, es verdad, pero ambos respetan una decisión que fue tomada por la propia Ejecutiva y refrendada después por mayoría en el Comité Nacional, al que no se le debe enmendar”, insisten las mismas fuentes, que lo que si reconocen es que hubo cierta tensión por no haber sabido comunicar bien la importante decisión ni a la militancia ni al resto de los dirigentes del partido que no están en los órganos de dirección.

No obstante, en la cúpula del partido se escudan en que algunos -como Bal- declinaron la invitación de acudir al Comité Nacional. “Igea sí lo hizo y pudo dar su opinión”, recuerdan desde la dirección. Posteriormente Bal explicó que no fue porque excluyeron al resto de los diputados del grupo parlamentario y no le pareció bien. “O todos, o ninguno”, fue su respuesta.

Lo cierto es que la inédita postura de no concurrir por primera vez a unas generales ha provocado la enésima crisis interna en Ciudadanos y resucitado de nuevo a los críticos, un sector que han decidido encabezar ahora los dos dirigentes que han peleado en los últimos años por hacerse con las riendas del partido, enfrentándose en distintos momentos a Inés Arrimadas: el procurador castellanoleonés Francisco Igea -que le disputó el liderazgo en unas primarias en 2020-, y Edmundo Bal, con el que la ya expresidenta del partido mantuvo un agrio y enconado duelo hace tan solo unos meses para quedarse con los restos de la formación que vive sus últimos estertores. Bal perdió y anunció que abandonaría la política al acabar esta legislatura. Pero no parece que vaya a ser así.

Conocida la noticia, el aluvión de descontentos ha continuado creciendo ante una decisión que consideran “incomprensible y egoísta”. La indignación es tal que, pese a saber que ya no hay vuelta de hoja, este sector crítico sigue presionando a la cúpula para que reconsidere su postura. Si de aquí al lunes -último día de plazo para presentar las candidaturas electorales-, no lo hace están dispuestos a forzar una Asamblea General extraordinaria con el fin de censurar a la Ejecutiva, es decir, para “votar si se les echa o no”. Tanto Bal como Igea han coincidido estos días en la necesidad de impulsar una nueva etapa en Ciudadanos con los que “crean de verdad en el proyecto”. Pero para consumar sus planes necesitan el apoyo de un tercio del censo de afiliados, cifrado actualmente en unos 8.000 militantes, y en ello están.

Toda esta estrategia se fraguó el pasado domingo en una reunión celebrada en Madrid convocada por el responsable del distrito de Hortaleza, Borja Soto, en la que adelantaron que iban a abordar “el futuro de la formación” y ver qué pasos daban tras la negativa del partido a presentarse a las generales. Al cónclave asistieron Bal e Igea, el hasta ahora concejal de Madrid, Santiago Saura, así como otros diputados afines a Bal, y un nutrido grupo de militantes que les apoyan. La cita concluyó con la presentación de un manifiesto en el que sus impulsores reclaman “no resignarse al bipartidismo y a su permanente dependencia de nacionalismos y populismos” y en el que censuran dicha renuncia a acudir a las urnas mientras piden “revitalizar” el partido. El manifiesto corrió como la pólvora entre las bases y los cargos afines a Bal y a mediodía del martes llevaba ya más de medio millar de firmas.

Los promotores del escrito arremeten contra la dirección y recuerdan que concurrir a las urnas es algo “ineludible” para un partido de ámbito y vocación nacional. “Esa renuncia contradice el primero de los fines de un partido político: concurrir a los procesos electorales con un proyecto definido y propio”, agregan, recordando que el artículo primero de sus estatutos ya afirma que el partido “como expresión del pluralismo político, concurre a la formación y manifestación de la voluntad popular y es instrumento fundamental para la participación política”.

“No se conseguirá cumplir tal objetivo, obviamente, si desaparecemos del escenario electoral y de la propuesta de un modelo y proyecto para España en la cita esencial que son las elecciones generales”, añaden, haciendo hincapié en que “renunciar a influir en la vida política, a estar presentes en el debate público y, con ello, a intentar representar institucionalmente a quienes se sientan identificados con una propuesta liberal y progresista” no es “una opción”.

Los críticos se revuelven fundamentalmente contra Inés Arrimadas y Guillermo Díaz, miembros del Comité Nacional, donde ambos alentaron la idea de no presentarse el 23J y apoyaron a Adrián Vázquez -que es eurodiputado- , quien junto a otros miembros de la Ejecutiva defendió reservar los recursos económicos del partido para afrontar “el próximo ciclo electoral”. Esto provocó que le acusaran de utilizar la caja del partido “en beneficio propio”, para hacer “su propia campaña de cara a las elecciones europeas” previstas para dentro de un año.

El mismo jueves en el que se supo que el partido tiraba la toalla, Arrimadas y Díaz anunciaron que se retiraban de la política activa, “desvinculándose ante sus compañeros y su partido de la grave fase que tal decisión abre en Ciudadanos”, según les reprocharon los críticos, grupo al que le indigna que pese a la debacle sufrida el 28M ningún miembro de la Ejecutiva haya puesto siquiera su cargo a disposición de la militancia a la que “deben respetar”. Entre los firmantes del texto impulsado este domingo figuran varios de los hasta ahora diputados nacionales Juan Ignacio López-Bas, Mari Carmen Martínez y Sara Giménez. Todos ellos apoyaron a Bal en su particular batalla interna contra Arrimadas, a la que culpan de la situación en la que ha terminado Ciudadanos.

Al término de la reunión de este domingo, Bal no se mordió la lengua y acusó a Guasp y a Vázquez de “anteponer sus proyectos personales al colectivo” y de “quedarse con la cuenta corriente del partido”. Tras denunciar que la dirección se encuentra “bunkerizada y atrincherada”, el abogado de Estado, que días antes había tildado de “okupas” a los nuevos dirigentes y les había acusado también de tener “secuestrado” al partido, insistió en que aún había tiempo para cambiar de opinión para “no dejar huérfanos a los 300.000 votantes” que confiaron en ellos en las pasadas elecciones locales y autonómicas. Igea se sumó a las quejas de Bal y lamentó que la actual dirección haya permitido que la formación “pase a la clandestinidad”. En su opinión, Ciudadanos es “un partido de valientes” en el que es necesario “asumir responsabilidades tras los malos resultados”.

El mayor malestar de la cúpula naranja se focaliza en Bal, que ha estado protagonizando toda una gira mediática estos días elevando cada vez más el tono de sus críticas. Ante la escalada de ataques y “la gravedad de los mismos”, este martes el Comité Permanente decidía reunirse de forma extraordinaria en la sede nacional. Según fuentes de este órgano, durante la reunión se planteó si debería abrirse expediente informativo y disciplinario “a todos aquellos que con sus manifestaciones han traspasado las líneas políticas para entrar en el insulto personal”. Nadie personalizó en Bal pero estaba claro a quién iban dirigidas las advertencias.

A todo ello se ha sumado la primera fuga importante hacia el PP, como ha sido la de Nacho Martín Blanco, contra quien han cargado unos y otros al considerarle un “traidor”. El hasta ahora portavoz de Ciudadanos en el Parlament de Catalunya será el número uno de la candidatura por Barcelona del partido de Feijóo. El varapalo ha contribuido a que no se apacigüen los ánimos.

Según la información recabada por esta redacción, el sector crítico aguardará al día 30 de este mes, fecha en la que está prevista la reunión del Consejo General, máximo órgano político del partido entre asambleas, y al que pertenecen Bal e Igea, entre otros destacados dirigentes rebeldes, para abordar la situación. Será allí donde expondrán todas sus quejas y donde seguramente librarán la última batalla: si ese día no hay una renuncia de toda la cúpula, forzarán la convocatoria de una asamblea extraordinaria en la que Ciudadanos determine su futuro, si es que tiene alguno.

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