La sobreexposición de Esperanza Aguirre complica las aspiraciones de Ignacio González
Ocho entrevistas entre el 16 y el 22 de enero. Y no para cualquier cosa, sino para lanzar titulares incómodos para Génova y también para su sucesor, Ignacio González, quien está intentando definir un perfil político propio con la pretensión de alargar su carrera política.
En sus intervenciones en prensa (Abc), radio (Cope, Onda Cero y esradio), televisión (Telecinco, TVE y 13TV) e internet (elmundo.es), Aguirre ha sido mucho más dura que la dirección nacional sobre el 'caso Bárcenas', ha propuesto un 'fiscal anticorrupción' interno, ha expresado repetidamente su apoyo a Ángel Carromero, ha hablado de corrupción en el homenaje de Gregorio Ordóñez, ha defendido a González por su ático en Estepona y hasta por el proyecto de la Cañada Real Galiana, frente al Ayuntamiento de la capital. Ha entrado, como siempre ha hecho, en todos los asuntos de actualidad: desde lo más pequeño a lo más grande. Y todo eso sumado a su reciente fichaje por una empresa de cazatalentos, que no le está impidiendo mantenerse en la primera línea política.
“Lo de Luis Bárcenas es gravísimo, no sabemos cómo puede terminar, y ella ya se ha situado como una alternativa en la manera de abordarlo”, sostiene alguien que la conoce bien. “Esperanza ha visto tambalearse el tablero político con el Madrid Arena y el caso de Bárcenas y quiere sacar provecho para afianzar y extender su poder. Está a la expectativa y a río revuelto siempre gana ella”, afirman desde el partido. Quizá por eso, algunos en el partido sospechan que haya podido algo que ver con algunas filtraciones relacionadas con el caso Bárcenas.
El extesorero y exsenador es una persona muy ligada al corazón de Génova desde hace 30 años. Muy incrustado en la organización nacional del partido y a todos los dirigentes que han pasado por allí, desde Manuel Fraga hasta Mariano Rajoy, pasando por Alberto Ruiz-Gallardón, Francisco Álvarez Cascos, Javier Arenas, Ángel Acebes y José María Aznar. Es decir, desde el punto de vista del PP madrileño, nada que ver con ellos.
¿Y cómo logra Aguirre hacerse ver como una alternativa? “Esperanza tiene defectos, pero también muchas virtudes”, explican desde dentro, “y la mayor de ellas es que sabe decir en público aquello que quiere oír la gente, al precio que sea, sobre todo los votantes del partido. Y lo hace con grandes frases, como la de 'perseguir la corrupción caiga quien caiga' o lanzar la idea de crear un fiscal anticorrupción en el partido”. “Y hace como si López-Viejo [consejero destituido por su vinculación con Gürtel] parece que nunca tuvo nada que ver con ella”, recuerdan.
Este último asunto ha traído consigo la primera desautorización pública por parte de González: el presidente le recordó que no es algo que se pueda poner en marcha sin cambiar los estatutos, para lo que sería preciso un Congreso del partido, previsto para dentro de dos años.
Y es que, según cuentan los que los conocen desde hace años, recuerdan que llevan trabajando juntos desde 1996, en el Ministerio de Educación. “Se está viviendo el clásico proceso de transición de liderazgo sin que realmente lo haya, porque en este caso el líder no termina de irse. Pero Nacho [Ignacio González] le tiene muy bien cogida la medida y si hubiera un momento delicado, él no se apartaría nunca de ella”, afirman las fuentes. “Su alianza es inquebrantable”, dicen otros, “por encima de cualquier escándalo político, que nunca dura más de dos días”.
En cualquier caso, lo que sí confirman los que saben lo que se habla en las reuniones de Génova es que “habla fuera, pero no dentro, como ha ocurrido el otro día con el caso Bárcenas”. Y eso incomoda al partido, y también a las aspiraciones de González de conseguir suficiente confianza de la dirección del partido para ser candidato en las elecciones de 2015. De hecho, según explican en el partido, “González intenta acercarse a líderes regionales del Comité Ejecutivo, incluso procura demostrar distanciamiento con Aguirre porque sabe que le puede perjudicar en su futuro político”. Y es que Aguirre, que siempre ha ido bastante por libre, “ahora, aún más independiente, es imposible de controlar”.
En el otro frente, el municipal, la gestión de Ana Botella de la tragedia del Madrid Arena en la que murieron cinco jóvenes abrió la puerta a que el aguirrismo apuntara al Ayuntamiento, coto de su viejo enemigo político, Alberto Ruiz-Gallardón. Nunca antes se habían hecho tan evidentes las críticas y la desconfianza hacia la alcaldesa. “Nadie en otras circunstancias se habría atrevido a criticar o cuestionar a la esposa de [José María] Aznar”, comentan fuentes del Partido Popular.