El PSOE cambiará toda la mesa del Comité Federal
El PSOE deja caer a su “única autoridad”. La dirigente sevillana Verónica Pérez, próxima a Susana Díaz, dejará de ser la presidenta del Comité Federal, cargo que ha ocupado desde septiembre de 2014. Esa posición le valió para, en plena discusión sobre la legitimidad de la dirección de Pedro Sánchez tras las 17 dimisiones en bloque que querían forzar su caída, erigirse en mando de los socialistas.
La gestora ha decidido incluir en el orden del día del Comité Federal en el que el PSOE decidirá si se abstiene en la investidura de Mariano Rajoy un punto extra para la “elección de la mesa”. Ese órgano se encarga de dirigir la marcha de los debates del Comité Federal. Está compuesto por otros dos dirigentes -Rodolfo Ares y Nuria Marín- y se renueva al comenzar las reuniones por periodo de un año. Esta mesa ha funcionado desde septiembre de 2014 y el orden del día de los últimos cónclaves no ha incluido siquiera la oportunidad de seleccionar una nueva composición.
Esta vez varios barones acordaron el lunes en reuniones extraoficiales cambiar “la totalidad” de la mesa, según han reconocido algunos de los implicados a eldiario.es. Esas mismas fuentes aseguran que Susana Díaz aceptó renovar toda la mesa. “Una vez cambias a uno, los cambias a todos”, explican desde la gestora.
En el entorno de la que hasta ahora ha sido la presidenta del Comité Federal reconocen que es “normal” que la renovación se produzca de golpe y no solo se elimine a alguno de sus integrantes. Distintos dirigentes socialistas admiten que su intervención al reivindicarse como “máxima autoridad” del PSOE estuvo “fuera de lugar”.
El negociador Ares, el objetivo
Dirigentes socialistas admiten que uno de los principales objetivos de cambiar la composición de la mesa es acabar con la mayoría que tienen los partidarios de Sánchez -y defensores del “no es no”- en ese órgano. Entienden que, tras el encontronazo en el último Comité Federal entre sus miembros, podrían poner pegas ahora sobre qué debe responderse en la votación sobre la posición de la investidura. No es lo mismo que los delegados digan si quieren evitar terceras elecciones o si abogan por abstenerse para que gobierne Rajoy.
Otra de las prioridades de quienes apuestan por cambiar ahora la mesa es destituir del cargo a Rodolfo Ares. El dirigente vasco es un auténtico peso pesado en el partido. En su currículum destacan encargos como el de enviado a negociar con ETA durante el Gobierno de Zapatero. Cuando Sánchez buscó la investidura también se apoyó en Ares y le puso al frente del equipo que intentó un acuerdo con el resto de formaciones. El nuevo poder en el PSOE no le perdona al político vasco su papel en el Comité Federal que acabó con la dimisión de Sánchez.
Ares tuvo acaloradas discusiones con la presidenta de la mesa en aquella ocasión. Fuentes próximas a la dirigente sevillana dicen que llegó a ser brusco en determinados momentos. El exconsejero vasco se encargó de defender la postura de Sánchez frente a la de los críticos encabezados por la presidenta andaluza.
Así, sostuvo que los miembros que permanecieron leales a Sánchez en la Ejecutiva tenían derecho a voto, que lo que debía decidirse es si se convocaba un congreso exprés o no y que la votación debía ser secreta. En un momento dado, Ares le quitó el micrófono a Pérez y trató de imponer su criterio aduciendo que eran mayoría en la mesa. Ella respondió que era la “máxima autoridad” como presidenta de la mesa y que ésta no era un órgano colegiado.
“El papel que hizo no fue muy allá. Hemos conocido a Ares mejores. Se manchó un poco”, expresan fuentes socialistas. Al dirigente vasco le acusan de haber dado la orden de colocar una urna escondida para comenzar la votación secreta que provocó la pérdida de control definitiva de Sánchez.