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El tribunal no encuentra a la testigo protegida que acusa a Elpidio Silva de hacer “magia negra”

El juez Elpidio Silva saliendo del Tribunal Superior de Justicia de Madrid

Pedro Águeda

¿Dónde está TP 1/14? La testigo protegida con esta denominación se ha quitado de en medio. Con su desaparición, las intenciones de la Fiscalía de Madrid de condenar a Elpidio Silva a una pena de cárcel se evaporan. El juez está imputado por un delito de revelación de secretos, acusado de haber filtrado a los medios de comunicación los correos electrónicos enviados por Miguel Blesa desde la dirección corporativa de Caja Madrid. Todo el caso se basa en el testimonio de la mujer, que se presentó a la Policía como examante del juez y que, al llegar la hora de la verdad, no se presentó a declarar ante la juez que instruye el caso. Estaba citada para el 17 de julio. A día de hoy, el Tribunal Superior de Justicia de Madrid desconoce su paradero.

La jueza Susana Polo había llamado a declarar a TP 1/14 al término de una ronda de declaraciones dentro de la investigación a Silva. Todos los citados como testigos habían sido señalados por la mujer como personas del entorno del juez con acceso a los correos de Blesa. No había más indicios que el testimonio ante la Fiscalía y la Policía de la testigo protegida. Durante las declaraciones del mes pasado, uno a uno los testigos negaron haber tenido acceso a los mensajes, intervenidos por el juez durante su investigación al expresidente de Caja Madrid.

Pero al llegar el turno de ratificar su testimonio ante la jueza instructora, la testigo no se presentó. Por este motivo no pudo repetir las afirmaciones realizadas ante la Fiscalía y la Policía, tales como que el juez Elpidio Silva hace “magia negra” a sus examantes o que personas de su entorno son capaces de pinchar teléfonos. Tampoco se presentó a declarar Alberto Henarejos, el hombre que convenció a la testigo, según ésta, de acudir a la Fiscalía para denunciar a Silva. Henarejos decía trabajar para el CNI y ser miembro del Cuerpo Nacional de Policía, pero esos dos extremos han sido desmentidos por los investigadores. Él también está en paradero desconocido.

La imposibilidad de localizar a la mujer es más llamativa si cabe porque la jueza le había concedido, a petición de la Fiscalía, la condición de testigo protegida. Por este motivo, constaba un lugar de residencia y había agentes de la Guardia Civil encargados de su vigilancia. Sin embargo, esta no era permanente debido a la escasez de efectivos en la zona donde dijo vivir la mujer. Ahora, el TSJM ha ordenado a la Policía localizar a la testigo y a Henarejos.

La jueza Polo concedió la condición de testigo protegida a la examante de Silva a pesar de que los policías encargados de la investigación despreciaron el “valor probatorio” de sus afirmaciones y descartaron que el juez suponga una amenaza para ella. Además, la condición de testigo protegido se reserva a los casos de terrorismo o crimen organizado. “Se puede afirmar objetivamente que la TP (testigo protegida) podría pecar de cierta credulidad en cuanto al peligro que sufre, en cuanto a las posibilidades técnicas de intervenir y evitar la intervención de sus comunicaciones y el contenido de sus teléfonos y ordenadores, así como en cuanto a calidad de información que tuvieron realmente del caso Blesa las personas que menciona que le habían estado ayudando y apoyado para que denunciase”, decía el informe del Grupo III de la UDEV de Madrid.

Los policías aludían al testimonio de la mujer, que aseguraba que dos personas del entorno del juez le habían intervenido su ordenador y teléfono y que Henarejos había conseguido “despincharlos”. Respecto a las personas que dijo tuvieron acceso al correo, TP 1/14 asegura que solo a uno de ellos vio que Elpidio Silva le entregaba un pendrive, sin poder certificar lo que contenía. De la copia de esos correos, los policías dicen en su informe: “Nunca vio el contenido de los papeles”. La mujer también afirmó ante la Policía y la Fiscalía que Silva les practicó magia negra a ella y a otra examante, con el resultado de un esguince en el caso de la segunda.

Con pena de cárcel

El delito de revelación de secretos por parte de un funcionario está castigado con hasta cuatro años de prisión. En los próximos días podría conocerse el fallo del juicio que se ha seguido en el TSJM contra Silva por prevaricación durante la instrucción del ‘caso Blesa’. Tanto ese juicio, como el caso de la filtración parte de denuncias del Ministerio Público, con el impulso decisivo de su fiscal jefe, Manuel Moix. En su escrito de conclusiones, Moix aseguró que Silva debe ser condenado a 40 años de inhabilitación porque de lo contrario, la justicia quedará “desahuciada”. De esta forma aludía al título del libro de Elpidio Silva, La Justicia desahuciada, en el que el magistrado en excedencia carga contra la actuación de Moix en el caso Blesa.

Pero la acusación no queda ahí. La mujer entregó unos mensajes intercambiados con Silva para intentar demostrar que había sufrido maltrato. La Policía concluyó que se trataba de “una discusión de pareja por supuestas infidelidades”. “Ni en los minutos que expresamente mencionaba la TP 1/14 como de interés para la causa, ni en el resto de la conversación, se encontró ningún fragmento trascendente para la investigación sobre los delitos concretos ordenados”, concluyeron los policías. A pesar de ello, la jueza Polo derivó el posible delito de maltrato a un juzgado ordinario de Madrid.

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