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Noticia servida automáticamente por la Agencia EFE

Versos y orujo en memoria de Genarín en la noche del Jueves Santo en León

EFE

León —

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“Y siguiendo sus costumbres que nunca fueron un lujo, bebamos en su memoria una copina de orujo”; y obedeciendo esta consigna al pie de la letra, miles de devotos participan en León en la noche del Jueves Santo en el Entierro de Genarín, un acto en honor a un borrachín, amante de los burdeles, que falleció atropellado en 1929 por el primer camión de la basura que hubo en la ciudad.

Entre versos y alcohol, en torno a la una de la madrugada, se celebra esta procesión, que sirve de contrapunto al recogimiento de los actos religiosos de Semana Santa y con la que ni el mismísimo Franco, con su prohibición, fue capaz de acabar.

Todo ello, para rememorar vida y “milagros” de Genaro Blanco, de oficio pellejero, jugador de garrafina y gran bebedor de orujo, que murió a los 61 atropellado en la noche del Jueves Santo en León cuando se disponía a hacer sus necesidades fisiológicas junto a la muralla de la ciudad.

Ya al primer año de su muerte, también en Jueves Santo, cuatro de sus amigos, que se autodenominaron “Evangelistas”, decidieron rendir homenaje al difunto imitando su “vida ejemplar”, recorriendo las tabernas de mala muerte y prostíbulos que frecuentaba, mientras recitaban versos ingeniosos sobre las andanzas del “santo” y bebían orujo, explica a Efe Fermín Carnero, de la Cofradía del Santo Padre Genarín, uno de los organizadores de este acto.

Así, año tras año, el homenaje fue ganando en adeptos hasta que en 1957 fue prohibido por el franquismo, un veto que lejos de terminar con la tradición contribuyó a darle más notoriedad, ya que se siguió celebrando en la clandestinidad hasta 1974, cuando volvió a ser autorizado.

Desde entonces, y hasta hoy, miles y miles de devotos, abrigados sobre todo por dentro con orujo, desafían la lluvia, o lo que venga, y salen en procesión durante varias horas desde la Plaza de Santo Martino, en el Barrio Húmedo de la ciudad, hasta la Muralla, junto a la cual falleció Genarín y donde le rinden un ocurrente homenaje.

El principal paso de la procesión es la imagen del “Santo” Genaro, abrazado a una farola y con una botella de orujo en la mano; Tras él, desfilan “La Muerte”, “La Moncha” -la prostituta que le tapó con el periódico tras fallecer- y, por supuesto, el barril de orujo, la bebida preferida del homenajeado.

Además, participan los pasos de los cuatro “Evangelistas”, promotores de esta procesión: un dentista y poeta, Francisco Pérez Herrero; un aristócrata venido a menos, Luis Rico; un árbitro de fútbol retirado, Nicolás Pérez, y Eulogio “El Gafas”, un taxista.

“Cocacola asesina, el orujo al poder” es otra de las consignas que más se oyen en este “entierro”, durante el cual se hacen varias paradas, a modo de “Viacrucis”, en las que se leen ingeniosas e irónicas encíclicas en memoria del “Padre Genarín”.

La vida y milagros del homenajeado ha quedado inmortalizada en una obra del leonés Julio Llamazares, titulado “El entierro de Genarín. Evangelio apócrifo del último heterodoxo español” (1981).

En este libro, el escritor alude a cuatro milagros: la redención de La Moncha, la prostituta que le tapó con un periódico después de morir; el ascenso a Primera de la Cultural y Deportiva Leonesa en 1955; la maldición del sereno de San Lorenzo en 1957, que se rompió la cadera cuando robaba las ofrendas que los devotos habían depositado en la muralla; y la curación de un nefrítico.

El 21 de marzo de 2008, los devotos de Genarín le añadieron uno más: el que “un Zapatero descalzo hubiera llegado a presidente del Gobierno, sin pucherazo, habiendo tanto paro y estando así los precios”, en alusión a José Luis Rodríguez Zapatero, “devoto” de Genaro, al menos en su juventud cuando fue bautizado con orujo, como el resto de los miembros de la Cofradía, según recuerda Carnero.

La marcha finaliza con la colocación de una corona de laurel en lo alto de la muralla, así como pan, un trozo de queso, una naranja y una botella de orujo, el menú preferido del homenajeado.

La vida de Genarín ha sobrevivido gracias al boca a boca, sobre ella se ha rodado un documental y su historia ha dado la vuelta al mundo. Belén Molleda.